Pese a que en 2021 ya le dedicamos un artículo al susodicho jefe de la diplomacia europea, se ve que el diplodocus (no le queda bien lo de diplomático) se mejora día a día.

Desde finales de 2021 hasta ahora, ocurrida la intervención militar rusa en defensa de la población del Dombass, que ni la UE, ni la OTAN, ni las hermanitas de la caridad, estaban defendiendo (más de 14.000 muertos lo atestiguan); parece que al señor se le fundió el cable de tierra y anda chisporroteando tonterías un día sí y otro también.

A los exabruptos que ya soltaba como “desinfectar Cataluña” y cosas por el estilo, de un tiempo a esta parte se ha dedicado a insultar a los países africanos en general, a Rusia, a China, a Argelia, etc.

Un auténtico paladín del disparate, a la altura de los grandes hombres de Estado como M. Rajoy (el de los hilillos de plastilina del Prestige) o Bush jr. (el que lee libros al revés en jardines de infancia)

Vayamos al lío:

En octubre de 2022, calificó a la UE como un jardín y al resto como la Jungla. Si esta es la diplomacia de alguien que está en su sano juicio, apaga y vámonos. Por suerte para los habitantes de la UE, el resto de países no nos están tratando como a jardineros. Lo que me extraña es que el resto de países no europeos no haya propuesto una resolución de condena contra Borrell en las Naciones Unidas…ya! No hace falta respuesta. La ONU cada vez sirve para menos.

Total, un tipo que el mismo día que le impusieron una multa de 30.000 euros por usar información privilegiada en el caso Abengoa, dijo: que la historia de EE.UU. se reduce a “haber matado a cuatro indios”, no puede estar en sus cabales (lo dijo en 2018).

Pero volvamos al momento presente que está calentito.

En estos días el aparato de agitación y propaganda de la monarquía de los Borbones nos anda vendiendo la edulcorada imagen de “la cadete Borbón Ortíz”. Con uniforme militar, la niña acompañada de sus papás entra a hacer el cuartel.

El ejército español, vinculado a la monarquía de los Borbones, es una institución rancia, patriotera, misógina y marcada por el fanatismo religioso, que juega un papel estructural determinante en el ejercicio de la violencia necesaria para mantener el actual sistema de dominación de la esclavitud asalariada. Como elemento de la superestructura del Estado está marcado por un fuerte componente ideológico, construido ad hoc, sobre un manipulado sustrato histórico. Los últimos de Filipinas, la resistencia a los franceses, ¡A mi la Legión!, y, cómo no, la unidad de la patria.

La desacreditada monarquía de los Borbones trata de sacar tajada de cualquier cosa y, en esta ocasión, la imagen adolescente de Leonor vestida de militar les ha parecido una buena ocasión para hacer resurgir los más rancios valores patrios. Pues se quiere dar la imagen de “la futura reina de España” sirviendo en el ejército como cualquier hija de vecina, como si aquí no existieran clases sociales y todas somos iguales. 

Esa descarada manipulación, que seguramente ocupará grandes espacios en las llamadas revistas del corazón, no puede impedir que desde un juicio ajeno a la alienación de masas traiga al presente lo que los hijos e hijas de la clase obrera tienen que pasar en ese ejército español, al que nuestra juventud se incorpora por hambre y no por ningún tipo de compromiso con la defensa de la patria o pamplinas similares. Pero la cadete Borbón Ortíz no tendrá que soportar los riesgos que asumen los hijos del pueblo.

Muchas mañanas, de camino a mi despacho en el campus de la Universidad de Texas en Dallas, me encuentro con una compañera del servicio de limpieza de la universidad. Procedente de Venezuela, lleva unos cuantos meses viviendo en Estados Unidos. Para preservar su identidad, me referiré a ella como Z., la inicial de su nombre. Con el paso del tiempo, nuestra cháchara se ha ido tornando en su legítima queja por sus condiciones laborales, las cuales, he de decir, minan visiblemente su salud y vitalidad día tras día. Algunas de las cosas que me ha contado Z. a este respecto me dan pie a hacer el siguiente breve recorrido por las condiciones laborales estadounidenses.

1. Vacaciones pagadas. Z. únicamente tiene tres días de vacaciones pagadas al año (más que muchos otros en este lugar del globo). Estados Unidos es la única economía avanzada del planeta que no garantiza por ley vacaciones pagadas a sus trabajadores. En la Figura 1, la cual muestra el número mínimo de días de vacaciones pagadas al año por ley en función de diferentes países, el caso de Estados Unidos contrasta escandalosamente con el de países europeos.

