La clase obrera y sectores populares de Andalucía este 4 de diciembre no tiene nada que celebrar, pero sí mucho que reivindicar. Desde décadas atrás la burguesía ha venido imponiendo un modelo productivo que se basa en desmantelar todo el tejido industrial andaluz, ceder la soberanía agroalimentaria a favor de compañías transnacionales y dejar reducida la producción agrícola a una agricultura de exportación caracterizada por una brutal sobreexplotación de trabajadores y trabajadoras, sobre todo inmigrantes, condenando al mundo rural a la mendicidad, la emigración y el despoblamiento; reconversión de la pesca y la minería que ha llevado a estos sectores a casi su total desaparición. En resumidas cuentas, se ha sometido al pueblo trabajador andaluz a una reconversión brutal impuesta por la Unión Europea al servicio de los intereses de la oligarquía nacional y foránea, asociadas a grandes monopolios. Han convertido Andalucía en un parque temático de turismo barato a costa de condiciones de sobreexplotación para los trabajadores y trabajadoras de la hostelería, así como a quienes desempeñan su labor en el sector de servicios, comercio, asistencia a domicilio, etc. Al tiempo que se destruye el litoral. Promoviendo, además un alza de precios en necesidades básicas como, alimentación, electricidad, combustibles, créditos hipotecarios y la vivienda, que son utilizados con fines especulativos, una precarización sin límites que recae, como siempre, sobre la clase obrera.

En Andalucía, los intereses oligárquicos, ponen en peligro la propia vida, al destruir el nicho ecológico, destrucción de los humedales y masas forestales, así como esquilmación de los recursos hídricos, para dar continuidad a un modelo agrícola industrializado al servicio de monopolios, e imposición de un modelo energético denominado verde, que atenta contra el medio a través de la construcción de macro plantas fotovoltaicas y eólicas.

El 6 de diciembre de 1978, con la aprobación en referéndum del proyecto de Constitución, se consolidó el nuevo marco de dominación del bloque oligárquico-burgués, pasando del fascismo a la monarquía parlamentaria, como nueva forma histórica concreta de la dictadura del capital en el Estado español.

Solo fue eso, nada de democracia, ni recuperación de la soberanía popular, como se sigue situando desde los órganos de propaganda del poder burgués. Ese día, únicamente vio la luz el nuevo marco de dominación necesario para la incorporación de los monopolios españoles al mercado europeo a través de la posterior entrada en la Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea), y a la alianza militar y terrorista de la OTAN.

Décadas después, una somera evaluación de lo que ha supuesto este proceso de internacionalización del capitalismo español, y su nueva participación en el proceso de división internacional del trabajo, bajo la disciplina de los intereses y necesidades del gran capital europeo y norteamericano, deja un rastro de desindustrialización, privatizaciones, penetración del capital extranjero y destrucción del territorio que, unida a la presencia de las bases USA y la pérdida de la soberanía monetaria, convierten al Estado español en un apéndice de los verdaderos centros de poder en Washington y Bruselas que son los que realmente dictan las líneas generales y estratégicas del desarrollo económico, social, cultural y territorial.

Aquellos “padres de la Constitución” que, durante la llamada “Transición” (curiosa denominación para lo que en realidad fue la Segunda Restauración Monárquica, diseñada a imagen y semejanza de la Primera Restauración de 1874 a 1931), asumieron la responsabilidad de elaborar el marco legitimador para un nuevo ciclo de dominación del capital en el Estado español, lo hicieron exactamente bajo los mismos intereses de clase de quienes promovieron el golpe de estado fascista el 18 de julio en 1936.

Con el pretexto de abrirse a un nuevo periodo histórico “modernizador”, además de ahogar en sangre la lucha obrera y popular antifascista, las luchas de liberación nacional, no solo intentaron poner punto final a la memoria republicana, antifascista, de resistencia y liberación nacional de los pueblos y naciones oprimidas del Estado español, sino que decretaron una amplísima amnistía a favor de todos los asesinos y torturadores del período de la dictadura franquista y la llamada “Transición”.

