Y dale Perico al torno otra vez con lo de topar los precios. Tanto el ejecutivo en su conjunto, como solo la parte morada del mismo, se empecinan en dar vueltas y vueltas a propuestas que, teniendo como consecuencia (u objetivo), alejar de la agenda reivindicativa la exigencia de subidas salariales, impiden o dificultan la recuperación de la capacidad adquisitiva. La pérdida de la misma por la subida incontrolada de los precios, no se soluciona con las medidas implementadas.

La penúltima ocurrencia deja caer algo en torno a las hipotecas y, la antepenúltima, si no hemos perdido el hilo, propuesta política, en esta línea,  coincidiendo con el arranque del periodo electoral de este 2023, fue sobre la cuestión del precio de los alimentos y la necesidad de intervenir sobre los productos básicos.

Para paliar el incremento de los precios, el Gobierno ha suprimido desde el 1 de enero de 2023 el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) de los productos que ya tenían el tipo reducido del 4% y, además, ha bajado del 10% al 5% el IVA de los aceites, incluido el de oliva, y las pastas. Desde ese momento, yo ya intuí que me subirían el precio de mi barra de pan diaria un 4%. No me equivoqué. Los 90 céntimos que pagué por ella en diciembre de 2022, permanecieron inalterados en 2023, lo que de hecho supone una subida del 4%, puesto que ese porcentaje ha pasado de ser impuesto (recaudación), a tasa de beneficio.

Obviamente, esta anécdota de carácter personal, sirve para resumir el sentir de la mayoría del pueblo trabajador que, en ningún caso, ha percibido ningún alivio económico, fruto de estas medidas.

Es cierto que, ante la vigilancia de las organizaciones de consumo, las grandes superficies (no los pequeños comercios), han aplicado la norma. Pero ello, no es óbice, para que mañana sigan incrementándose los precios de los alimentos, a la par que el resto de productos que se exponen en estos monstruosos monopolios de la distribución.

 Declaración política del Segundo Encuentro Internacionalista

 El capitalismo padece una profunda crisis general, que por lógica dialéctica de su propio desarrollo, parece ser aún más grave que sus dos anteriores, la de finales del siglo XIX, que hizo estallar la I Guerra Mundial, y la de los años treinta del siglo XX, que provocó la II Guerra Mundial.

Los análisis científicos de Marx, Engels y Lenin sobre su inviabilidad para resolver los problemas de la humanidad son indiscutibles.

En concreto, se están cumpliendo ante nuestros ojos sus previsiones sobre la ley de acumulación y en el derrumbe del sistema capitalista. Esta ley, que tiene un carácter tendencial y no mecánico, sitúa la tasa de ganancia como el motor de la acumulación capitalista. La tasa de ganancia desciende inexorablemente al aumentar la composición orgánica del Capital, y son las contratendencias que la burguesía ha desarrollado para hacerla aumentar las que marcan la historia do desarrollo del capitalismo, especialmente en su etapa imperialista.

La burguesía consciente de la gravedad y el alcance de la crisis estructural y sistémica en todas sus órdenes, reacciona de la única manera posible: endurece la sobreexplotación de la clase trabajadora y dominación de los pueblos para dilatar la inevitabilidad de su superación y tratar de perpetuar sus privilegios.

2022 se despidió en diciembre junto con el 16 % de la plantilla de las grandes empresas tecnológicas, aunque otras fuentes manejan la cifra de hasta el 26 %.

A finales del 2022, Meta, anunció el despido de 11.000 trabajadores (aproximadamente el 13 % de su plantilla). Amazon decidió despedir a más de 18.000 empleados. En noviembre del 2022, Twitter mandó al desempleo a la mitad de su personal, y así, una larga lista de despidos entre las denominadas big tech, empresas multinacionales de tecnología, como Facebook, Amazon, Apple y Google, las cuales, al no tener la misma regulación que el resto, han tenido importantes ventajas competitivas, elevando muy por encima de la media, hasta ahora, tanto sus tasas de rentabilidad, como su volumen de ganancia.

Meta obtuvo 29.246 millones de dólares de beneficio en 2020, lo que implicó un aumento del 58 % respecto al 2019. Los ingresos de Facebook se dispararon un 22 % en el mismo periodo. Apple consiguió la mayor facturación de su historia.…

2021 fue año récord en la valoración bursátil de estas macroempresas, lo que es claro indicativo de una alta exposición especulativa. Apple, Amazon, Alphabet, Facebook y Microsoft  alcanzaron 1,2 billones de dólares ese año. Este crecimiento, al contrario de ser un síntoma de buena salud económica, representa una huida al mercado de valores, del capital proveniente de la esfera productiva, con unas tasas de beneficios en mínimos históricos. Criptomonedas y bienes raíces son otros productos que han generado grandes beneficios, detrayéndolos de la economía real.

