Se va diluyendo el glamour de la nueva socialdemocracia. Aquellos -cercanos- tiempos en los que todo era defender “a los de abajo” frente a los de arriba se manifiestan como locuras de juventud, una vez llegados a puestos de responsabilidad en la gestión del sistema capitalista.

LAS TRABAJADORAS Y LOS TRABAJADORES TIENEN QUE REORGANIZAR SUS FUERZAS Y PREPARARSE PARA LANZAR UNA AMPLIA OFENSIVA  DE LUCHA DE MASAS FRENTE A LAS NUEVAS MEDIDAS ANTIOBRERAS QUE LA BURGUESÍA TRATARÁ DE IMPONER

Parte del alegato presentado por Gerardo en la vista de sentencia celebrada el 12 de diciembre de 2001:

Que sepan los señores fiscales que la única sangre que podría haber en estas manos es la de mis hermanos caídos o asesinados cobardemente en las incontables agresiones y actos terroristas perpetrados contra mi país por personas que hoy caminan tranquilamente por las calles de esta ciudad. Sangre por la que un día juré que estaría dispuesto a sacrificar mi propia vida si con ello podía proteger a mi pueblo de semejantes crímenes.

Felipe González sentó nuevamente cátedra en una entrevista publicada por el diario El País el pasado 28 de Enero, en la que reconoce la crisis en la cúspide del capitalismo español (“hace algún tiempo que presenta síntomas de deterioro el sistema surgido en la Transición y la Constitución del 78”) y lanza un dardo envenenado contra los dirigentes de Podemos (“son puro leninismo 3.0.”).

No por recurrente en estos últimos 21 meses, en los que hemos tenido que concurrir a 4 diferentes convocatorias electorales (andaluzas, europeas, autonómicas y municipales y generales), deja de requerir un importante esfuerzo político y organizativo el trabajo electoral en todas sus fases y aspectos. La legalidad y el proceso de las Elecciones burguesas está diseñado para la intervención de equipos técnicos dedicados profesionalmente y la idea es que, progresivamente, queden desplazadas las opciones políticas que, como la nuestra, no encajan en ese planteamiento institucionalizado de la actividad política.

Los resultados de las Elecciones del pasado 20 de Diciembre confirman el agotamiento del oportunismo político representado por Izquierda Unida y por el PCE. Las viejas políticas reformistas, lejos de lo que pudiera parecer y con independencia de la voluntad de parte de la militancia de esas organizaciones, han cumplido con su propósito: desarmar política e ideológicamente a la clase obrera. Ahora es el momento de la nueva socialdemocracia representada por Podemos.

Una formación sociohistórica en quiebra

La segunda transición, como intento de resolución de la crisis en la cúspide que vive el capitalismo español, tiene en Catalunya una expresión absolutamente diferenciada, y que permanece en un largo impasse desde las pasadas elecciones del 27S.

El resultado de estas Elecciones no supone ninguna situación de mejora para la clase obrera. Viejos y nuevos partidos seguirán desarrollando las viejas políticas que impone la dictadura del capital.

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