“En cuestión de pobreza y precariedad, mujeres, jóvenes y migrantes siguen en primer plano"

El filósofo Aristóteles, en una de sus muchas sentencias, afirmó que “lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama”. Pareciera pues, que el capitalismo actual, decadente, decrépito, se hubiera afiliado al peripatetismo aristotélico para, en nombre de su “infinita bondad” y altruista “tutela”, hacernos amar las cosas (mercancías) por encima de todo lo demás.

Los datos lo dejan claro. Cada vez hay que trabajar más para tener menos. Según la consultora Adecco, cada trabajadora o trabajador, perdió solo en 2022 un 4 % de su poder adquisitivo. Esto aun teniendo en cuenta las subidas salariales. Desde el 2017, la pérdida acumulada sería de unos 523 euros anuales por cabeza.

El problema añadido a estos fríos datos es que, como de sobra sabemos por propia experiencia aristotélica, la adquisición de aquellos productos necesarios, no suntuarios, superficiales o fútiles, los que sirven para mantener firme nuestra base piramidal maslowiana, han sido los más afectados por la subida de precios.

Los alimentos aumentaron su coste un 14,7 % en 2022.  En 2023, las patatas subieron un  17,9 %, la carne de porcino un 10,5 %, los alimentos para bebé 10,4 %, el pescado y marisco seco ahumado un 10%,  el aceite de oliva…

Otro de los pilares básicos que permiten la reposición de nuestra fuerza de trabajo es la vivienda. Respecto a esto, un informe de Fotocasa, el portal inmobiliario, afirma que en la última década, las rentas de alquiler han aumentado un 51,4%; mientras que en los últimos siete años (hasta 2022),  el precio medio de la vivienda nueva y usada se revalorizó un 31 %. La tasadora Euroval pronostica que el precio de la vivienda seguirá creciendo hasta 2025, un 6%.

En relación a esto, la escalada de tipos de interés ha disparado el euríbor. Para quienes tuvieron la suerte de adquirir en propiedad una vivienda, las hipotecas a tipo variable se han encarecido entre 2022 y la actualidad un 50%.

El 20 de noviembre de 1975 moría en el hospital de La Paz el dictador fascista Francisco Franco Bahamonde, tras una larga agonía a manos su yerno Cristóbal Martínez Bordiú, marqués de Villaverde, y el resto de médicos a sus órdenes (Vicente Pozuelo Escudero y Vicente Gil García, médico privado del dictador). La idea era mantener al sátrapa con vida hasta el 26 de noviembre, momento en que se realizaría el cese de Alejandro Rodríguez de Valcárcel, presidente de las Cortes y del Consejo del Reino. Cabe recordar que este último organismo era el responsable de tomar el mando en caso de fallecimiento del jefe de Estado. El cadáver del dictador estaba demacrado, lo cual era indicativo de que se había intentado alargar su agonía artificialmente para asegurar la supervivencia de un Gobierno en descomposición.

Nada más que esto es el fascismo: la dictadura más reaccionaria y chovinista del capital financiero. Todo lo demás es pura retórica vacía: la lucha por la soberanía y el progreso, en contra de la decadencia moral; la apuesta por lo público y por el hermanamiento de la nación, etc. Nada de eso. El fascismo es hambre, tortura y represión. Ni siquiera entre los miembros del Gobierno fascista había respeto o amistad, solo ansias de poder político y económico. El fascismo es la representación de la mayor decadencia de la especie en términos de construcción social porque no es más que consecuencia de una crisis sistémica del modelo de producción capitalista que una «democracia» burguesa es incapaz de gestionar.

