La joven palestina Ahed Tamimi fue arrestada junto con su madre el 20 de diciembre 2017, tres días después de que se viralizara un video en que aparece golpeando a un soldado del ejército de Israel en el poblado de Nabi Saleh, en la cercanía de Ramalá, Cisjordania, y justo ahora cuando escribo estas líneas está cumpliendo 17 años, la misma cantidad que pasara en presidio político.

En pleno siglo XXI se está repitiendo la historia de Lino Figueredo un niño cubano de 12 años al cual en 1870 el imperio español separó de su familia,  le puso grilletes, lo mando a trabajar en las canteras, lo azotó, la viruela invadió su cuerpo y siguió cargando piedras, las piedras de la ignominia que pringaron la frente de España, que todavía sigue manchada. Ahora es Ahed Tamimi, la nueva Lino Figueredo, la frente que se mancha ahora es la del régimen sionista de Israel.

¿De qué se le acusa a la joven Ahed Tamimi? De expresar a golpes en el cuerpo de un soldado israelí la rabia que sintió cuando otro soldado disparó en el rostro de un familiar una bala de acero recubierta de goma, que le dejo heridas graves y en estado de coma ¿Quién tiene derecho a juzgarla por eso? Nadie, solo el gobierno de Israel tiene la oscura voluntad de acusarla de agresión a un soldado israelí, cuando es él quien mata e invade impunemente en el territorio de Palestina.  

"Que nada detenga la paz e impida el ejercicio de la soberanía". En un País donde los intentos de desestabilización económica, la injerencia o las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos son la realidad a las que se enfrenta el proceso bolivariano, fue muy certera la presidenta de la ANC (Asamblea Nacional Constituyente), Delcy Rodríguez, al anunciar con esas palabras las elecciones municipales. Para un país permanentemente acusado de “dictadura” tampoco está mal acabar 2017 con las ¡terceras! Elecciones del año.

Carmelo Suarez entrevistado por la cadena de TV Tass

El 19 EIPCO se ha celebrado este año entre los días 2 y 3 de noviembre con la presencia de 102 partidos comunistas y obreros en la ciudad de San Petesburgo en una situación similar a la que se ha manifestado en los últimos encuentros. En la soviética ciudad de Leningrado, sesionaron en plenario durante estos dos días las organizaciones que acudieron a esta cita anual de la lista inscrita en SolidNet, en esta ocasión con el aliciente de conmemorar la Revolución de Octubre. Incluso este hecho histórico, generó un segundo plan de actividades que se desarrollaron en Moscú. El PCPE estuvo presente tanto en San Petesburgo, a través de la delegación oficial a los EIPCO, como en Moscú donde acudió una brigada compuesta por cerca de 70 camaradas y compañeros de luchas para participar en todos los eventos que culminaron con una manifestación, en la que el PCPE destacó como uno de los cortejos más numerosos.

La ponencia que la Delegación del PCPE, encabezada por el Secretario General Carmelo Suárez, participó en el XIX Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros que el pasado mes se celebró en San Petersburgo, expresó de manera clara y concreta la concepción que el Partido tiene en relación al futuro del Movimiento Comunista Internacional.

El Partido apuesta por una respuesta unitaria a la agudización de la lucha de clases internacional, impulsada por la lógica de acumulación de capital en esta fase de agudización de la violencia imperialista.

En una tal situación los retos para el Movimiento Comunista Internacional son extraordinarios. La necesidad de superar las actuales debilidades y hacer avanzar las posiciones revolucionarias es apremiante. Los Partidos Comunistas y Obreros estamos situados ante la responsabilidad de dar una respuesta a la altura de las exigencias del momento histórico. La barbarie del imperialismo es tal que se encuentra en juego el mismo futuro de la Humanidad.

Los enviados cubanos a combatir el virus del Ébola en las naciones de África Occidental dieron una lección de voluntad, valentía y profesionalismo a todo el mundo. Roberto Gómez Castellanos, doctor de una de las brigadas, ofrece su testimonio

Roberto Gómez Castellanos no es solo el jefe de la terapia intensiva del Hospital Militar Mario Muñoz Monroy, de Matanzas; también uno de los hombres más valientes que he conocido.

Lo veo pasar y sin pensar dos veces lo llamo: «Dóctor, ¿cuándo me va a conceder una entrevista?» Me mira sonriente, duda unos instantes y responde:

«En el momento que tú quieras, mijo». Quince minutos más tarde está sentado frente a mí en la mesa de mi propia casa.

Rápidamente su memoria recorre medio mundo, y llega en específico a esas tierras de Sierra Leona, en las que retó al Ébola.

–Cuando se expandió la noticia de la epidemia del Ébola, ¿imaginó que Cuba brindaría su ayuda?

–Sabía que Cuba enviaría ayuda, pero no pensé formar parte de ella. Ser seleccionado me asustó, me sorprendió, pero me gustó.

–Y la familia… ¿cuál fue su reacción?

–Regular. Ambigua. El niño no se mostró muy sensible en el sentido de ver el riesgo, pero mi mamá y mi esposa sí. La vieja ya tenía sus prejuicios por la edad y la distancia, y llegó a decirme que prefería que no fuera.

