Para determinados sectores del imperialismo, esta línea de pensamiento podría justificar una serie de reacciones políticas necesarias, lógicas y coherentes para mantener en pie un capitalismo en decadencia.

Mucho se está hablando últimamente de la «Ilustración Oscura» o del movimiento «intelectual» que ilumina el pensamiento neorreaccionario (también conocido como Neo-Reaccionarismo o Nrx). La izquierda lo menciona escandalizada por lo que a todas luces (nunca mejor dicho) supone la destrucción de las bases culturales consensuadas por la modernidad. Y la derecha porque ansía encauzar la dispersión ideológica que plasma su acción política, (sujeta a la propia necesidad de supervivencia de un capitalismo fragmentado) dentro de un cauce programático de coherencia teórico práctica.

El término «Ilustración Oscura» fue popularizado por Nick Land, principal exponente de esta corriente. Se puede considerar un filósofo y teórico asociado con el movimiento neorreaccionario. Sus escritos son una combinación de filosofía o pseudofilosofía, teoría política, consignas y ciencia ficción distópica. Land ataca los ideales y méritos de la ilustración clásica (la democracia, el igualitarismo y el progreso). Ansía la vuelta a estructuras jerárquicas autoritarias, desechando la razón y el progreso humanista. Los seguidores del neo-reaccionarismo no parecen conscientes de que forman parte de una élite creada por el desarrollo histórico de un capitalismo enmarcado en los principios de la Ilustración del siglo XVIII a la que tanto detestan.

Ante la decadencia social y económica del universalismo democrático y el progresismo propone alternativas como el tecnofeudalismo o el regreso a formas de gobierno autoritarias. Pero el tecnofeudalismo que propone no representa un cambio sistémico, tal y como Varufakis y otros puede entenderlo1,

Recientemente, los medios tradicionales de difusión, en su función de ofrecer propuestas ideológicas con las que argumentar el ocaso del sistema, hicieron divulgación del sugerente título "La gran hipnosis", de Andrea Rizzi, donde se nos propone un análisis de la deriva política de occidente -el libre, blanco, cristiano y sionista occidente- en el que pareciera que es la bella durmiente del cuento, caído en un profundo sueño por el encantamiento maligno de los nacional-populismos y del oriente autocrático. En efecto, se nos quiere convencer de que las clases populares, insatisfechas por la globalización, incapaces de adaptarse a los cambios, han caído bajo el encantamiento de fuerzas antisistema que, aunque no responden a sus intereses -¡vaya! como si la democracia liberal sí lo hiciera-, han sabido adueñarse de la voluntad popular. Pareciera que el problema no es de un sistema que se agota y recurre a sus últimos cartuchos, sino de una ceguera popular, un problema cognitivo de las masas.

Desde luego que el fenómeno social de alienación existe, es un hecho que la explotación objetiva conlleva la producción de una subjetividad; es decir, de las relaciones de poder que emanan de la vida material se forma una conciencia deformada que produce una subjetividad funcional al orden dominante, que a su vez, en el desarrollo dialéctico de la historia, cuanto más se aleja de la situación material que enmascara, termina siendo insostenible. O más claramente, es imposible seguir pensando que eres clase media cuando hacer la compra de la semana es casi un lujo o cuando trabajando de lo que has estudiado y con un sueldo por encima del salario mínimo, tienes que vivir en un piso compartido. Pero esta conciencia deformada y enmascaradora no es esa gran hipnosis en la que repentinamente han caído los pueblos por no saber comprender los cambios. No, la clase obrera y los sectores populares no son unos inadaptados, es el sistema, que para perseverar en su ser tiene que adoptar sus formas más grotescas y monstruosas. 

El internacionalismo proletario es un principio fundamental del marxismo, en cuanto a su concepción de la clase obrera como una sola clase mundial. Esto es determinante para cualquier proyecto revolucionario.

Por tanto, el internacionalismo es parte consustancial a la lucha revolucionaria en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento de la historia. No es algo ocasional, no es una cuestión de oportunidad o conveniencia, sino que es algo que está inserto en las señas de identidad de la organización de vanguardia del proletariado. Es, dicho de forma sencilla, una cuestión de principios.