Fig. 1: Número mínimo de días de vacaciones pagadas al año por ley en función de diferentes países. Elaboración propia a partir de datos de la OCDE.

2. Baja por enfermedad y cobertura médica. Recientemente, Z. tuvo que ser hospitalizada por un problema de salud que la mantuvo alejada del trabajo durante unos cuantos días en los que no percibió ingreso alguno por parte de su empleador, ya que este no está obligado a ello. Estados Unidos y Corea del Sur son los dos únicos países del total de las 38 economías avanzadas que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que no garantizan por ley ningún tipo de baja por enfermedad remunerada. Sólo a lo largo de, literalmente, la última década, se ha conseguido que 16 de los 50 estados que componen Estados Unidos (entre los que no está Texas) hayan legislado a favor de revertir parcialmente esta situación tan lesiva para los intereses de la clase trabajadora.

La pequeña burguesía venida a menos y representada en su decadencia por la socialdemocracia posmoderna, gusta de zaherir al Capital actual “salvaje”, “depravado” e “insolidario”, preguntándose aquello de ”dónde quedó la responsabilidad social del empresariado”. Eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, impreso en el ADN a sangre y fuego. 

Sin embargo, la historia tozuda se empeña en ofrecer un relato distinto. Enumerar sin más los crímenes cometidos contra la humanidad por el capitalismo sería una tarea imposible, al menos cuantitativamente y tremendamente injusto desde la óptica cualitativa. Al final, el capitalismo viene al mundo como un proceso evolutivo socio-histórico necesario en el camino del emprendimiento humano hacia su emancipación, tanto de los avatares de la naturaleza, como socialmente de estructuras de sometimiento y explotación históricas de unos seres humanos hacia otros.

De ahí, a interpretar el advenimiento del fin de la historiai y lo perenne del capitalismo, es pura ilusión distópica a la que pretenden llevarnos partiendo de la negación de la lucha de clases, hasta aterrizar en la barbarie. Un despropósito, sin atisbo de lógica, desde la perspectiva de la dialéctica materialista sobre el devenir histórico.

En cualquier caso, tal y como Marx (2001: 646) expusiera, “El capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza".

La llamada acumulación originaria del capital, proceso que da viabilidad al capitalismo, al suponer una fase o proceso social y económico mediante el cual, se posibilita la disponibilidad de fuerza de trabajo libre, para ser explotada, está plagada de sufrimiento, explotación, robo y violencia.

Las élites dominantes de un capitalismo incipiente expropiaron a amplias masas de campesinos, expulsándolos de sus tierras, privatizando las comunales y obligándolos a buscar trabajo en las fábricas y las minas. La horca, la prisión o el castigo físico, fue la alternativa que se les daba, en muchos casos, a las personas que no tenían un empleo conocido. Los recursos financieros extraídos de la explotación de las colonias y el tráfico de esclavos sirvieron para complementar la otra cara del capital, la del capital constante lavado con sangre.ii

Después de más de 50,000 años de historia, el lenguaje se ha ido desarrollando según la necesidad del ser humano como un rasgo esencial de la evolución social. Su continuo progreso y adaptación ha dado como resultado el epítome del entendimiento entre los individuos de la única especie con conciencia propia conocida en el universo. Esta poderosa herramienta está en permanente evolución, a rebufo de las también siempre cambiantes condiciones materiales, que impulsan al ser social en la continua adaptación a su entorno.

Constituye un imposible la mención de los infinitos “defectos de forma” que de manera intencionada han pervertido el lenguaje a lo largo de la historia, persiguiendo la distorsión en la concepción de la realidad de muchos, para el beneficio de unos pocos. Las innumerables religiones ostentaron durante muchísimo tiempo el poder para la manipulación del lenguaje, poder que compartieron posteriormente con reyes, príncipes, emperadores y resto de “seres elegidos” en el liderazgo del destino de los pueblos.

