El gobierno socialdemócrata dice que la economía “va como un tiro” una afirmación que tal como va la coyuntura mundial tiene que ver más con el imperio de la guerra impuesto, que con la mejora de las condiciones de vida de la clase trabajadoras en general y de las mujeres en particular.

Resaltamos en este articulo que aún en un asunto tan básico como tener empleo, los datos que se venden como positivos muestran una realidad cada vez más evidente, el descenso del paro no afecta por igual a hombres y a mujeres. Mientras el paro masculino ha pasado del 26,7 % de 2013 al 9,5 % actual, el paro femenino, que entonces era del 27,3 %, ha bajado tan solo hasta el 11,8 %.

La diferencia entre el desempleo masculino y el femenino se ha incrementado en estos años. Mientras en 2013 era el paro femenino superaba al masculino en 0.6 puntos, es decir, un 2,2 %, en la actualidad es diferencia es de 2.3 puntos, es decir, del 19,5 %.

El mercado laboral no está tratando igual a los hombres que a las mujeres trabajadoras y eso hace que la brecha de género en España, que ya existía en diferencias salariales, se esté acentuando debido a la diferencia en el acceso al mercado de trabajo. Lo cierto es que los datos sobre la situación de las mujeres, aun cuando hay más mujeres ocupadas y afiliadas a la seguridad social que nunca, 10,1 millones, siguen siendo muy preocupantes.

Para leer y entender esta memoria debemos primero saber cómo tratar los datos. Pues, si bien hablaremos de las condenas o denuncias llevadas a cabo por la Fiscalía General, no podemos olvidar que se trata de una justicia burguesa y machista, la cual no recoge ni toda la violencia machista que sufren las mujeres, ni tan siquiera la totalidad de los feminicidios que son producto de estas violencias, pues deben cumplir el requisito de ser o haber sido pareja de su asesino.

Este informe, en el que se refleja el ejercicio de 2023, registra un aumento del 16 % de los feminicidios respecto al año anterior, registrando un total de 59 asesinatos machistas en “cifras oficiales”, pues ya sabemos que muchos casos se habrán quedado fuera.

Se refleja en el informe que el 40 % de las víctimas eran extranjeras. Dado que en el período a observar las mujeres migrantes en España suponen un 13 % del total de mujeres que residen en España, podemos afirmar con rotundidad que el hecho de ser migrante supone un factor de riesgo de cara a las violencias machistas más crueles y mortales.

Además, si nos fijamos en los casos que habían sido previamente denunciados      descubrimos que de los 15 casos 11 eran de estas mujeres migrantes, lo que demuestra que a pesar de denunciar y acudir a la justicia siguen sufriendo mayor desprotección.

Esta desprotección continua si analizamos otros delitos más allá de los feminicidios, pues en los tipificados como hechos graves referidos a delitos contra la integridad física como agresiones sexuales, el 60 % fueron mujeres migrantes.

Otro dato a analizar que continúa mostrando la vulnerabilidad ante las violencias machistas de estas mujeres es el aumento de los casos de trata con fines de explotación sexual que registraron 312 víctimas más que el año anterior con un total de 543.  De este total solo una víctima era hombre, pues la explotación sexual, el consumo de cuerpos como objetos es, y siempre ha sido, una cuestión de género.

 

En diciembre volvió a saltar a los medios la noticia de que uno de los hijos de Juana Rivas corría peligro con su padre, tal y como afirmó ella, tal y como decían los informes. muchos se sorprendieron, ¿Pero es que este caso no va a acabar nunca? Efectivamente, la desprotección a la infancia, la situación de las madres protectoras no ha cambiado, pese a númerosos toques de atención a la justicia española por la gestión de los procesos judiciales de agresiones sexuales a la infancia, seguimos viendo cómo se aplica el SAP, como se las tacha de madres histéricas y vengativas. El machismo crea nuevos términos pseudocientíficos para, poniéndolos en el punto de mira, para que si denunciamos, seamos nosotras las que acabemos imputadas, para asegurarse que, pese a las campañas de concienciación para nombrar la violencia y denunciarla, dominan los términos, aunque sean desacreditados y se aseguran de que la justicia, lo siga siendo para ellos.