Nuestra experiencia histórica más relevante son las Brigadas Internacionales que, desde todos los lugares del mundo, vinieron a luchar contra el fascismo y en defensa de la II República junto a la clase obrera de este país. Un hecho extraordinario, siempre insuficientemente reconocido y reivindicado. Miles vinieron a tomar las armas y arriesgar sus vidas por una cuestión de principios, de solidaridad consecuente. Un estado democrático haría hoy de esa gesta un elemento de orgullo nacional. Esta monarquía no, imposible.

Otro hito destacado fue la Operación Carlota, que la Cuba revolucionaria realizó para ayudar a la independencia de Angola. Fruto de la genialidad de Fidel y de su concepción ética de la lucha de clases internacional, así como del heroísmo sin límites de quienes se alistaron sin dudarlo un instante. “¡Nos llevaremos solamente la amistad indestructible de este gran pueblo, y los restos de nuestros muertos!» (Raúl Castro).

Como PCPE nuestro ejemplo más luminoso es Alexis Castillo, quien en 2022 dio la vida, con las armas en la mano, en la lucha contra el fascismo en el Donbass.

TIEMPOS DE BARBARIE IMPERIALISTA TRUMPISTA

Hoy, la heroica Resistencia del pueblo palestino, frente a la barbarie sionista, ha impuesto las coordenadas del compromiso internacionalista para cualquier organización revolucionaria. Su victoria con el alto el fuego firmado le refuerza más.

Toda la historia de la sociedad humana, hasta el día, es una historia de luchas de clases.” (Marx, Engels, El manifiesto comunista, 1848).

Negar esta máxima es negar la concepción materialista de la historia y el propio materialismo dialéctico. Abrazar el “espíritu hegeliano” y asumir que el Estado moderno es el fin de la historia, la libertad ya alcanzada como meta. Eso proclamó Francis Fukuyama al afirmar que “el fin de la historia significaría el fin de las guerras y las revoluciones sangrientas, los hombres satisfaciendo sus necesidades a través de la actividad económica sin tener que arriesgar sus vidas en ese tipo de batallas”. El mejor de los mundos posibles.

El pronóstico no fue acertado, sino todo lo contrario, a la vista de los acontecimientos de las últimas décadas y más de los últimos años, meses, días... El asedio, violencia y genocidio contra los pueblos de Asia Occidental por el imperialismo yanqui-sionista y la OTAN, la guerra contra Rusia, las maniobras de la UE en Georgia, Moldavia, Rumanía; la lucha anticolonial del Sahel, del Sáhara Occidental; la presión criminal contra Cuba, Venezuela, Nicaragua…, el intervencionismo estadounidense en toda América Latina, la creciente confrontación hacia China… Vivimos un proceso acelerado de descomposición de la modernidad hegeliana. Y aun así, los enemigos explícitos de la clase trabajadora siguen negando su carácter transformador. Pero quienes más obstaculizan y dañan el protagonismo que la Historia nos aguarda como sujetos revolucionarios, que nos debiera conducir, no al fin de la historia, sino a afirmar que  esta comienza con el fin de la lucha de clases, con la emancipación humana sin explotadores ni explotados, es la izquierda asimilada al sistema, rescatista de unos obsoletos intereses ajenos y quienes con vocación revolucionaria, hechizados, se desvían un centímetro en el análisis certero de la realidad que de resultas son muchos años de aplazamiento revolucionario, según la máxima leninista.

Una reacción en cadena contribuye y propicia el debilitamiento del status quo, y en el mejor de los casos su propia auto-deflagración.

El enorme potencial de cualquier mecanismo o fenómeno capaz de generar cambios cualitativos en dicho estatus desencadena a su vez nuevos escenarios en la vida política y cotidiana de las personas; deviene un rico laboratorio de fortalezas en el marco del porvenir de la clase trabajadora.