No es hasta el siglo XIX que el sistema capitalista alcanza una exponencial capacidad de desarrollo de las fuerzas productivas ( si bien eso varia segun la zona del planeta), lo que lleva implícito su réplica en unos medios de comunicación controlados por unas (cada vez más) reducidas manos en busca de favorecer a toda costa el rendimiento financiero del lenguaje. Su perversión no vislumbra ningún límite cuando obedece exclusivamente al interés del capitalista que posee una valiosa herramienta de divulgación, y en el nombre del “Sacro Imperio del Libre Mercado” se le permiten, cuando no aplauden, todas y cada una de las “profanaciones” que tan bien se planifican y ejecutan.

Llegados a la época en la que nos encontramos, la información nos bombardea de manera inmisericorde por artilleros muy bien preparados: un número inimaginable de noticias, artículos, publicidad, efemérides, crónicas, estudios, y textos de infinidad de disciplinas se emiten cada minuto y se insertan en los poderosos cauces que sustentan la superestructura del sistema capitalista en su fase imperialista.

Por más entusiasmados que se muestren sus vendedores, no aceptemos esa “Inteligencia Artificial” de mercado como si fuese un logro tecnológico inocente. Más parece una emboscada para comerciar con el “big data” (y su saqueo de información) que, en la práctica, ha sido mayormente manipulación de datos para los negocios de la dictadura tecnológica imperial. No aplaudas la ingeniería burguesa para la alienación. Lo inteligente sería democratizarla. Del uso mercantil de la “Inteligencia Artificial” podemos esperar todas las canalladas (y peores) que el capitalismo nos impone y nuestra tarea científica es desarrollar una Semiótica para la Revolución de la Conciencia, armada con métodos y praxis emancipadas y emancipadoras. Aquí no omitiremos el tejido militar subyacente en todo desarrollo de coloniaje tecnológico.

Se supone que “Inteligencia Artificial” debiera ser herramienta auxiliar de la Inteligencia Social para resolver los problemas que asfixian a la humanidad. Que debiera ser arma emancipadora para dignificar la producción social del conocimiento y la vida. No emboscada de mercachifles. Esto no es una denostación del progreso ni de la tecnología, es una interrogación profunda sobre él, su veracidad y utilidad al servicio de qué de quiénes. Naturalizaciones del Espanto. Claro que escudriñamos el carácter contradictorio de la Inteligencia Artificial que, en el modo de producción burgués, tiende a manipular los productos del trabajo para encumbrar ganancias con el Caballo de Troya tecnológico de un “desarrollo” que sigue siendo la ley del amo para controlar a los pueblos, al tiempo que perfecciona las condiciones y las herramientas de dicho control en tiempos en que la IA va cobrando fama y aplicaciones todavía no explicadas ni consensuadas con los usuarios involucrados.

No pocos adoradores de la tecnología son fanáticos de cierta “eficiencia” que al capitalismo le resulta muy útil y refrescante. Alimentan sus anhelos de perfección productiva y rentable. Ese dogmatismo también es templo de no pocos ejecutivos de oficina, asistentes administrativos y mandos intermedios que son fanáticamente optimistas sobre los beneficios de la IA en la totalidad del proceso de producción, con ello reverencian la sensibilidad de sus patrones y la certeza de que son, cada día, más invencibles. Nosotros debemos estar advertidos y listos para ofrecer batalla científica des-alienante, en el corazón del propio proceso laboral incluso dentro de los campos científicos y académicos.

El 10 de junio tuvo lugar en Madrid el 2º Encuentro estatal de la Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases (CECOB). Una convocatoria que persigue colocar a este frente en las condiciones necesarias para la ofensiva en el desarrollo del movimiento contra la OTAN y demás expresiones del imperialismo. En ella estuvimos presentes tanto plataformas y organizaciones que la componen, como un nutrido grupo de personas y entidades del campo antiimperialista.

Organizado en dos partes, se debatieron unos materiales con gran nivel de análisis. La primera parte del encuentro se dedicó a hacer un diagnóstico de la situación actual, estructurado en cuatro temas:

  • El declinar de la hegemonía norteamericana y la emergencia de un nuevo orden multipolar
  • La propaganda y la guerra cognitiva
  • La escalada de la participación española en las guerras de la OTAN
  • La situación de la izquierda contra la guerra de la OTAN

 

La segunda parte de la jornada se dedicó a elaborar sobre qué hacer, desde la CECOB, a la vista del diagnóstico previo, con la discusión de tres temas:

La política de alianzas de la CECOB.