Durante este mes, salió también el informe del GREVIO, que expone que “ordenar la custodia y los derechos de visita sin tener suficientemente en cuenta los antecedentes de violencia doméstica, y sin una evaluación suficiente de los riesgos para la seguridad de los niños y sus madres, no cumple con los requisitos del artículo 31 del Convenio de Estambul”. Alerta del uso continuo del Síndrome de Alienación Parental, y sus consecuencias de aumentar el riesgo de violencia contra mujeres e hijos, y de que sea ocultada o pase desapercibida, “ya que ignora la naturaleza de género de la violencia doméstica y los aspectos esenciales del bienestar infantil”.

¿De qué sirve la forma de estos convenios, los informes como ese, y como el Consejo de Europa evidencia la desprotección, si se queda en papeles y textos, sin modificar la situación y la desprotección en que vivimos?

La aplicación de este síndrome supone la aceptación de prejuicios sexistas hacia las madres en los procesos judiciales, junto con la necesidad de prevención en cuanto a la revictimización dentro del sistema de justicia hacia las mujeres víctimas de violencia, remarcando la necesidad de dejar de culpar, desacreditar, exagerar sus responsabilidades, y poniendo fin a la práctica de quita de custodia a la figura no maltratadora, amparada por la aplicación del SAP, o conceptos similares.

El cambio climático no discrimina. Afecta a todos, sin importar género, edad o clase social… o al menos eso dice el manual oficial de las catástrofes globales. Pero, en la práctica, las mujeres -y particularmente aquellas en situaciones de pobreza-  son las más golpeadas por los caprichos de un planeta que arde, literalmente. Irónicamente, el mismo sistema que nos llevó a esta crisis ecológica es el que perpetúa las desigualdades que agravan su impacto. ¿Sorpresa? No tanto.

Y es que el cambio climático, al igual que la pobreza, tiene nombre de mujer. Sí, suena extraño, pero el cambio climático también es sexista. Según datos de la ONU, el 70 % de las personas en situación de pobreza son mujeres. Esto significa que cuando los recursos naturales como el agua o los alimentos escasean por culpa de la sequía o las inundaciones, las mujeres son las primeras en sufrir. En muchas comunidades rurales, son ellas quienes caminan kilómetros para buscar agua o recolectar leña. Y claro, porque no hay nada más justo que trabajar el triple mientras el planeta conspira contra ti.

Por si esto fuera poco, los roles de género tradicionales -esos que el patriarcado nos ha inculcado con tanto cariño- dictan que las mujeres sean las cuidadoras principales. Así que, cuando un desastre natural, como hemos visto semanas atrás en nuestro país con la DANA, arrasa con la poca estabilidad que había, son ellas las encargadas de buscar soluciones, alimentar a las hijas e hijos y cuidar a las personas dependientes.

Vivimos en una sociedad basada en la explotación de unos seres humanos por otros, donde el carácter social de la producción choca con la apropiación privada de los beneficios por unas pocas personas. Por ello la violencia es estructural y sistémica en nuestras vidas como parte de la clase obrera.

Sin embargo, la violencia estructural hacia las mujeres abarca, además de la intrínseca del capital, asesinatos, explotación sexual, prostitución, pornografía, trata, explotación laboral, matrimonios forzados, adopciones ilegales, aborto selectivo o el abandono de las niñas, mendicidad forzada, acoso sexual y laboral, discriminación laboral por embarazo, las violaciones, los vientres de alquiler… La dominación, la negación, la invisibilización, la imposición o la agresión física son formas de expresión de las relaciones de poder en nuestras sociedades donde además la consideración de inferioridad de las mujeres dentro del orden vigente hace posible el ejercicio de la violencia contra nosotras.

Las cifras de violencia son tan abrumadoras que nos van anestesiando socialmente incluso cuando se extermina masivamente y a gran escala a miles de mujeres y menores en Palestina y resto de conflictos armados, y junto con el negacionismo y la falta real de medios, provocan que la violencia patriarcal hacia mujeres y niñas deje de ser una preocupación social y se trate como anécdota.