Resulta, cuanto menos, acuciante, la necesidad de especializarnos en descifrar y utilizar en beneficio de nuestra clase, las oportunidades que genere cualquier cambio de escenario, siendo el materialismo dialéctico, el marco teórico que nos brinda y acompaña, de forma certera, a dicho análisis, en el contexto histórico que nos ocupa; contribuyendo en la urgente pedagogía de toma de conciencia por parte de la masas, en la imperiosa labor de sortear, para luego combatir, de forma consciente, las no pocas fosas que depara el objeto del presente artículo, no siendo otro, que el oportunismo como dique de contención del necesario efecto dominó.

Oportunismo, entendido como actitud y modus vivendi de los gestores del Capital, el cual deviene en su respirador artificial y cordón umbilical particular, que les conecta sin fin con sus execrables hojas de ruta.

Pasto ideal de perros cortijeros y hienas famélicas de la debilidad ajena para convertirla en oportunidad de autosuficiencia; palmeros y detonadores de guante blanco del crimen organizado, postrados braceros del imperio que no precisan de amarres, ya que ellos solos se venden con la soga entre los dientes, siempre solícitos a los mandatos del Capital, independientemente, de la fase en la que se encuentre.

Albert Einstein dijo que “si la civilización de Europa se hundiese, como se hundió en Grecia, la desolación intelectual que resultaría de ello sería tan profunda como lo fue entonces”. Podría parecer presuntuoso enmendar al genio, pero esta vez, la desolación intelectual europea no resultará una consecuencia, sino un elemento inseparable dialécticamente del propio proceso de hundimiento civilizatorio.

Fracasado definitivamente el proyecto autónomo imperialista europeo, el viejo subcontinente pasó a desempeñar un papel subsidiario y lacayuno de los intereses estadounidenses. Bajo una abducción cultural que va dando bandazos entre lo “woke” y la regresión más reaccionaria y retrograda, militarmente ocupados (más de 100.000 militares yanquis desplegados, 35.800 solo en Alemania con 275 bases militares) y económicamente colonizados (alta intervención de Capital estadounidense en la economía europea), Europa ha seguido los dictados belicistas de la OTAN, adentrándose en una economía de guerra que empobrece a los trabajadores y trabajadoras europeas.

A través de la asunción de esa política de guerra, de enfilar el camino sin retorno que supuso la voladura del Nord Stream y las sanciones antirusas; la industria  europea ha dejado de ser definitivamente competitiva bajo la concepción del valor capitalista. La dependencia total frente a Estados Unidos, constituye ahora por tanto, un nuevo nivel de subsidiariedad y la única vía de subsistencia. Una economía siempre dependiente de las energías externas, de la extracción de materias primas de fuera del propio territorio, hasta ahora, obtenidas gracias a un comercio internacional ventajoso y una política de rapiña neocolonial e imperialista que mantenía estos insumos lo suficientemente baratos como para ser competitivos.

Se convirtió rápidamente en reino del exhibicionismo, mezcolanza de egos, destrezas y emboscadas ideológicas del “entretenimiento” de masas. Hay desde luego excepciones que aquí se salvan por honrosas. Y así se distorsionó el concepto de “farándula” que proviene del francés “farandole”, danza popular, refiere a su origen a las artes escénicas y el entretenimiento.

Según el Diccionario de la Lengua Española: 1. f. Profesión de quienes se dedican al mundo del espectáculo… Sin.: teatro, espectáculo, carátula. 2. f. Conjunto de personas que integran la profesión teatral. 3. f. Ambiente nocturno formado por personas famosas de distintos ámbitos, especialmente del espectáculo. U. t. en sent. despect. 4. f. Compañía ambulante de teatro que, por lo general, interpretaba comedias. Sinónimo de farsa.

Cierto sentido común define a la “farándula” como actividad pública de personas que comercian con espectáculos, para divertir a los pueblos, en persona o a través de los medios de comunicación, y así se convierten en figuras públicas que ejercen influencia significativa, en sentidos múltiples. Suele apelar a cierto manipuleo o tráfico de sentimentalismos y por eso mismo su análisis semiótico exige una perspectiva crítica, científica e histórica capaz de revelar su evolución, pertinencia y relevancia dentro de las realidades ideológico-culturales.

