Joaquín y Alberto llevan sepultados por un corrimiento de tierra en el basurero de Zaldibar desde el 6 de febrero. Ante este suceso la prioridad del Gobierno Vasco fue reabrir la AP-8 frente al rescate de los 2 trabajadores enterrados vivos.

Éste es otro macabro ejemplo de la nula importancia de las vidas de los y las trabajadoras en el capitalismo. Dos días antes de ser sepultado, Joaquín advirtió a sus superiores de que había una grieta en el vertedero, y llevaba semanas avisando de los riesgos de seguir echando basuras al ritmo que se estaba haciendo.

Igualmente, los y las bomberas que participaron en el rescate el primer día no supieron que se trataba de un basurero hasta que lo descubrieron in situ, además Osalan, esperó a que se reabriese un carril de la AP-8 para informar que había amianto en el vertedero.

Este vídeo, que publica Unidad y Lucha, es un acto de solidaridad del PCPE con la clase obrera colombiana, que lucha valientemente por sus derechos y por su emancipación.

La brutalidad de las imágenes demuestra, de forma incuestionable, la violencia extrema que la burguesía colombiana, presidida por Iván Duque, ejerce contra la clase obrera y contra el pueblo, para defender los intereses dictatoriales del capital. 

La serie de Watchmen supone al mismo tiempo la continuidad y la renovación del cómic y de la versión cinematográfica, que reproduce de manera bastante fiel la novela gráfica de Alan Moore. La serie mantiene la atmósfera, los juegos temporales, aunque sólo alguno de los personajes resiste que la trama la traslade a un presente ucrónico frente a los momentos álgidos, los de la mutua destrucción asegurada, de la Guerra Fría en los que se sitúan las producciones previas. La serie, sería importante al menos ver también la película, narra una trama doble en la que por un lado unos personajes buscan, para destruirlo y ocupar su lugar, al Dr. Manhattan, trasunto de la divinidad, y por otro hay una especie de KKK que quiere acabar con los derechos políticos de los afroamericanos.

Pero, como no todos somos fans de Watchmen, me centraré en dos cuestiones en que la coherencia ideológica entre cómic y serie se ve, a pesar de la continuidad aparente, seriamente comprometida.

El fetichismo de las efemérides y sus rituales responden a la mitomanía burguesa por el sistema métrico decimal. En el marco del caduco parlamentarismo del Régimen monárquico neofranquista de 1978, de cara a la investidura del gobierno del PSOE y sus acólitos, hubo señorías que parafrasearon en el hemiciclo algunos párrafos aludiendo a Galdós, compitiendo quienes se echaban en cara sus diatribas carnavalescas apostilladas por menciones a Galdós, aprovechando, cómo no, el centenario de su muerte. Resulta patético que sus señorías esperen cien años para mencionarlo. Pues bien, las patéticas escenas en el atril bien merecerían una novela de enredo por entregas dentro de unos ridículos episodios nacionales de la decadente Corte de Felipe VI. Sus pantomimas clownescas quizás se aproximen más a los Esperpentos. Pero en este caso nos centraremos más en Don Benito, que en Valle Inclán.

Joachim Fiebelkorn (Leipzig, 5 de abril de 1947), neonazi alemán y legionario español, es un desconocido para la mayoría —gracias a que su historia, ya publicada, ha sido omitida por los grandes diarios españoles, como El País o El Mundo— y, sin embargo, se trata de una de los personajes más singulares del siglo pasado y el actual. 

Fiebelkorn posee un castillo con símbolos nazis y franquistas en la costa mediterránea española (Rojales, Alicante), en el que se celebraban reuniones organizadas por la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de la Vega Baja. Sin embargo, Joachim Fiebelkorn es mucho más que un hermano mayor de antiguos legionarios: es historia viva de los últimos ochenta años, es el nexo de unión entre nazis, la CIA, la Legión española, el Bundeswehr, la cúpula militar española, altos mandos de la Guardia Civil, las sangrientas dictaduras latinoamericanas del siglo XX y algunas de las masacres terroristas más sangrientas de las últimas décadas.

Las contradicciones nacionales en el seno del capitalismo español no pueden negarse hoy. La crisis de régimen es evidente; el sistema de partidos, la monarquía y el encaje de las naciones que conforman el Estado están en cuestión. El bloque de poder, cada vez más desgastado, no encuentra una salida satisfactoria.

No deja de sorprender que este año otorgaran el Premio Nacional de Narrativa a una novela tan provocadora como Lectura fácil. Tanto que Seix Barral no la publicó porque Cristina Morales se negó a la censura masiva que la editorial le exigía. Cuatro mujeres con discapacidad intelectual viven en un piso autónomo pero custodiado por trabajadores sociales. Todas narradoras con voz clara y no distorsionada por la representación de la discapacidad. Todas narran, menos Marga que aparece narrada… por sus compañeras, por los jueces o las asambleas políticas. Marga, no obstante, es el personaje clave para comprender Lectura fácil. Marga representa el acto de libertad y la represión estatal. Ocupa un piso en Barcelona, apoyada por un grupo libertario, y escapa del control de los servicios sociales durante unos días. Posteriormente, aunque en la novela se cuente en paralelo, es sometida a un proceso judicial para decidir sobre su esterilización porque el Estado considera peligroso su libertad sexual.

En todas las personajes centrales de Lectura fácil se palpa esa imagen del Estado como biopolítica, como fuerza normalizadora que castra, aquí sí, literalmente, a quien no cumple los requisitos establecidos o se salta los márgenes de movimiento. El Estado es ejercicio del poder sobre los cuerpos, pero no aclara, Cristina Morales, con qué objeto se produce esa dominación. ¿Para el poder mismo? ¿Por la tranquilidad de la normalidad? El poder modifica los cuerpos, sí, pero hay algo más que el goce no subjetivo y ubicuo del Estado en su actuación. Incluso cuando trata de censurar su denuncia como Seix Barral. Aquí hay un matiz esencial para diferenciar Lectura fácil de Joker, que abordaremos al final.

Según el Reglamento (UE) No 10/2011 el plástico se define como “polímero al que pueden haberse añadido aditivos u otras sustancias y que es capaz de funcionar como principal componente estructural de materiales y objetos finales”. Un polímero es una sustancia macromolecular formada por la unión repetitiva de moléculas sencillas denominadas monómeros. Los seres vivos estamos formados por polímeros, como las proteínas, algunos azúcares o ácidos nucleicos, fácilmente degradables. La diferencia radical con los plásticos es que éstos, al ser productos de síntesis industrial cuya fabricación comenzó a ser masiva hace tan sólo 65 años aproximadamente, no han permitido que la evolución biológica desarrollase los sistemas enzimáticos que permitieran su rápida biodegradación ambiental: de ahí los cientos de años necesarios para la completa degradación de una simple botella de plástico.

En el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (LPGC) gobierna, en esta legislatura y en la anterior, el tripartito PSOE-PODEMOS-NC. La Concejalía de Urbanismo, en ambos períodos, la ejerce el podemita Javier Doreste.

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