Los servicios públicos empezaron a desmembrarse para facilitar su privatización, uno de los afectados fue el de la limpieza. A estas alturas no hay servicio de limpieza que no lo preste una empresa privada. En la sanidad también. Las denominadas “externalizaciones” son el eufemismo usado para esconder la grosera entrega a manos privadas de algo que siempre debió estar en lo público. Era un gran bocado para el capital y así han crecido imperios como el GRUPO CLECE S.A. Esas privatizaciones tuvieron y tienen repercusiones directas tanto para la salud de quienes reciben asistencia sanitaria como para las personas que prestan esos servicios invisibles. En tiempos de covid y pandemias, se evidencia mucho más.

Desde el sindicato LAB denuncian la situación de indefensión en la que se encuentran quienes realizan actividades esenciales, la mayoría pertenecientes a sectores feminizados, condenadas al contagio por coronavirus ante la falta de protección. En este sentido, LAB ha decidido informar a la Fiscalía sobre todas la situaciones de riesgo con el fin de que abra instrucción por vía penal.

En medio de una pandemia, y declarado por el gobierno el Estado de Alarma, las organizaciones sindicales en general hemos estado (y continuamos estando) desbordadas de llamadas, avisos, requerimientos de asesoramiento a causa de las diversísimas situaciones laborales que se originan como consecuencia de las medidas tanto de confinamiento como en todo lo que respecta a la protección de la salud en los centros de trabajo.

NOTA DE PRENSA

TENEMOS UN LARGO CAMINO POR DELANTE Cuando el confinamiento acabe nos encontraremos con una sociedad diezmada por la pandemia y una economía devastada con legiones de parados y paradas. Y las soluciones que nos van a tratar de imponer no van a ser muy diferentes de las que ya conocemos desde la anterior crisis. Recortes del gasto público, austeridad y precariedad laboral. En definitiva, liquidación de los restos del estado del bienestar. Miseria y esclavitud permanentes. 

Cuidador@s, educador@s, auxiliares,...personas que estamos en el eslabón mas bajo de toda la situación por la que el país esta pasando en estos momentos. Nosotros y sobre todo nosotras, porque no olvidemos que son profesiones donde las mujeres son las que mas proliferan, estamos siendo las grandes olvidadas y por tanto perjudicadas, (sin contar al sector sanitario), por las comunidades autónomas y sus consejerías, en este caso por la de Bienestar Social.

Los trabajadores de al menos dos oficinas de Royal Mail en Escocia están de huelga extraoficialmente por temor a la seguridad por el coronavirus.

Los miembros del sindicato CWU en una oficina de entrega en Alloa, Clackmannanshire, se marcharon el lunes y se negaron a entregar más correo basura.

Los trabajadores se quejaron de que las condiciones dentro de la oficina no eran seguras, ya que las personas tenían que trabajar muy cerca unas de otras y sin equipo de protección.

PITTSBURGH, PA - El pasado 25 de marzo, un grupo de varios cientos de trabajadores de saneamiento, en su mayoría afroamericanos, en Pittsburgh, miembros del Teamsters Local 249, realizaron huelgas ilegales y salvajes para protestar por condiciones de trabajo inseguras durante la pandemia COVID-19.

Cuando se evidencia la falta de medios en la sanidad para atender a la población, eso no es fruto de la casualidad…sino fruto de un sistema orientado al beneficio privado y a la represión, militarización y rapiña. Se privatizó la sanidad con hospitales de gestión privada y se recortó hasta dejar el sistema sanitario público al límite. Sin embargo ni el déficit, ni la crisis, ni las políticas de austeridad afectaron a los gastos militares.

El gobierno anterior y el actual, se comprometieron con la OTAN a subir el presupuesto militar español al 2% del PIB antes de 2024. Y no es que el actual sea precisamente pequeño: el gasto militar en España durante 2018 se calcula que fue cercano a los ¡24.000 millones de €! Mientras perdemos decenas de miles de educadores/as o sanitarios/as, cada uno de los militares enviados en misión de guerra a cuatro continentes supone un gasto público equivalente al de 7 profesionales de la educación o 4 de la sanidad. Sin embargo, el mismo Estado o la misma UE que recorta gasto público educativo, sanitario, o pensiones, alegando que no son “sostenibles”, jamás cuestiona la sostenibilidad del gasto militar, al contrario, ¡pretende doblarlo en 4 años!

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