No obstante, esto ya pasó. En los ciclos cortos, los momentos de acumulación capitalista implican la gestación de nuevos períodos recesivos o de crisis que golpean sobre la tendencia histórica secular a la caída estructural de la ganancia. En este caso, la pequeña recuperación pospandémica, tocó techo en 2022 y la rentabilidad se desplomó, y, con ello, la masa de beneficios.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha aprobado una serie de medidas, expresadas en la Ley 20/2022, que recoge una serie de acciones en materia económica y laboral con el fin de frenar el impacto de la inflación sobre la “ciudadanía”. El  plan anticrisis del Gobierno amplía así el denominado escudo social puesto en marcha en los últimos meses. Estas medidas se explican en función, primero, de la coyuntura económica de profunda crisis en que están inmersos los países capitalistas europeos, producto del creciente proceso inflacionista de las economías de la UE y de las consecuencias de la guerra en Ucrania. Frente a este panorama que repercute principalmente sobre las condiciones de vida de la clase obrera europea, la socialdemocracia en el gobierno responde de la única manera que su papel político de gestor de los intereses de la burguesía le permite: medidas paliativas de una profunda crisis estructural que no son el camino para la solución de estos graves problemas sociales. A esto hay que unirle el contexto electoral con que se inaugura este nuevo año en las que estas tímidas y tenues medidas sociales pueden ser vendidas como progresistas en el mercado de votos.

Estas acciones pueden sintetizarse en: reducción del IVA en productos alimenticios: a partir del 1 de enero y hasta el 30 de junio de 2023, se aplicará el 5 % de IVA a los aceites de oliva y de semillas, y a las pastas alimenticias. También, hasta el 30 de junio, quedan exentos de IVA algunos alimentos considerados básicos, como el pan, verduras, leche, quesos, harinas panificables, etc. Ayudas directas a familias: se crea un cheque de 200 euros para personas que ingresen menos de 27.000 € anuales y con un patrimonio inferior a 75.000 €, a 31 de diciembre de 2022.

905 periódicos distribuidos, de los cuales 668 vendidos, es decir, más de 82 ejemplares de Unidad y Lucha difundidos al mes en Baza y comarca, en la provincia de Granada. A ellos hay que añadir igualmente la venta de libros, cuadernos de formación ideológica y numerosos y diversos materiales del Partido. Es el balance más que positivo con el que ha concluido el trabajo militante del Partido en esas tierras granadinas en 2022, y del que manifiestan sentirse enormemente orgullosos. Y ello aunque no se haya alcanzado la meta fijada de distribuir 1.100 ejemplares en el año. Por dos razones, explican desde Baza: por la confianza que les genera la venta regular de los periódicos y de otros materiales y por la notable aceptación que entre la población bastetana va teniendo nuestra prensa comunista.

Ante estos resultados alentadores, y con el fin progresar aún más en la difusión y venta del Órgano del Comité Central del PCPE, los camaradas proponen, y así lo han hecho saber en las instancias correspondientes del Partido, la creación de una Comisión que coordine este tema con los responsables de distribuir el periódico en los diferentes territorios del Estado. Así mismo, estiman que hay que prestar mucha atención a la renovación de las suscripciones a Unidad y Lucha, anunciando el término de las mismas para que el suscriptor o suscriptora renueve y no se pierda. Añadiendo finalmente que estas aportaciones las hacen conscientes de la manifiesta evolución cualitativa, tanto en la forma como en los contenidos, de nuestra prensa revolucionaria. 

Redacción UyL

Por desgracia, a Un extraño enemigo le sobran los tres últimos capítulos. Las exigencias de extensión de las series y de su desarme político, supongo, obligaban. Es obvio que la reducción de los espacios de la política a las distintas trayectorias de la ambición de un protagonista sin moral -lo que he llamado ya varias veces aquí el héroe randiano- es un<a desarme político. Aquí se representa por un personaje histórico real escondido, supongo que por miedo a las demandas, en un nombre parecido. Ni la política es House of cards ni la existencia, incluso si fuera generalizada, de este tipo de personajes en las dinámicas políticas reales cambiaría que, finalmente, lo importante es qué se hace allí. El resto de la serie es desde cualquier punto de vista imprescindible.

Si seguimos del final hacia el principio. Los tres primeros episodios de la segunda temporada narran, desde la perspectiva de los ejecutores de la guerra sucia, las cloacas que tanto se proclaman ahora, el hostigamiento y combate contra la guerrilla urbana Liga Comunista 23 de Septiembre. La serie disecciona desde la utilización de las torturas por parte del Estado, hasta cómo en las altas esferas del poder analizan la posibilidad o la imposibilidad de que la guerrilla urbana y la guerrilla campesina puedan articular una estrategia común. En un momento magnífico de la serie, el protagonista, que no es otro que el cerebro de los crímenes de Estado, afirma que ambas guerrillas no entrarán en contacto debido a que la guerrilla urbana está formada por intelectuales que han leído mucho a Marx y Engels, mientras que la guerrilla campesina lucha porque no tiene nada que comer. Más allá, o acá, de la corrección o incorrección de la tesis o de que tuviera validez meramente coyuntural, su misma formulación señala ya un problema, creo, bastante serio.

