Ya habíamos asumido que los partidos políticos cuando se presentaban a las elecciones hicieran promesas al aire con la intención de recabar votos. Esas promesas una vez en instalados en los distintos gobiernos no se cumplían. Tampoco ahora.

Esa falta de ética política y de rendición de cuentas hacia quienes votamos es completamente inocente en comparativa con la práctica en boga consistente en mentir descaradamente, lo que los modernos llaman “fake news”, o manipular la realidad de los hechos, tergiversando perversamente la realidad, para que determinados planteamientos ideológicos sean asumidos por una masa enajenada gracias a los “mass media” y la desinformación generalizada.

 

El programa del PCPE es un llamado a la dignidad rebelde de nuestra juventud, a que plante cara y ponga fin a esta situación de exclusión social a la que es sometida. El capitalismo le niega el presente y el futuro a la juventud obrera y de los sectores populares, y ellos y ellas tienen la obligación de organizarse y luchar para defender sus derechos. Sufren la agresión del paro, la mercantilización de los estudios, la degradación de los barrios populares, el consumismo y la alienación constante que le imponen los monopolios de la comunicación y aun tienen, los monopolios y sus gobiernos, la desvergüenza y el cinismo de decir que son lo que más importa de la sociedad

 

UNA ESPAÑA REPUBLICANA Y SOCIALISTA, QUE SEA UNIÓN VOLUNTARIA DE PUEBLOS LIBRES

España transita, desde hace años, por una etapa que expresa el progresivo agotamiento del proyecto histórico de la burguesía para este país. Proyecto socialmente injusto, violento y reaccionario, sostenido por una alianza funcional de la burguesía con la Iglesia, monarquía y los cuerpos represivos a su servicio.

 

El capitalismo teje una tupida red de complicidad con el patriarcado para someter a las mujeres trabajadoras a una doble opresión. Levantemos un muro de resistencia frente al machismo secular que sigue azotando la realidad en todos los ámbitos de nuestra vida.

 

La avidez insaciable de recursos naturales que impone el consumismo capitalista, está llevando al Planeta al borde del colapso. No hay capitalismo verde; su existencia está en permanente contradicción con un desarrollo social y científico del medio ambiente al servicio del pueblo trabajador.

Se llenan la boca de patria y banderas y han cedido toda la soberanía a estas instituciones. Hoy España es un país sin soberanía monetaria, ni capacidad para elegir sus políticas económicas y sociales. Tampoco la política de defensa responde a las necesidades de un pueblo que quiere vivir en Paz y sin enemigos, pues formamos parte de la organización militar imperialista –OTAN- que más terror y muerte genera a lo largo y ancho del Planeta.

¡Solo se defiende la soberanía nacional si se defienden los intereses del pueblo trabajador!

Por increíble que parezca, todavía en nuestra ciudad hay edificios de titularidad pública que contienen en su estructura elementos fabricados con fibrocemento contenedor de amianto. Este material fue muy utilizado durante el boom de la construcción en España entre los sesenta y los noventa por sus prestaciones: flexibilidad, resistencia y sobre todo bajo precio.

PROHIBIDA SU UTILIZACIÓN.

En el año 2001 fue prohibida su utilización porque entre otros problemas para la salud, se demostró que podía causar asbestosis, cáncer de pulmón, mesotelioma pleural y peritoneal, cáncer gastrointestinal, de laringe, colon-rectal, etc.

El fracaso de la burguesía para construir un proyecto nacional que, desde la libertad, vincule a todos los pueblos y naciones de España, hace necesario levantar un nuevos Proyecto Histórico para nuestro país que sea una unión de pueblos libres y soberanos. Todos los pueblos tienen derecho al ejercicio de la Autodeterminación para decidir cuál es su vínculo con otros.

La propuesta del PCPE que se fundamenta en el poder obrero y popular, es la única que abre una vía para un futuro de unidad y convivencia en una nueva nación republicana y socialista.

Sí, una forma distinta de organizarnos es posible y vale la pena intentarlo. La hegemonía ideológica de la burguesía afirma que vivimos en el mejor de los mundos posibles, pero los y las comunistas sabemos que eso es falso. Si la única certeza que hoy tiene la clase trabajadora, es que el futuro de sus hijos/as será peor que el suyo, no podemos permanecer sin hacer nada.

La concentración del poder en la reducida minoría que ostenta la propiedad de los medios de producción, choca frontalmente con el, cada vez más extendido e imprescindible, carácter social de la misma. Solo en el Socialismo otro mundo es posible

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