El martes 18 de enero, el Consejo de Ministros aprobó un Real Decreto que permitirá que el Estado pueda tomar el control de la SAREB (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) o como popularmente se la conoce “el banco malo”.

Con este Real Decreto se sientan las bases para que una vez más, se nacionalicen las pérdidas de la gran banca con el dinero de todas y de todos los trabajadores. Hablamos de 34.570,2 millones de euros, lo que supondrá un incremento del 117% al 120% de la deuda pública.

Esta sociedad, creada en el año 2012 para la gestión de los activos inmobiliarios tóxicos (es decir, inmuebles difíciles de vender) provenientes de los bancos y cajas de ahorro rescatadas por el estado, ha servido para que bancos como la Caixa, Sabadell, Banco Santander o Kutxabank hagan pública su deuda y para que unos cuantos fondos de inversión se hagan con las casas de miles de trabajadoras y trabajadores por un coste muy por debajo del mercado.

 

 

Por obra y gracia de unos golpistas fascistas, este país tiene un Concordato con la Santa Sede que nos hace alimentar a la Iglesia católica y todas sus ramas. No es alpiste precisamente lo que se le da: 11 mil millones de euros al año (según datos de Europa Laica: 4.920 millones son a través de aportaciones para financiar centros de enseñanzas y profesores de religión, 2.000 millones para obra social y asistencial y otros 2.000 millones a través de exenciones y bonificaciones tributarias como el ahorro del pago del IBI (impuesto de bienes inmuebles) entre otras, y si no nos equivocamos, porque puede ser que entre ongs, orgs, plataformas, convenciones y negocios miles, la subvención a quienes nada producen sea aún mayor. Aún más sangrante si se compara con las cantidades con las que se subvenciona a partidos políticos y agentes sociales (alrededor de 300 millones anuales), incluidos los de Vox, quienes, que sepamos no han devuelto nada de esas subvenciones

Todo esto no sería posible sin el colaboracionismo de los gobiernos pijo progres o no, que siguen besando las manos papales, que son republicanos pero monárquicos, obreros pero de la patronal, pro pensionistas, pero privados, pro sanidad pero privada…en fin, por el capitalismo tradicional o digital.

 

Se cumplen treinta y ocho años del Congreso de Unidad Comunista que fundó el PCPE y entendemos necesaria realizar una valoración de lo que ha significado para el desarrollo de la lucha de clases en España nuestra existencia. Un análisis limitado a la espera de la historia del Partido que publicaremos en Enero de 2024 con ocasión del 40 Aniversario, pero que se hace imprescindible para entender muchas de las claves de la realidad social y política que nos circunda hoy.

El PCPE nació en 1984 como respuesta a la necesidad de la clase obrera de los pueblos de España de perpetrarse nuevamente con su mejor herramienta para el desarrollo de la lucha de clases. El PCPE es la respuesta política y organizativa que los sectores más conscientes de la militancia comunista -la que venía confrontando con toda la claudicación que significaba el Eurocomunismo-,1 dan al definitivo desmantelamiento del histórico PCE como Partido revolucionario comprometido con la construcción del Socialismo en España.

 

Gestión socialdemócrata: la salud pública sale por la ventana

Desde inicios de la pandemia hemos comprobado como la riña permanente entre beneficio del capital y salud pública se saldaba siempre a favor de la primera, a pesar de que los gestores del gobierno central se reclaman los paladines de lo que ahora llaman “la gente trabajadora” (no vaya a ser que por hablar de clases sociales los tachen de rojos).

Esperar un resultado distinto sería ignorar la historia, puesto que bajo el capitalismo todo el edificio que se levanta se somete a su lógica. La política también, por supuesto, bien con algún tizne más social, bien con otro más liberal.

Los ejemplos de medidas a medias o claramente condicionadas por el mercado y la necesidad de mantener la acumulación capitalista son arrolladores y reflejan en la práctica, al servicio de qué clase está el gobierno de coalición socialdemócrata:

Los principales medios de comunicación saltaron con las noticias sobre manifestaciones violentas, y graves conflictos entre manifestantes y policía en Kazajistán. Lo primero que llama la atención es precisamente el nivel y la resonancia internacional de esas manifestaciones; en todos los informativos mundiales apareció y dieron una amplia cobertura informativa a estas noticias. La otra cuestión que llama mucho la atención es que ocurre un nuevo conflicto en un país limítrofe con Rusia, a semejanza de lo ocurrido en Ucrania, Bielorrusia, Moldavia, Armenia, Georgia, etc.