Las víctimas de violencia machista crecen y la media en expresar su situación es de 8,8 años, siendo la falta de recursos (el 64% dependían económicamente de su agresor cuando se inició el maltrato, y el 44% cuando pidieron ayuda) uno de los condicionantes en tal retraso, lo que expresa claramente que en la violencia de género la clase social es determinante. Tener o no tener recursos económicos es un factor principal para enfrentar la situación.

Ayuso y su gobierno siguen haciendo de las suyas y nunca deja de sorprender. Es difícil ser tan casposa, pero increíblemente cada día se supera. Siempre cabe un poco más de estulticia en el universo negacionista donde habitan esa serie de seres movidos a golpe de link y capitaneados por figuras políticas cuyo dudoso mérito es llenar de tonterías y provocación nuestras pantallas.

Recientemente anunciaba, llena de orgullo y satisfacción, la creación en la Comunidad de Madrid de un “Centro de Atención Integral Especializado” para hombres víctimas de violencia sexual. Obviamente, las mentes perversas y retrógradas de sus seguidores y de las personas que han sucumbido a la propaganda reaccionaria en materia de derechos de las mujeres y al antifeminismo, habrán pensado que “ya era hora”, que “el hombre está desprotegido y que si existen centros de esta naturaleza para mujeres, por qué no los iba a haber para hombres”.

Pues bien, yo no sé el resto de lectoras y lectores, pero quien esto suscribe y la militancia feminista y comunista del PCPE estamos muy hartas de explicar, una y otra vez, por qué la mujer víctima necesita una especial atención con respecto a los hombres víctimas y por supuesto, si un hombre sufre algún tipo de delito, de la naturaleza que sea, está protegido por el ordenamiento jurídico y no queda desvalido, que para eso se encarga la legislación y la judicatura patriarcal, por no destinarse especiales recursos públicos a su protección. ¿A estas alturas hay que explicar las razones de no ser esa ausencia una causa de discriminación? 

Pese a todo, lo volvemos a hacer. Volvemos a explicarlo. Ya se sabe que las mujeres tienen que ser pacientes y no dejarse llevar por las emociones. Vamos a ello.

Llega el verano de nuevo, mientras muchos comienzan sus periodos de descanso estival hay un sector de la población que comienza su jornada veraniega…

Hablamos de las madres trabajadoras, aquellas para las que el verano se convierte en su pico de productividad. Los niños comienzan sus largas vacaciones mientras estas mujeres comienzan a hacer encaje de bolillo, pues mucho avance se supone, pero la realidad de los hogares sigue cargando a la mujer con su organización y responsabilidad.

¿Qué hacemos con los niños? Escuelas de verano al alcance de muy pocos, y como mucho se podrán permitir una semana en alguna costa abarrotada en un piso minúsculo, en el que ellas a penas verán la playa o pasearán disfrutando de la brisa marina, privilegio reservado para el resto de la familia. Pero su trabajo comienza antes de llegar al “paradisiaco” destino…

Varias semanas antes serán estas mujeres las que empiecen a planificar las comidas de esa semana “maravillosa”, la lista de la compra y poner lavadoras para que todo esté a punto mientras el resto del hogar se dedica a disfrutar del tiempo libre que el verano con sus largos días ofrece.

La semana antes serán también ellas las encargadas de hacer las maletas de los niños, pensar en los juguetes y entretenimiento que llevarse para ellos, mientras probablemente, acaben olvidando lo que se llevarían para ellas, su pareja hará la aparición estelar para cargar el coche.

Llegados al piso, el resto de la familia bajará a darse un chapuzón para quitarse el sudor del viaje y ellas se quedarán poniendo a punto el piso: limpiando baños y suelos, haciendo camas, ventilando habitaciones y colocando la comida en el frigo. Con suerte le dará tiempo a preparar unos bocadillos para todos y bajar a pegarse un baño mientras se ha ido ya el sol y todos se muestran cansados y felices tras una tarde de playa.