Francisco Franco Bahamonde muere, pero no con él la amenaza fascista. Estos días se ha podido ver cómo manifestantes contra la amnistía agredían a policías portando banderas de España en sus numerosas variantes (con el escudo borbónico, con el Toro de Osborne y con el águila de San Juan), así como banderas con la cruz de Borgoña, acompañadas con cantos y gritos fascistas y nazis. Mientras la policía agrede manifestantes antifascistas por delito de odio (golpes, detenciones ilegales, etc.), los manifestantes fascistas son los que agreden a la policía con total impunidad. El fascismo está tan arraigado en la estructura estatal que una «demócrata» como Esperanza Aguirre acudió a esas manifestaciones con orgullo.

El fascismo sigue siendo una realidad en el Estado español, mucho más allá del auge de Vox y otros grupos afines. El fascismo está institucionalizado en el poder judicial, en el ejecutivo y en el legislativo porque una «democracia» burguesa siempre necesita una vía de escape que reprima posibles insurrecciones y, en último término, una Revolución Socialista. Solo bajo la forma de una República Socialista de carácter Confederal se podrá limpiar el Estado de la carroña fascista.

¡FUERA FASCISTAS DE NUESTROS BARRIOS!

¡NO PASARÁN!

Secretaría de Memoria Histórica y Lucha Republicana

Se materializa la continuidad del gobierno de la socialdemocracia para mantener en la desmovilización y el empobrecimiento progresivo al pueblo trabajador frente a las ganancias del capital. La alianza PSOE-SUMAR no solo se sustenta en esta ocasión por las fuerzas socialdemócratas y reformistas del Congreso, también cuentan con el apoyo de la derecha nacionalista. El nuevo gobierno no varía ni un milímetro la senda del anterior Ejecutivo, nace determinado por su sometimiento a los intereses dictados por la Unión Europea y la OTAN, intereses que no son otros que los del capital y la guerra imperialista. A su vez, se acrecientan las confrontaciones internas de las formaciones que lo componen. En el PSOE sus facciones más conservadoras se levantan airadamente contra los pactos con el nacionalismo, mientras que SUMAR muestra su naturaleza individualista y sin principios por las luchas de poder entre PODEMOS e IU-PCE, acólitos de Yolanda Díaz. No nos equivocamos al afirmar que el escenario parlamentario emanado del 23J no ha hecho más que reforzar las conclusiones que el PCPE viene plasmando en sus comunicados y publicaciones y confirma las dificultades para recomponer la aritmética parlamentaria del bloque de poder.

La coyuntura muestra un horizonte en el que las consecuencias generadas por este sistema agonizante son incuestionables y atacan directamente a la vida de la clase trabajadora. En el contexto internacional de crisis general del capitalismo, se aboca a la Humanidad a un escenario de empobrecimiento, de sobreexplotación de su fuerza de trabajo, de saqueo de los recursos naturales, de guerra y de terror. Se multiplican las agresiones a los pueblos soberanos, a través de las armas, de la guerra tecnológica y del bloqueo; el genocidio y el crimen gozan de absoluta impunidad entre las instituciones internacionales; se esquilman los bosques, los campos, los mares y los acuíferos, el capital desangra la naturaleza con sus garras criminales.

La guerra en Ucrania es un ataque estratégico de la OTAN contra Rusia, y todo lo que este país representa en términos geopolíticos. En segundo plano es, también, una guerra contra China. La propaganda de los medios corporativos oculta esta realidad, con mentiras y manipulaciones. Un consejo: no veas la televisión.

Los carniceros de Kiev ni representan a nadie ni deciden nada. Entregan a su pueblo a una muerte brutal, al tiempo que su país va siendo tomado por los fondos buitre y los monopolios yanquis. Es la lógica del imperialismo, que necesita en cada caso de una oligarquía local que legitime su barbarie, y colabore al sometimiento de su propio pueblo.