Entrando más en detalle, en lo que habría que fijarse es en el origen de las movilizaciones y quiénes las están protagonizando. En este sentido todo apunta que la causa principal de las manifestaciones es la subida de los carburantes, en concreto el precio del gas licuado del petróleo. El 1 de enero culminó un proceso de transición de dos años que ponía fin a los subsidios a ese combustible, y en apenas 24 horas se duplicó el precio. Las protestas pronto derivaron en disturbios, especialmente en el centro económico del país, Almaty. Se sucedieron los choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes, y varios edificios gubernamentales ardieron.

Fuentes usualmente bien desinformadas anuncian la Fake New de la inauguración del Metaverso por Mandatarios Autoelegidos para el mandato de la Postverdad. Comunicadores Financiados por la Fuente y Portavoces sin Mensaje de Noticias sin Contenido emiten Atentados de Falsa Bandera, Cortinas de Humo, Globos de Ensayo, Información de Calorías Vacías y Fast Food Espiritual para exaltar Falsimedias y Monopolios Mediáticos alimentados con Big Data y difundidos con Bots. Pantallas espiadas por Cookies obturan los multimedias con Pop Ups imposibles de bloquear; tras todas las imágenes Manipulación Digital y Seducción Subliminal. Redes Antisociales atrapan peces chicos para alimentar a los Gordos; crímenes que no existieron desaparecen con aquél que los denunció. Rumores elevados a la categoría de Primicias sobredimensionadas con Sensacionalismos y Amarillismos abren para el Hit Parade de los eventos el cristal de la Opacidad. El telón de la Autocensura disimula que nada hay que ocultar.

 

A principios de diciembre, o si se prefiere, a finales de este insoportable 2021, año 1 de la nueva normalidad, que es la mierda de siempre pero peor porque hay COVID, se congregaron en Varsovia, invitados por el gobierno Polaco, los líderes de las principales fuerzas políticas de extrema derecha (o derecha extrema, o ultraconservadores, o neoconservadores o patriotas, que es como ellos se autodenominan. Cabe decir que jamás se llamarán por lo que verdaderamente son, ya que para estos grupos, la política es el arte de la simulación, de ocultar el interés de la oligarquía con la máscara del nacionalismo, la tradición o la identidad). Estos próceres de la defensa nacional, entre los que se encontraban Le Pen, Abascal y Orbán, se reunieron como muestra de solidaridad con el gobierno polaco, que encima de luchar por mantener la frontera de Europa a salvo de las hordas de migrantes enviados por los enemigos de occidente, tiene que lidiar con los ataques internos que las élites progres de Bruselas le lanzan contraviniendo su soberanía nacional. Naturalmente esta reunión sirvió también para ir trazando con líneas más gruesas un bloque europeo de extrema derecha que con la bandera de la soberanía nacional acabe con la tiranía del “buenismo progre”, algo que continuarán haciendo ya a principios de 2022 en Madrid por invitación de nuestros paladines nacionales, Vox.

Después de nueve meses, como si de un embarazo se tratara, el próximo día 1 de enero la nueva norma laboral entrará en vigor.

Algunos medios del capital se atreven a decir que mejorará la vida laboral de muchos trabajadores y trabajadoras, otros menos optimistas y más de derechas, dicen que no creará empleo.

Parece que lo único importante es que la patronal, el gobierno y dos sindicatos hayan conseguido ponerse de acuerdo, aún cuando la mayoría sindical de nuestro estado no esté de acuerdo, ni ha sido invitada, ni lo será.

CCOO y UGT nos tienen acostumbradas a espaldas de sus afiliadas y afiliados a llegar a acuerdos sin la participación de los mayores interesados, la clase obrera. La política sindical desarraigada de las asambleas, de la participación de todos. El sistema de el “valor de representación” de todas las y los trabajadores y por enésima vez volvemos a ser traicionados.

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