Cuando el pasado mes de abril, Pablo Iglesias regalóJuego de Tronos al Rey Felipe VI, muchos medios de comunicación se apresuraron a aclarar que el Secretario General de Podemos es un reconocido aficionado a series y películas. De hecho, no solo las utiliza habitualmente como metáforas de la realidad política española, sino que incluso ha protagonizado conferencias sobre la serie Juego de Tronosy la coyuntura actual de España.

 

Otra obra audiovisual puede reflejar el auge de Podemos en nuestro país. En 2012 se estrenó la primera de una serie de películas: Los Juegos del Hambre. En un futuro apocalíptico, un régimen tiránico somete desde el Capitolio a los distritos, en que vive la clase obrera. Cada año escogen a dos adolescentes de cada distrito y los enfrentan en un duelo a muerte, hasta que sólo queda un superviviente. El duelo es retransmitido como un reality show por televisión. El propio dictador del Capitolio dice:

Si sólo quisiéramos intimidar a los Distritos... ¿Por qué no organizar una caza y ejecutarlos de una vez? Sería más rápido... [Lo hacemos por crear] esperanza... Es lo único más fuerte que el miedo.Esperanza, porque al menos uno se puede salvar.

Represión y esperanza, dos caras de la misma moneda, que en manos de un gestor político hábil sirven para perpetuar un sistema.

Afortunadamente, el propio Pablo Iglesias ha referenciado su proyecto y su vinculación internacional a Syriza, en Grecia, lo que permite, casi como quien se adelanta para leer el final de un libro de intriga, que Syriza sirva de espejo para la clase obrera española de lo que sí se puede y de lo que no.

El espejo no está roto: tanto Syriza como Podemos vienen a ser recambio del anterior bipartidismo, agotado por la gestión de la crisis capitalista. Tanto en un caso como en otro, estamos ante el recambio socialdemócrata tras el naufragio electoral de PASOK (y previsiblemente, de su hermano PSOE). El propio Pablo Iglesias ha identificado el programa de Podemos con el de la socialdemocracia clásica.

Es bien conocido el tipo de gestión que hace la socialdemocracia: sostenimiento del capitalismo y salvaguarda del beneficio de los monopolios privados como prioridad, ambientado con una alegre banda sonora plagada de guiños y migajas hacia la clase obrera. Es decir, la esperanza. Se adoptan medidas iguales a las de cualquier otro gobierno del capitalismo, pero desarmando a la clase obrera para responder, bajo la melodía de es lo único que se puede hacer, cualquier otro gobierno hubiera cedido aún más, esperemos un tiempo más y todo será diferente con la recuperación. Espera durante la que el capital sigue ganando. La clase obrera se puede hundir, el capital no. La socialdemocracia es, en una banda sonora, el violín: se agarra con la izquierda, se toca con la derecha.

Veamos cómo se ejemplifica esto en el caso griego.

Antes de las elecciones, Syriza se apresuró a apoyar una propuesta parlamentaria del KKE (Partido Comunista de Grecia) para derogar el memorándum impuesto desde la Troika. El memorándum contiene los principales ataques a la clase obrera griega, para hacerle pagar el precio de la crisis capitalista.

Sin embargo, Alexis Tsipras, actual Presidente Griego por el partido Syriza, reconoce ahora estar en un 70% de acuerdo con el memorándum y busca un acuerdo para pagar la deuda a los acreedores, extendiendo el plazo. No hay, por tanto, ni impago unilateral de la deuda ni reestructuración y auditoría ciudadana. Su única victoriaha sido que la Troika haya dejado de llamarse así. Eufemísticamente, se hace llamar ahora las instituciones, con las que Syriza sigue negociando. Según aclaró la Comisión Europea, la Troika ofendía la dignidaddel pueblo griego. Ahora el pueblo griego, gracias a Syriza, ha recobrado la dignidad según parece pero el plato sigue vacío.