Ese carácter “popular”, que la farándula tuvo en sus inicios representados por actores y artistas trashumantes, tributaba ideológica y estéticamente a públicos de “status inferior” y sus producciones revestían un carácter “marginal” en contraste con los entretenimientos de las élites culturales.

En el siglo XX, cambió sustancialmente el proceso y el producto cuando se descubrieron sus poderíos ideológico-mercantiles potenciados por el desarrollo de los medios de comunicación masiva y posteriormente los “medios digitales”. Cobró (en muchos sentidos) protagonismo la “fama”, la “visibilidad” y la idealización de estilos de vida. Se gestó una adicción aspiracional al sueño de un mundo burgués y pequeñoburgués.

  • Entrevistamos al camarada ante la ofensiva sionista en Asia occidental, el genocidio al pueblo palestino y la invasión del Líbano, apoyados por la OTAN y el imperialismo.

 

UyL: ¿Cuál es la posición del PCL ante la ofensiva e invasión sionista?

FM: Como partido fundador de la Resistencia en el Líbano, nuestra posición no puede ser otra que apoyar todas las formas de lucha contra el invasor y sus lacayos, así como contra el imperialismo que intenta dar un golpe definitivo a todas las fuerzas de la Resistencia para imponer su plan de control total sobre la región.

UyL: Hay gente que piensa que la cosa va sólo con un determinado grupo. ¿Qué les diría?

FM: Los sionistas llevan más de un año cometiendo todo tipo de masacres y practicando un auténtico genocidio en Gaza. Después trasladaron el escenario al Líbano, aprovechando la coyuntura internacional y el apoyo incondicional de Occidente. Todo esto con el objetivo de imponer su programa expansionista en la región; por lo tanto, es imposible pensar que una guerra genocida de esta dimensión sea solo contra un determinado grupo local. El PCL considera que esta guerra es contra todos los patriotas que anhelan la libertad de Palestina y el Medio Oriente; por lo tanto, contra la inmensa mayoría del pueblo levantino. Por eso llamamos a la mayor unión entre los libaneses, así como entre los pueblo árabes, para luchar firmemente contra el plan del nuevo Oriente Medio auspiciado por Estados Unidos y la OTAN.

UyL: ¿Cuál es el análisis de la coyuntura en la región y el papel de los distintos actores? ¿Cuál es el principal trabajo y las tareas del PCL en esta coyuntura?

El valor de uso sólo toma cuerpo en el uso o consumo de los objetos. Los valores de uso forman el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea la forma social de ésta..., los valores de uso son, además, el soporte material del valor de cambio”. (K. Marx, El Capital, Tomo I)

Marx, en el mismo escrito nos señala que la mercancía es, “en primer término, un objeto externo, una cosa apta para satisfacer necesidades humanas, de cualquier clase que ellas sean”. Desde que esto se escribió, el capitalismo en decadencia ha degradado, condicionado o al menos, alterado, dos conceptos (o la percepción de los mismos): el de la propia mercancía y el de necesidad.

Las necesidades, jerarquizadas por Maslow, se han tornado en los últimos tiempos, tal y como Bauman desarrolló, deseos y más aún anhelos. Philip Kotler1  las definió como «una sensación de carencia de algo, un estado fisiológico o psicológico”. Bajo este prisma, la necesidad deja de ser objetiva, física, material, para convertirse en «sensación de carencia».

Por eso, el capitalismo, sediento de acumulación, conquistó, primero los mercados externos, ajenos al capitalismo, espacios de conquista que Rosa Luxemburgo calificó como “conditio sine qua non” de la acumulación y que en realidad constituyeron simplemente un acto contratendencial, temporal, para mantener a raya los fantasmas de la caída de la tasa de ganancia. Luego se lanzó a  por esferas no mercantilizadas hasta el momento, no territoriales, a veces ni siquiera corpóreas, que incluso formaron parte de lo interno, de lo íntimo.

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