Las mujeres trabajadoras estamos sometidas a una doble opresión, pues a  la sobreexplotación, (como sabemos  no existe otro elemento flexible de acumulación capitalista que la sobreexplotación de la clase obrera)  hay que sumársele el trabajo gratuito que venimos realizando en el hogar, asumiendo la mayoría de las tareas de crianza de los hijos, limpieza etc. 

La participación femenina en el trabajo familiar doméstico, sin retiro mientras las condiciones de salud lo permiten, tiene como  característica importante que su realización no es lineal, sino que sigue el ciclo de vida y se intensifica notablemente cuando se cuida a personas dependientes: niñas, niños, personas ancianas o enfermas. De ahí que la intensidad de participación de las mujeres en trabajo familiar doméstico dependa en una parte importante de su situación en el ciclo vital: lo habitual es que aumente cuando se pasa de vivir sola a vivir en pareja, continúe aumentando cuando se tienen hijos o hijas, disminuya –aunque sigue siendo elevada– cuando éstos crecen y vuelva a aumentar si se tiene la responsabilidad de una persona mayor.

Desde la creación en 1984 del PCPE, siempre el Partido ha tenido presente la necesidad de intervenir, decididamente, en este aspecto de la lucha política del que el movimiento comunista, por ausencia, ha dejado un amplio campo de trabajo y desarrollo a las más diversas corrientes ideológicas.

Un proyecto revolucionario -en las condiciones de nuestro país, donde siempre se hizo de la opresión de la mujer un elemento de la lógica del sistema de dominación de la burguesía, con una especial colaboración de la Iglesia Católica-, que no desarrolle una clara y potente política por la liberación de la mujer trabajadora tendrá seriamente limitada su capacidad de intervención política con, al menos, la mitad de la clase obrera.

El trabajo no es fácil, y se trata de hacer avanzar en la práctica el trabajo del Partido en dos sentidos: en el campo de la liberación de la mujer trabajadora, y en la reivindicación natural y sin límites de la totalidad de derechos civiles básicos que les corresponden a las mujeres, y en la profundización teórica de las causas que todavía impiden la igualdad de la mujer con el hombre y que, en lo más inmediato, nos afecta en nuestras filas con una muy baja presencia de mujeres militantes. Ambos campos están íntimamente ligados, y sin uno u otro resultará imposible avanzar en ninguno de ellos.

El nivel de sobreexplotación de la clase obrera de nuestro país ha llegado a cotas insostenibles, y si observamos, concretamente, la situación de las mujeres trabajadoras, nos encontraremos ante realidades que recuerdan al esclavismo. Sin embargo, partiendo de un análisis marxistas de lo que está ocurriendo, sabemos que el sistema capitalista no va a parar aquí, somos conscientes de que no se trata de una situación transitoria, fruto de la última crisis financiera, como enmascaran los analistas del sistema, de la que saldremos adelante si todos y todas nos “apretamos el cinturón”, si “arrimamos el hombro”; se trata de una crisis sistémica del ya putrefacto capitalismo en su fase imperialista, que seguirá robando derechos a la clase obrera hasta que no le quede nada, hasta un nivel de sometimiento que le permita mantener su tasa de ganancia, al mismo tiempo que expolia el planeta a través de la guerra y la destrucción.

Las trabajadoras, por nuestra condición de mujeres obreras sufrimos, además, la opresión del patriarcado que nos enfrenta a toda una serie de discriminaciones e incluso vejaciones que es necesario erradicar y dejar de aceptarlas como lo normal y común en nuestro día a día. Los ejemplos son múltiples:

- Recepcionistas, dependientas, conserjes, que son obligadas a utilizar falda o minifalda y tacones y a maquillarse cada día para acudir a su puesto de trabajo y quiénes se niegan son despedidas de manera fulminante, aunque existen varias sentencias que declaran estos despidos nulos, y obligan al empresario a readmitir a la trabajadoras, muchas lo asumen, como decíamos, por considerarlo lo más normal del mundo.

