Hoy hablamos con María, joven trabajadora de 25 años, entrenadora de equipos de remo y estudiante de ingeniería química. Una mujer fuerte y combativa que lucha por construirse un futuro.

Cuando se decretó el Estado de Alarma y se inició el confinamiento domiciliario María se encontraba trabajando en el sector hostelero…”En el momento en el que se instauró el confinamiento domiciliario paré totalmente mi actividad laboral entrando en ERTE, sin cobrar siquiera los quince días del mes de marzo". Además, como estaba infracotizando (trabajaba más horas que las cotizadas) la prestación por ERTE se vio afectada, recibiendo una cantidad bastante inferior a lo que venía cobrando (que ya era bastante poco).

Con la gestión irresponsable y criminal de la crisis sanitaria de la Covid19, realizada por  el capitalismo y sus consejos de administración gobernantes, ha quedado patente que mantener la tasa de ganancia en el cada vez más irracional y destructivo ciclo de reproducción del capital es su única prioridad. Entramos así en un año donde todos los escenarios posibles dependerán de la lucha de clases.

Si a las pretensiones de la oligarquía, volcada  en incrementar la explotación, se le da  merecida y organizada respuesta, 2021 será recordado como el año en el que se le pararon los pies y el pueblo organizado dijo basta. Basta de precariedad, basta de recortes, basta de miseria, basta de explotación.

Desde las más diversas trincheras de lucha, levantemos una potente contraofensiva obrera y popular capaz de darle la vuelta a esta situación y lograr que, a partir de 2021,  sean los ricos los que paguen su crisis y pierdan todos  sus privilegios.

El caso más aberrante de «crimen organizado» a nivel mundial, se llama capitalismo. En sus más de tres siglos, organizó la destrucción del planeta, la depredación de la condición humana, pobreza, miseria y hambrunas. Foto: Tomada de El Periódico

Yo he preferido hablar de cosas imposibles porque de lo posible se sabe demasiado.

Silvio Rodríguez

Una y otra vez, Phil Connors se despierta en el mismo lugar, a la misma hora y en el mismo día. Es una metáfora fílmica (1993) traducida al español como «Día de la Marmota». Puede aplicarse, con algunos retoques, a la pesadilla ideológica burguesa, espesa y esclerotizada, en la que despertamos diariamente sin aparente cambio… ni escapatoria. Son los vestigios del «empiriocriticismo» que Lenin desmenuzó (1908), pero estirados por décadas para esconder las tensiones entre clases sociales; para ocultar el pensamiento emancipador y enjaular las mejores tesis maduradas en las luchas recientes. No es la Filosofía, como actividad productora de pensamiento crítico, lo que está en decadencia, son las ideas de la clase dominante. Funérea.

Se sabe, desde siempre, que un modo (entre muchos combinados y desiguales) para derrotar a un enemigo u oponente, radica en hacerle perder todo lo que de confianza hubiere podido abrigar respecto a su victoria. Arrebatarle su certeza, su dignidad y sus destrezas convenciéndolo (antes, durante o después de la batalla) de su insolvencia, su pequeñez, sus complejos y su inferioridad: desmoralizarlo pues. Y para ese fin se han estudiado, y se estudian, mil modos de precipitar la derrota del oponente desde las más cotidianas, y aparentemente intrascendentes, burlas, desprecios, calumnias… hasta las más sofisticadas agresiones, verbales o simbólicas, entrenadas en laboratorios de guerra sicológica. Aquí se entiende la moral como la entendía Adolfo Sánchez Vázquez.

Leyendo el artículo publicado en Público el 6 de Diciembre por el Vicepresidente segundo del Gobierno de España y, a la vez, líder de la cada vez más Partido y menos coalición bicéfala Unidas Podemos, uno llega a diversas conclusiones que, no por esperadas, dejan de clarificar su proyecto político. Lo deja claro, sin espacio de duda para nadie que sepa leer no ya entre líneas, sino sobre la literalidad de lo escrito.

El PCPE, ante la última maniobra del rey emérito Juan Carlos Borbón para eludir sus responsabilidades fiscales y judiciales, expresa el siguiente comunicado:

Asistimos a un nuevo episodio de corrupción y fraude a manos de la monarquía. En esta ocasión el rey emérito pretende, a través del pago a Hacienda de más de 678.000 €, lavar su imagen y eludir un delito fiscal por beneficiarse, tanto él como su familia, del uso de tarjetas con fondos opacos, más conocidas como tarjetas black.

En 2012 el gobierno de la democrática monarquía española, entonces representado por M. Rajoy (el desconocido) y su gabinete, con el famoso Cristóbal Montoro, lanzó una amnistía fiscal, que el Tribunal Constitucional anuló en 2017, con nulos efectos prácticos, porque la sentencia no invalida las regularizaciones que se presentaron para preservar la “seguridad jurídica” de los amnistiados, ni siquiera se puede conocer el nombre de todos (pobrecitos, no vayan a señalarlos). Y de los pocos que se han podido conocer, curiosamente, el 99,9% de ellos son de banderitas en la muñeca y mucho viva España…la mayoría de los que se conocen también han participado en los numerosos casos de corrupción. Blanco y en botella.

La pandemia de la COVID-19 nos está haciendo ver la importancia de una sanidad pública, gratuita y de calidad, pero más aún de un modelo de sanidad centrado en la comunidad, centrado en la población y la atención primaria.

Una sanidad de calidad no es solo tener camas en hospitales, es una fuerte campaña de prevención y promoción de la salud, estudiando los factores que hacen enfermar en las distintas zonas de salud. Tampoco es sinónimo de una sanidad de calidad solo el disponer de la mejor ingeniería biomédica, es también tener una buena planificación central sanitaria en la que se trabaje en la salud comunitaria, con la existencia de profesionales sanitarios o aumento de estos en por ejemplo centros educativos para fomentar la educación sanitaria, en lugar de estigmatizar a los jóvenes como si fuesen los únicos causantes de los rebrotes.

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