Dentro de las actividades que anualmente realizamos de limpieza y adecentamiento del local del PCPE en Las Palmas, teníamos, desde hacía varios años, un proyecto que queríamos llevar a cabo. De la mano de unos artistas amigos del Partido (Cecilia y Guillermo), decidimos decorar la puerta de nuestro local con un graffiti.

Huyendo tanto de la vulgar propaganda, que nos hubiera enanejado la posibilidad de transmitir valores revolucionarios, como de la “neutralidad”, siempre servidora de los intereses de la burguesía, nos decidimos, a propuesta de los artistas, por un diseño que hunde sus raíces en un arte popular entendido como forma de manifestación genuinamente contestataria en la que el elemento cultural es conceptuado como parte fundamental de la lucha de clases, como un recurso más en la que la clase obrera expresa su denuncia a esa forma de “arte” alienante que es la que dimana de las instituciones burguesas  de transmisión de “cultura”. 

Con la idea en mente, pues, de que la puerta de nuestro local fuera una extensión física de la lucha ideológica que en todo momento damos frente a la “ideología dominante”, nos lanzamos, de la mano de Cecilia y Guillermo, a una tarea que a lo largo de dos semanas de intenso trabajo nos llevó a culminar el proyecto planteado, debiendo incluso lidiar con intentos de sabotaje por parte de algunos descerebrados nazis a los que, como no podía ser menos, les molesta cualquier expresión cultural genuinamente obrera.

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