Los guerrilleros universitarios provienen de la represión del movimiento estudiantil en el llamado 68 mexicano. Y este es el tema de la primera temporada de Un extraño enemigo. Si la segunda temporada, quizá por la menor trascendencia histórica del periodo, abarca todo un sexenio presidencial, la primera temporada solo trata, con bastante profundidad, la revuelta de los estudiantes universitarios que terminó con la masacre de Tlatelolco. La serie se detiene en contraponer los movimientos del Estado y de los estudiantes los meses previos a que un grupo de paramilitares, al servicio del Estado, disparara contra la multitud en un mitin estudiantil.

¡Urgente! ¡Transición energética YA!

El desesperado grito está en las gargantas de los destructores del nicho ecológico imprescindible para la vida humana. Se nos han vuelto ecologistas estos depredadores …

Pero ese grito encuentra también un amplio eco en idealistas de todo tipo, que creen que los grandes monopolios son los que van a salvar el planeta de la debacle climática. Así, organizaciones ecologistas del más variado tipo, se suman a las campañas de quienes se mueven por intereses muy diferentes, pero que han encontrado en el ambientalismo un compañero de viaje para dar legitimidad social a su nuevo proyecto de acumulación de capitales.

Se puede afirmar que las crisis económicas del capitalismo, en el último medio siglo, han tenido como factor importante una matriz energética. Y ahora ese factor tiene mayor incidencia como consecuencia del agotamiento de las energías fósiles; las que han sido fundamentales para el modelo de acumulación capitalista hasta hoy.

La lógica de esa base energética es la que ha destruido amplios ecosistemas (tierra, aire y agua), y desatado guerras a lo largo y ancho de todo el planeta. Citemos como ejemplos el río Níger, el último derrame de REPSOL en Perú, las guerras de Irak, Siria, …

El capitalismo necesita cambiar, con urgencia, la matriz energética de su proceso de acumulación ante ese agotamiento de suministros.

Y aquí tenemos  la engolada socialdemocracia de Pedro Sánchez, en alianza con UP, como la más eficaz gestora de las urgentes medidas que necesitan los monopolios. Promotores de un nuevo ciclo de acumulación, que no hará más que profundizar la grave crisis climática que Fidel nos describió ya en la Cumbre de Río en 1992.

Hemos de reconocer que el capitalismo ha tenido la virtud de revolucionar las fuerzas productivas como nunca en la historia había ocurrido. Y nada más. Aquí no cabe aquel gag de la película “La Vida de Brian” de ¿Qué han hecho los romanos por nosotros?

 

Hoy es más obvio que nunca que el desarrollo de esas mismas fuerzas productivas, cada vez más socializadas, está hipotecado por las relaciones de producción capitalistas, que aseguran la apropiación de la riqueza en menos manos que ayer.

La reproducción a escala ampliada toca a muerto si atendemos los indicadores económicos actuales y sobre todo el expolio que el capitalismo ha venido haciendo de los recursos naturales para conseguir el crecimiento económico. La producción de combustibles fósiles como el petróleo convencional alcanzó su cenit a nivel mundial en el 2007 y desde ahí en adelante el mundo ha sobrellevado su escasez como ha podido, principalmente a través del fracking, el gas de esquisto y las arenas bituminosas.  La escasez de otras materias que son necesarias para mantener la producción tecnológica: litio, neodimio, cobre, cobalto, uranio, etc., también se encuentran en lo que Richard Heinberg1 denominó “Peak Everything”: el cenit de todo.

La geopolítica actual con su aroma a “Guerra Total” como la define Andrés Piqueras2, es fiel reflejo de la descomposición del capitalismo.

La empresa siempre ha producido para el beneficio, para el lucro; y para conseguirlo el capitalismo a lo largo de su historia sometió a pueblos, explotó a la humanidad y despojó la naturaleza, aumentando gradualmente su nivel de violencia.

Según la FAO, a nivel mundial, se desperdician o pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen, mientras que el número de personas que sufren hambre aumentó hasta alcanzar los 828 millones en 2021, según UNICEF.

Para nada nos referimos a la realidad informativa china.  Hablamos de España, del lugar donde escuchamos la radio y leemos la prensa y,  donde cualquier mente crítica, no debería tardar ni un minuto en darse cuenta que todo lo que nos dicen es pura propaganda con un profundo tufo anticomunista.

Hace unas semanas era la denuncia de la insoportable situación que padecía la población, por la llamada política de Covid 0 desarrollada por las autoridades chinas.  Represión, control social, paralización de la producción, interrupción de la cadena de suministro...eran términos que repetían a toda hora, pero ni una palabra de los millones de vidas salvadas por una decisión que, por encima de cualquier otra consideración, anteponía el cuidado de las personas y la defensa de la vida como valor absolutamente prioritario.

Ahora, tras la modificación por el gobierno chino de las pautas sociales para enfrentar la pandemia,  hay un cierto repunte de casos de Covid19 y todo es alarmar sobre la situación en China.  En portadas de diarios y en las cabeceras de todos los noticieros, volvemos a oír hablar machaconamente de "virus chino" y del riesgo para la salud pública mundial de la situación de "emergencia sanitaria" que vive China.

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