Un día se nos ocurrió a Federico, a Dalí, a Margarita Manso y a mí quitarnos el sombrero porque decíamos que parecía que estábamos congestionando las ideas y, atravesando la Puerta del Sol, nos apedrearon llamándonos de todo” , con estas palabras explicaba Maruja Mallo la procedencia del término “Las sinsombrero”

Ese simple gesto suponía una transgresión en la época en el que estas mujeres vivieron y lucharon.

El estreno del documental de Tània Belló descubre al “gran público” la existencia de esa “otra” Generación del 27 conformada por mujeres que destacaron en todos los ámbitos artísticos como sus contemporáneos Alberti, Lorca, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Salinas, Guillén, Aleixandre y Cernuda. Escritoras, periodistas, poetas, pintoras, etc., que tuvieron una gran relevancia e influencia artística e intelectual, pero que fueron tapadas y olvidadas por la historia de los vencedores.

En el año 1917, el gran océano humano se levanta y se mueve, y en gran parte ese océano está formado por mujeres.

Alexandra Kollontai (1927).

Algún día, la historia escribirá sobre las proezas de estas heroínas anónimas de la Revolución que murieron en el frente, que fueron asesinadas por los Blancos y que soportaron las innumerables privaciones de los primeros años de la Revolución, pero continuaron enarbolando la bandera roja del poder soviético y el comunismo.

Un hecho innegable en el PCPE es que desde sus inicios ha existido una brecha entre el número de mujeres militantes, frente al número de hombres, en la actualidad, podemos decir que el partido lo integran un 20 % de mujeres, frente a un 80% de hombres. En esta fase de construcción del Partido y en este momento de agudización de la lucha de clases, es absolutamente necesario llevar a cabo un análisis que nos permita reconocer cuáles son las causas de que esto siga siendo así y, sobre todo, de ser capaces de superarlas, de darnos cuenta de en qué estamos fallando, porque sólo de esa manera podremos avanzar en la incorporación de las trabajadoras a nuestras filas.

Ha sido noticia en los medios de desinformación burgueses la iniciativa que pretende despenalizar la violencia machista en Rusia, de tal manera que pegar a “tu” mujer en el seno de “tu” hogar no será delito si no es más de una vez al año… La diputada impulsora de este cambio en el código penal, Elena Mizulina, conocida mentora de la ley homófoba contra la propaganda gay, ha declarado que “En la cultura familiar rusa las relaciones se construyen en torno al poder de la autoridad del padre. Las leyes deben apoyar esa tradición familiar.”

Durante todo el año 2016 hemos sido espectadores y espectadoras, como si de una película se tratase, del éxodo de miles de personas que llegan a Europa en su condición de refugiadas, huyendo de los horrores que las diferentes potencias imperialistas, llamadas “países civilizados”, están cometiendo en sus países de origen. Para el imperialismo la guerra se ha convertido en un recurso imprescindible para tratar de amortiguar la profunda crisis estructural de su sistema.

Asistimos “casi impasibles” a los horrores de guerras televisadas y narradas desde la óptica del maniqueísmo yanqui, donde ellos, son siempre los buenos y los Gobiernos de estos países los malos, logrando que gran parte de la población mundial se trague una mentira tras otra.

Los días 10 y 11 de noviembre se celebró en Atenas este seminario internacional dedicado exclusivamente a la “especialización del trabajo de los Partidos Comunistas entre las mujeres trabajadoras”. En dicho encuentro participamos veinte organizaciones comunistas y obreras:, PC de Venezuela, Unión de Comunistas de Bulgaria, Partido de los Comunistas Búlgaros, PC Brasileño, ΚΚΕ, PC de India (M), Partido de los Trabajadores de Irlanda, PCPE, PC de Italia, Movimiento Socialista de Kazajistán, Partido Socialista de los Trabajadores de Croacia, Partido Socialista de Letonia, PC de México, PC de Sudáfrica, Partido de los Trabajadores Húngaros, PC de los Trabajadores de Rusia, Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia, PC de Suecia, PC de Turquía y además, contamos con la intervención de una camarada del KKE que vive actualmente en Alemania y que nos habló de la situación de las mujeres inmigrantes en este país.

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