Los acuerdos adoptados por gobiernos anteriores siguen adelante, incluyendo las privatizaciones que se habían acordado pero estaban pendientes de ejecución. Destacan entre ellas las de puertos y aeropuertos, incluyendo el Puerto del Pireo, el principal del país. Varoufakis, ministro heleno de Economía (anteriormente en el PASOK) ha afirmado:Queremos pasar de la lógica de las ventas a precios reducidos a la lógica de su desarrollo, en cooperación con el sector privado e inversionistas extranjeros. Todo sigue igual, para mayor gloria del capital griego e internacional. Pero eso sí, Tsipras insistió el 4 de febrero, en reunión con Hollande, en que habían recuperado la dignidad: ahora, al menos, las reformas las decide Grecia, sin ser imposiciones desde fuera. Teniendo en cuenta que son ataques a la clase obrera, el honor es dudoso.

En política internacional, el gobierno griego no sólo sigue comprometido con la política de la Unión Europea, sino también de la OTAN. Tras tres días de ruido mediático, el gobierno griego apoyó la renovación de las sanciones contra Rusia. Posteriormente Tsipras viajó a Moscú, donde ofreció al capital ruso participar en el reparto de la tarta de las privatizaciones. Durante el mismo periodo, Panos Kamenos viajaba a Estados Unidos, donde ofreció la explotación conjunta de los yacimientos de gas y petróleo de Grecia.

Kamenos es Ministro de Defensa y líder del partido derechista ANEL, con el que Syriza ha formado gobierno de coalición. Curiosamente, en 2012, Syriza había afirmado: No existe ninguna posibilidad de formar un gobierno de coalición con Panos Kamenos. Pertenece al espacio de la derecha.Un buen aviso a navegantes, para quienes fijan sus esperanzas en Podemos.

La segunda quincena de abril pareció cerrar el círculo: los ejercicios militares griegos INIOHOS 2015 y ASTRAPÍ cuentan, por primera vez, con presencia de tropas extranjeras. Y los invitados estrella de Syriza son Estados Unidos e Israel.

Antes de las elecciones, Syriza aprobóel llamado Programa de Thessalonika. En él, se recogían medidas urgentes de rescate ciudadanoa adoptar durante los cien primeros días de gobierno. Incluía la recuperación del salario mínimo, la elevación de las pensiones, reconectar el agua y la luz a todas las familias que no podían pagarla y otras medidas. Sin embargo, ya en el discurso de investidura, Syriza convirtióel programa de los primeros cien días en el de los cuatro años. Y desde entonces, nada se ha sabido de él: ninguna ley ni regulación han convertido las palabras en hechos. Las prioridades no se miden en retórica y desde enero sólo ha habido una ración extra de pago de la deuda, aunque esta vez con dignidad.

¿Quénos enseña el espejo de Syriza? Que la la gestión del capitalismo contra el propio sistema es imposible. El capitalismo cuenta con sus leyes de funcionamiento. Son leyes que no sólo se aprueban en parlamentos, sino que emanan de la propia naturaleza de un sistema basado en la propiedad privada de los medios de producción. El capitalismo no sólo se mantiene por las leyes en vigor, sino por todo un entramado de superestructuras políticas, jurídicas, sociales, internacionales e ideológicas.

La gestión del mismo no lo cambia, sino que lo reproduce. Y a estos efectos, Syriza es la esperanza: la ilusión de que existe una alternativa fácil, que sólo exige un voto cada cuatro años, que puede acabar de una forma poco traumática con las consecuencias del capitalismo, sin transformar las causas.

Pero la historia es tozuda y si algo nos enseña es que no hay caminos fáciles ni atajos. Todo proceso de cambio social estuvo precedido de mucho trabajo continuo, organizado y consciente de las masas y de su partido de vanguardia. Sólo en ellos hay una esperanza que estéen manos de nuestra clase y no del enemigo.

Juan N.

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