La ideología capitalista y patriarcal dominante justifica la discriminación laboral de la mujer en el ideal del “salario familiar”, planteando que si el sueldo del hombre equivale al necesario para toda la familia, el de la mujer es “complementario”. Esta desvalorización pretende justificar que los sueldos de las mujeres sean más bajos, incluso en el mismo puesto de trabajo y dificulta el acceso a puestos de “responsabilidad”.

Según la EPA, tres de cada cuatro personas que trabajan en España lo hacen en el sector servicios y más de la mitad son mujeres, el 53,6% de los 12,76 millones que había en el sector. Este sector exige una gran dedicación y/o una jornada laboral con una amplitud de horarios que en la práctica impide conciliación de la vida familiar y laboral, conciliación que es importante dado que en este sistema el mayor número de horas del trabajo de cuidados lo hacen las mujeres.

Desde la década de los noventa se han producido nuevos modelos migratorios, aumentando la inmigración femenina de carácter económico. Muchas de estas mujeres llegaron al estado español como pioneras del proceso migratorio desde los países empobrecidos más castigados por el capitalismo, en una estrategia de supervivencia familiar.

La violencia contra la mujer es un fenómeno que persiste   de un modo grave y generalizado  reviste la  más diversas formas. Hay violencia física, sexual o emocional  que se produce en la pareja, la más extendida,  donde  casi la mitad de las mujeres que mueren por feminicidio  en el mundo son asesinadas por sus maridos o exparejas, un porcentaje que se eleva al 70% en algunos países.

Desde 2013 sólo hay 2 anticonceptivos de tercera generación financiados. Su precio oscila entre 10 y 30 euros al mes y son necesarios para tratar muchas enfermedades y problemas.

Por todos es conocido que el precio de los medicamentos es prohibitivo y que es cuestión de suerte estar sano o, si se ha de enfermar, que ese medicamento esté financiado por el Estado. De no ser así el precio es inasumible para muchas familias, máxime en la situación actual, lo que obliga a no tratar la enfermedad o hacerlo por otros métodos.

Blanca Ascanio es testigo mudo del asesinato de su hermano Guillermo el 4 de julio de 1941 a manos del franquismo en la tapias del cementerio del Este de Madrid.

Al hilo de la polémica desatada estos días por el descarado uso del cuerpo de las mujeres como una mercancía y un objeto más, conversamos con  Andrea, 23 años, jugadora de balonmano playa desde los 15. Su equipo es Super Pantxitas y se ha visto afectado por la polémica del uniforme reglamentario impuesto por Europa. También es jugadora de balonmano pista desde los 9 años, en C.B. San Adrián. 

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