EL OCCIDENTE COLECTIVO COMO SUJETO EN DECADENCIA

El Occidente Colectivo -el eje anglosajón y la OTAN-, que siente cerca su final como bloque hegemónico mundial, desata la violencia más letal que le facilita hoy su alto desarrollo industrial y tecnológico. En el capitalismo, el magnífico desarrollo de las fuerzas productivas es utilizado para la muerte, y no para la vida. Se expresa, también de esta forma, la barbarie del sistema actual, frente a la nueva civilización socialista que está empujando por venir.

CIA, NSA, MOSHAD, MI6, CNI, etc., son los servicios secretos de la muerte, que extienden su terror a todos los pueblos.

Guerras de conveniencia, golpes de Estado, magnicidios, todo le vale a este sistema moribundo. El asesino siempre es blanco, creyente cristiano, racista, hetero, y occidental. Las víctimas: Lumumba, Ché, Sankara, Kadafi, Cabral, Bishop, Hani …. Los pueblos que alcanzarán la victoria.

Este Occidente Colectivo carga en su historia con un pesado fardo: cruzadas, inquisición, esclavitud, colonialismo, Hirosima y Nagasaky, Fukusima... Ahora a ese fardo se añade el nazifascismo ucraniano y el nazifascismo sionista. Una carga excesiva para unas estructuras ya con debilitada capacidad de resistencia. El colapso.

En lo ideológico se levantan nuevos paradigmas. Ya no Disney, ya no Coca-Cola, ya no Wounded Knee, ya no american way of life, ya ni Myflower, emerge un mundo nuevo. Los “buenos” de siempre andan bien jodidos. Pierden su capacidad de engaño a ojos vista.

Cuando la era no puede más y se muere de dolor, cuando hay que acudir a lo urgente, pues se decide el porvenir en cualquier calle de Gaza o en cualquier tierra ocupada, es difícil concentrarse en lo necesario. Se desdibuja lo importante y cotidiano, y hablar de la violencia o del acoso laboral se antoja una pequeñez insignificante.

No obstante, hay que hablar de un problema  mundial y cuya base no es solo social o cultural, sino de un modelo de producción como  el capitalista, que se sustenta en la explotación y que cobija y ampara otras violencias y acoso en el trabajo. Bajo el dominio de la propaganda, de lo correcto y de las hipocresías se camufla  la rapiña y  nos exprimen  hasta la extenuación y la última gota de sudor, pero nos “venden la mona” de los protocolos de acoso en las empresas … tirita en el día a día del trabajo. Se lava y blanquean  conciencias, se enfanga la denuncia en protocolos y burocracias para,  finalmente, cargar culpabilidades en quienes  sufren esas situaciones de violencia laboral, siendo la mayor de las violencias la desposesión del producto de nuestro trabajo.

Volviendo a lo concreto, no es lo mismo el acoso laboral que el acoso de género en el trabajo. Pero ambos se ejercen de forma sistemática y recurrente, provocan  graves secuelas y  suelen producir el abandono del puesto de trabajo por parte de la víctima. El acoso por razón de género o sexo son aquellas  situaciones o comportamientos, no deseados y repetidos en el tiempo, hacia una persona en función de su género. Atenta  contra la dignidad y  genera un entorno laboral hostil, intimidatorio o degradante.

Algunas de las actuaciones típicas de este tipo de acoso son  las bromas y comentarios sobre las personas, el empleo de humor sexista, el uso de formas denigrantes, la evaluación del trabajo de forma sesgada o con menosprecio, en función de su sexo u orientación sexual.   En el caso de las mujeres además es habitual que sufran discriminación laboral como consecuencia de su maternidad. En muchas ocasiones las mujeres perciben cambios laborales tras el embarazo o la maternidad, que constituyen una discriminación directa y que igualmente constituyen acoso por razón de género.

La violencia contra las mujeres continúa y es continua, cotidiana, tanto que se normaliza, en ocasiones se oculta y últimamente se niega. Esta afirmación que algunos tacharán de ideológica es tan apegada a la realidad que negar esta realidad o cuestionarla es ser a la violencia de género lo que los terraplanistas a la ciencia.