Una necesidad estratégica, para extender la capacidad de incidencia según sus planteamientos antiimperialistas y de rechazo de la OTAN y las bases, estableciendo las diferencias en las formas de trabajo unitario y las líneas rojas entre quienes en la práctica trabajan en favor de la OTAN y quienes no; con quien colaborar en acciones concretas o con quienes existan mayores coincidencias estratégicas.

La coincidencia en el escenario, con otras entidades en acciones organizadas en contra de la OTAN y del apoyo a Ucrania para la prolongación de la guerra, se dará siempre, dejando clara la postura de la CECOB, sin concesiones.

Acerca de la propuesta de vinculación a la Plataforma Mundial Antiimperialista, se acordó proponerles la participación como observadores e ir evaluando en el futuro la posible inclusión.

Propuesta de Plan de Acción

“Señores, no estén tan contentos con la derrota de Hitler porque aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al bastardo, la puta que lo parió está de nuevo en celo”. (Bertolt  Brecht)

El 2 de septiembre de este año se cumplen 78 años de la derrota en la 2ª Guerra Mundial del Nazifascismo. Esta derrota temporal no incluye al régimen del criminal Franco protegido de EE.UU., al igual que lo hicieran con otros tantos dictadores ligados a la estrategia para frenar al movimiento comunista en Europa. De nuevo, (después de un breve receso histórico  en el paradigma de la “sociedad europea del bienestar”) el Imperialismo nos conduce a un escenario conocido, donde la burguesía se pone de parto para engendrar otra abominable criatura fascista.

La incertidumbre acecha a las nuevas generaciones proletarias que han sido inculcadas en los mantras del sistema capitalista en este pequeño letargo oficiado por las seudo democracias burguesas. No tendrán un futuro halagüeño, es cierto, si no luchan por ello. La inmunda maquinaría ideológica del sistema bombardea de manera metódica, sofisticada y sin precedentes a una juventud que conduce a la alienación, a la pérdida de conciencia crítica y a la falta de respuesta y organización.  La resignación es condición sine qua non para sobrevivir en un imaginario orden social donde impera la ley del más fuerte, las antiguas relaciones sociales de producción son trituradas por los avances científico técnicos puestos al servicio de la clase explotadora, esto genera más pobreza, más desigualdad  propiciando el aumento de jóvenes que son arrojados a la desesperanza y a la rabia que esas condiciones imponen.

La socialdemocracia allana el paso al fascismo

No podemos esperar de las corrientes socialdemócratas, nada que tenga relación con organizar a la clase obrera y dotarla de conciencia de clase y revolucionaria para frenar este viento totalitario, todo lo contrario, asistimos estupefactos a posicionamientos pro OTAN como el de Yolanda Díaz.

Creo que en estos textos ya he citado alguna vez la máxima, atribuida a Žižek pero de Mark Fisher, de que hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. Pueden invadirnos los extraterrestres, podemos mutar en zombis, sucumbir a un invierno nuclear, padecer un apocalipsis climático o una rebelión heideggeriana de las máquinas; pero el capitalismo seguirá incólume como si fuera más humano que nuestros cromosomas. Quizá por eso ha levantado tanto escándalo el sexto capítulo de The last of us (no la he terminado y dejaré mi opinión, posiblemente, para otro mes), en el que un personaje habla con toda tranquilidad de que viven en una comuna y que, en consecuencia, son comunistas -para estupor de otro personaje que era comunista y no lo sabía. Y es que parece, y esto es un avance ideológico, que ahora es posible pensar el final del capitalismo, aunque sea mediado por el fin del mundo y no por la acción política de las masas.

The last of us ha captado más la atención, aventuro, por su presencia mediática y factura estadounidense; sin embargo, la proliferación de comunas postapocalípticas surtía ya algunas de las series -europeas- sobre el tema. La española Apagón culmina su último capítulo con el establecimiento de una comuna agraria intercultural que opta por un alejamiento de la sociedad: el protagonista, toda vez recuperada la comunicación, decide enterrar el móvil e irse a cavar. O la francesa Colapso que, en uno de sus capítulos, muestra la tensión entre la reorganización comunal de una pequeña sociedad y la desconfianza de unos recién llegados que son incapaces de comprender la mera existencia de la fraternidad humana. The last of us, es cierto, elabora un poco más el funcionamiento de una sociedad comunista en un horizonte de escasez, que es el que se plantea en estas series: propiedad socializada, organización política mediante consejos y persistencia de la división técnica del trabajo.

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