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El caso Rubiales, ha puesto de manifiesto el machismo imperante en nuestro país y ha dejado al descubierto que se trata de un engranaje del sistema capitalista, que lo necesita y lo mantiene para continuar su dominación.

La selección femenina de futbol gana el mundial contra Inglaterra el 20 de agosto en Sidney, en el Accor Stadium, durante la celebración de este hito deportivo, que se retransmitirá en directo, el presidente de la Real Federación Española de Fútbol se convierte en el protagonista, toquetea, vapulea y abraza a la mayoría de las jugadoras, hasta el punto, que llega a besar sin su consentimiento a la futbolista Jennifer Hermoso.

Ese beso no consentido retransmitido en directo y, repetido miles de veces por los medios de comunicación recorrió el mundo, y, a pesar de los millones de personas a las que les pareció algo intolerable, a pesar del comunicado emitido por Jenni Hermoso, quienes tenían la potestad de hacer algo en ese momento, no hicieron nada en absoluto, ni el Gobierno, ni la FIFA y la Real Federación Española de Fútbol, ni la Fiscalía, y una vez más se permitió que se pusiera el foco en la víctima, y se la culpabilizara, que se la denigrara. Rubiales, el agresor, a pesar de que quedó grabado su comportamiento, inicia una campaña de desprestigio contra Jenni Hermoso de la que se empiezan a hacer eco un sin fin de machistas.

El mundo del fútbol miró para otro lado, los jugadores, entrenadores, todos los que incendiaron las redes cuando Vinicius recibió insultos racistas en el estadio del Mallorca guardaron silencio.

Pasaron cinco días desde que las jugadoras ganaron el mundial hasta la esperada celebración de la Asamblea General Extraordinaria de la Real Federación Española de Fútbol, en la que se esperaba que su presidente dimitiera para quitarse el problema de encima, sin embargo, Rubiales le grita al mundo, hasta en cinco ocasiones, que no dimite. El apoyo machista que recibe en esos días, lo hace sentir con la seguridad de que todo va a continuar como está.

No podemos olvidar que el auge de la extrema derecha en nuestro país ha destapado al fascismo mostrando su verdadera cara, llevando a cabo demostraciones públicas de machismo, y patriarcado, negando la violencia de género y los asesinatos machistas, atacando a las mujeres y al colectivo LGTBI+. Una parte muy importante de las personas que han apoyado a Rubiales tienen una ideología afín a la derecha y a la extrema derecha.

La no dimisión de Rubiales fuerza a la FIFA a intervenir y lo inhabilita durante 90 días y por fin la Fiscalía, el 8 de septiembre, presenta una querella contra Rubiales por presuntos delitos de agresión sexual y coacciones, y tras un esperpento con encierro en iglesia incluido, Rubiales dimite, pero sigue diciendo que el beso fue consentido, que se trata de una conjura contra él.

Rubiales hay muchos en nuestro país, las estadísticas ponen de manifiesto que una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de agresión machista en su vida y necesitamos erradicar estas conductas.

Este caso mediático tiene que servir como ejemplo en la luchar por la igualdad y contra el patriarcado desde las organizaciones revolucionarias porque, si se trata de un hecho que lo hemos visto todas y aun así, se duda y se culpabiliza a la víctima a pesar de tratarse de una deportista de relevancia internacional, ¿qué pasará cuando se trate de una mujer que sufre la agresión en su puesto de trabajo?, sin testigos, o ¿cuando se trate de una joven a la que manoseen en una discoteca?, ¿quién la va a creer?

El hecho de que la mayoría de las compañeras de Jenni Hermoso la apoyen y que hasta 39 jugadoras entre ellas 21 de las 23 que conforman la selección hayan firmado un comunicado pidiendo cambios estructurales en la Real Federación Española de Fútbol porque consideran que los cambios no son suficientes nos tiene que hacer pensar que todo esto ha servido para algo.

No hay que olvidar que el fútbol es un deporte de masas y que muchas niñas de la clase obrera quieren dedicar su vida a este deporte y no todas llegan a los grandes equipos, por eso también en el deporte debe existir igualdad salarial e igualdad de derechos.

La lucha de clases debe llevarse a cabo desde todos los ámbitos de la sociedad y como partido revolucionario debemos estar donde se produzcan los avances sociales, elevando la conciencia de la clase obrera para que este tipo de casos no se queden en la mera anécdota y nos sirvan para avanzar en la igualdad y, aunque es verdad que el feminismo burgués aprovecha también para arrimar el ascua a su sardina, no por ello, debemos de acallar nuestra posición.

Sonia Iruela

 

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