Asesinato tras asesinato escuchamos y leemos lo mismo y cada año el número de víctimas no solo no baja sino que crece,  muchas mujeres son asesinadas por sus parejas o exparejas, incluso menores de edad, y se les dedica dos minutos hablados en el telediario y un minuto de silencio en su localidad, y vuelta a la al normalidad.

Sí, el movimiento feminista ha puesto desde hace tiempo este tema en la agenda política y se han llevado a cabo campañas de concienciación social, también por parte del gobierno, pero es evidente que no funcionan, no erradica ni definitivamente, ni siquiera parcialmente esta violencia estructural.

Han pasado 20 años desde que se empezaron a contabilizar las muertes por violencia de género, 1.236 mujeres asesinadas desde 2003. Este 2023 se ha dado un alarmante  aumento de víctimas, 51 hasta hoy, con una preocupante también bajada del total de denuncias que ha conocido su nivel más bajo desde 2009.

La prevención, la sensibilización, la sanción y la reparación son las actuaciones fundamentales que deberían llevarse a cabo frente a las violencias machistas pero no que se hacen o se hacen parcial y precariamente. La Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) ha constatado un incremento de la violencia que sufren niñas y adolescentes, un 39,7 % en cuatro años con  especial incidencia de la violencia machista (un 87 %), con una tendencia a la normalización de determinadas conductas violentas, ya que el 70 % no denuncia, datos de un estudio elaborado a partir del análisis de las llamadas y testimonios que llegan a esta organización. Entre las principales conclusiones, han destacado el aumento de menores de edad atendidas por violencia en sus cuatro variantes: violencia de género, doméstica, sexual y otro tipo de violencia física o psicológica. Las llamadas por violencia machista representan el 53,8 %, siendo el dato más preocupante  que el 47,1 % de las mujeres no son conscientes de estar siendo víctimas y  el 70,3 % no denuncia ni tiene intención de hacerlo.

El genocidio no es solo el exterminio directo por las armas. Es también la destrucción de la calidad de vida, de las condiciones materiales de vida de una población. Es el empobrecimiento premeditado, la asfixia económica y la persecución de todas las vías por las cuáles una pequeña economía puede intentar reproducirse.

Este 2 de noviembre, por trigésimo primera ocasión consecutiva, el mundo acaba de rechazar masivamente el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba. Con 187 votos a favor, dos en contra (Estados Unidos e "Israel") y una abstención (Ucrania), el resultado demuestra el aplastante consenso internacional sobre el carácter ilegítimo e injustificado de ese conjunto de medidas que los cubanos llamamos bloqueo y la política estadounidense clasifica bajo el eufemismo de embargo.

Y mientras los cubanos que amamos a nuestra isla celebrábamos la victoria, la sangrienta ofensiva israelí continúa desarrollándose en Gaza. Hoy el Ministerio de Salud de la Franja dio un nuevo parte de las víctimas que se ha cobrado la agresión israelí: más de 9 mil muertos, de ellos tres mil 760 niños y dos mil 326 mujeres y más de 32 mil heridos. Hospitales al borde del colapso y un bloqueo total de todos los productos básicos.

Ambas noticias, vistas de conjunto, pueden ser útiles para reflexionar sobre el genocidio y el capitalismo contemporáneo.

En sus más de seis décadas de aplicación, el bloqueo contra Cuba ha buscado deteriorar la economía cubana y sus capacidades de reproducción, de modo que se afecte la calidad de vida del pueblo cubano y se provoque el hambre y la desesperación extrema a la cual apuntaba el famoso memorándum de 1960 de Lester Mallory, entonces subsecretario adjunto del Departamento de Estado norteamericano. El objetivo es canalizar con fines políticos este descontento y destruir en la conciencia de la población cubana el socialismo como alternativa viable para el desarrollo de la nación, en los marcos de un proyecto de soberanía y justicia social.

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