DESTACADO

Las Artes Marciales, sobre todo las de origen oriental, tienen la particularidad de contar con una filosofía de vida que las diferencian de otros muchos deportes y que influyen de manera directa en la educación ética y moral de sus practicantes, además del aspecto meramente físico.

El legado de paz y sabiduría de la cultura oriental se transmite, a través de la práctica de las artes marciales, cultivando valores de conducta positivos: humanidad, honradez, disciplina, sinceridad, lealtad, seriedad y esfuerzo.

Pero las Artes Marciales, como cualquier otra actividad del ser humano, no se libran de la influencia ideológica que, en un determinado momento histórico, reciban de la clase dominante. De este modo, podemos encontrar que en el mundo capitalista, la práctica de estas artes, salvo honrosas excepciones, se enfoca en el aspecto físico y técnico, dejando de lado los demás valores que contienen. Actualmente se ve, como a menudo, las personas dedicadas a las Artes Marciales, instructores, maestros e incluso autodenominados maestros, enfatizan solo el aspecto físico y técnico de sus discípulos, olvidando todo el acerbo cultural que los fundadores de estas disciplinas han ido incorporando. Esto hace que se malinterpreten los verdaderos fundamentos de las distintas escuelas, quedando limitado todo su hacer a la práctica de sistemas de combate cuerpo a cuerpo, donde los esquemas ideológicos del sistema burgués sitúan el individualismo, la agresividad injustificada, el desprecio a los más débiles y el culto a la imagen como pseudo-valores a imitar y que convierten a sus practicantes en verdaderas amenazas sociales.

En cambio, en países como la República Popular Democrática de Corea o Cuba, además de los indudables beneficios que su práctica tiene para la salud física y mental, se cultiva el desarrollo personal y demás valores ya mencionados, llegando a considerarse una de las disciplinas de esta Artes Marciales, el Karate Do “… como un arma de la Revolución”,

según el maestro Domingo Rodríguez Oquendo, padre del Karate cubano, ya que su práctica suponen un gran beneficio para la salud, tanto física como mental, de todos los ciudadanos en todas las edades, especialmente en niños/as y en jóvenes.

Y es en este contexto donde las palabras del Comandante cobran especial trascendencia: “… El deporte y la educación física constituyen actividades vitales para la salud, la educación, la recreación y el bienestar del hombre. La práctica del deporte y los ejercicios físicos puede hacer por la humanidad lo que no podrían alcanzar millones de médicos. La prolongación de la vida y la terapia contra numerosas enfermedades consisten hoy día en el ejercicio físico. El deporte y el ejercicio metódico educan, disciplinan, desarrollan la voluntad y preparan al ser humano para la producción y la vida” (Fidel Castro, 1985).”

Además de las indudables ventajas, tanto para la salud física y el equilibrio mental, de la práctica de las Artes Marciales, así como método didáctico de primer orden para la juventud, debemos situar la necesidad que tiene la clase obrera de dotarse de los sistemas  y métodos de combate cuerpo a cuerpo que las Artes Marciales ofrecen para confrontar, cuando sea necesario, la agresividad desatada por grupos neonazis, fascistas y demás basura burguesa. El Proletariado tiene que armarse ideológicamente, pero eso, por sí solo, no basta. De igual forma, para la mujer, esta práctica puede suponer un eficaz remedio ante el maltrato machista o la diferencia entre la vida o la muerte.

F.J. Ferrer

uyl_logo40a.png