La lucha por la paz y contra la guerra ha sido un poderoso motor en la organización y articulación del movimiento de masas de mujeres. Esa es también la urgencia de hoy, levantar un amplio movimiento contra la guerra imperialista abierta en varios frentes, y contra la OTAN.

Como mujeres y antiimperialistas tenemos que mencionar en primer lugar a las mujeres palestinas, ellas que han tejido resistencias y junto a la lucha por la igualdad han unido la lucha por los derechos de su pueblo y contra la ocupación sionista. Hoy que la entidad sionista se ceba en ellas con múltiples formas de violencia incluida la violencia sexual, con su eliminación física, la de sus hijas e hijos dentro del plan de exterminio y limpieza étnica que se está ejecutando por el régimen sionista, levantar la bandera contra la guerra y armar un movimiento de respuesta a la OTAN es la mejor y cabal manera que como feministas y comunistas podemos aportar a la resistencia y en apoyo de las mujeres palestinas.

En el estado español, al igual que en los restantes países de la UE que estamos viviendo la crisis estructural del capitalismo, vemos y sufrimos como en su intento desesperado por continuar con su hegemonía, nos llevan hacia la guerra. Se incrementan los presupuestos en gastos militares, se arma hasta los dientes al gobierno nazi ucraniano, se entrenan a sus militares en nuestro territorio, se invierte en tecnología militar del estado sionista de Israel, se mantienen las bases norteamericanas en nuestro suelo, se paga a la monarquía marroquí para que ejerza de frontera sur de la Unión Europea y se mantienen las leyes represivas por el autodenominado gobierno progresista de PSOE &Sumar para castigar la movilización y respuesta. Además, mientras crecen las inversiones en armamentos o en el avión europeo de combate, se disminuyen y esquilman por privatización (ahora llamada colaboración público-privada) la sanidad pública universal, la educación pública en todos sus niveles (infantil, primaria, secundaria y superior), los servicios sociales, las casas de acogida, las residencias de tercera edad…todo un largo etcétera. Y a consecuencia de ello recaerá sobre las espaldas de las mujeres trabajadoras toda esa ingente cantidad de trabajo de cuidados socialmente necesarios.

El pinkwashing, o lavado rosa, es la estrategia de marketing que usan marcas, empresas, gobiernos y partidos para mejorar su imagen fingiendo una simpatía hacia el movimiento LGTBI.

Hemos visto ya varias veces como el capitalismo, ya sea a través de corporativismo empresarial o de mejorar la imagen de gobiernos que están tomando posición en guerras, imita planteamientos de resistencias que son cercanas para quienes desarrollamos el antiimperialismo y anticapitalismo, como el feminismo o los derechos LGTBI. Estas posiciones pueden acabar dentro del sistema si dejamos que las empresas tomen nuestras fechas de lucha como fiestas y ocasiones para promocionar descuentos. Y en este caso, toca hablar de cómo el estado ilegítimo de Israel juega con el pinkwashing para mejorar su imagen y empeorar la de Palestina y la población árabe.

Desde que se reavivó el conflicto en Gaza el 7 de octubre, una de las campañas que ha usado el ente sionista para mejorar su imagen ha sido usar a Dana Internacional, una de sus artistas más conocidas, que afirmó en una entrevista: “quien no condena a Hamas, está en contra de la comunidad LGBTI”. Este es solo un ejemplo de los muchos de esta ficción que establecen, en la cual se dibujan como la defensa de los derechos LGTBI y occidentales, frente al mundo árabe.

El orgullo de Tel Aviv es famoso, con sus carrozas, su turismo gay, presencia en Eurovisión; todo ello lo establecen como un oasis de derechos en la tierra que ocupan. Ya sabemos que las guerras imperialistas también suponen una batalla de imagen pública y, en este caso, han usado de excusa los derechos LGTBI para practicar el genocidio a un pueblo entero. Sabemos que nuestros derechos LGTBI les dan igual y este día del Orgullo saldremos a reivindicar que esos no son nuestros derechos y que el pueblo palestino no es quien los pone en riesgo.

Pero, fuera del discurso antisemita pro derechos del colectivo LGTBI, ¿cuál es la realidad del sionismo frente a esto?

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