«Entonces le recordé una anécdota de mi niñez cuando no quería estar interno y ella me dijo: “Te voy a sacar de la beca si tú quieres, pero cuando te miren en el barrio y te digan ‘rajao’, ¿qué vas a hacer?” En ese momento se quedó en silencio, consternada, y explicó: “Está bien mijo, pero es que tengo miedo a que te pase algo y no sé si estaré viva para verte cuando vires”».

–¿Cómo fueron las relaciones entre los colaboradores cubanos?

–Al inicio resultó complicado porque todos éramos hombres y teníamos caracteres muy diferentes, pero luego nos entendimos bastante bien.

«Cuando nuestro instructor de la Organización Mundial de la Salud, un psiquiatra, nos convidó a evitar contacto físico con los pacientes, un grupo decidió acatar. Otros teníamos una inquietud: «La opción del psiquiatra es aparentemente buena, pero, ¿qué experiencia tendremos en caso de que uno de nosotros se enferme?», le dije a mis compañeros.

«Primero unos pocos y luego la mayoría seguimos la política de intervenir en la enfermedad siempre que fuera posible. Algo que también nos motivó fue sentir que no estábamos en vano en esa situación; si habíamos ido para dominar una enfermedad, no estaríamos conformes con hacer de cosméticos, debíamos actuar.

«Aumentó la preocupación por el de al lado. Todos nos manteníamos pendientes de quien tuviera un poco de malestar o algún síntoma, sobre todo de paludismo que nos afectó sobremanera».

–¿Cómo los veían los otros colaboradores internacionales?

–Ah, curioso. Al principio nos miraban como novatos, un personal excedente del Ministerio de Salud Pública –hace un gesto de desprecio con sus manos–. Esta idea se basó en que muchos de los empleados no tenían vínculo laboral en su país y su opción inmediata resultaba el contrato del Ébola. Pensaban que estábamos ahí porque nos convenía. Su postura parecía un tanto discriminatoria y no contaban con nuestra opinión para tomar decisiones.

«Ellos limitaban el tratamiento endovenoso por miedo a pincharse con la aguja infectada y nosotros, aunque sabíamos que representaba un riesgo, comenzamos a hacerlo; trabajamos de forma más invasiva con el virus y tuvimos grandes resultados.

Llegamos al punto de que siempre esperaban por los cubanos para comenzar los procedimientos de riesgo. Nos ganamos su respeto.

«En las reuniones y fiestas buscaban contacto con nosotros por las curiosidades de lo que suponía ser de Cuba. Las preguntas sobre Fidel siempre venían. Muchos terminamos siendo amigos».

–¿La experiencia de Sierra Leona le mostró una nueva cara de la vida o acaso de la muerte?

–De la vida. A la gente le sorprende si uno ve muchas personas muertas.

Desgraciadamente, mi trabajo como intensivista me adapta a este fenómeno. Lo más difícil era cuando nos encariñábamos con un niño y fallecía. Resultaba muy impactante por el vínculo, porque para ganarse su confianza había que invertir parte sensible de uno, de esa porción que un médico tanto tiene que reservar para no afectar su salud.

–¿Cuál fue el momento más emotivo durante la misión?

–En la despedida de dos niños jimaguas que fueron dados de alta. Me impactó que reconocieran mi voz y lo que yo había hecho aun cuando en aquellos momentos solo podían haber visto mis ojos y mi nombre escrito en el traje. Ahí fue cuando escribí para Cuba que había llorado por primera vez; y lo hice en verdad.

–¿Quedan secuelas de esa experiencia en su actuar diario?

–Permanentes. Los pacientes piensan que yo me limito de sus olores porque ahora paso visita con gorro y nasobuco; a veces se ofenden. Los tranquilizo diciendo que tengo catarro y no quiero perjudicarlos.

–¿Exageran los que lo llaman «héroe»?

–Creo que sí. Conozco a muchos que hubieran hecho lo mismo, aunque también a otros que se hicieron los sordos. Fui sin pensarlo; solo dije que allí había personas trabajando y, ¿por qué no yo? En el sentido de que hice algo extraordinario no lo acepto. Pero no desprecio un gesto de admiración por quien reconoce que fue algo bonito en bien de mucha gente; lo agradezco.

–¿Qué dejó en África?

–África es misteriosa y allí se me quedó la deuda de haber vencido ese misterio. Su estilo de vida muestra el principio de la sociedad porque ellos todavía viven en los orígenes. Me recuerdan al cubano antiguo; en Cuba ya no quedan muchas tradiciones, y ellos conservan casi todas.

–¿Piensa volver algún día?

No sé. Creo que regresar a África me gustaría, y si fuera específicamente a donde me quedó la deuda, en Sierra Leona, lo disfrutaría más. Allí, con nuestras diferencias ideológicas, sociales, políticas, idiomáticas, nos unimos en una idea, en un sueño. Y logramos alcanzar el cielo.


Publicado en Granma el día 28 de noviemnre de 2017

Cuando estamos cerrando este número del periódico está llegando de vuelta a España la Delegación del Comité Central de PCPE que ha visitado la RPDC por invitación del Partido del Trabajo de Corea.

Los camaradas Víctor Lucas, Secretario de Relaciones Internacionales del Comité Central, y Teresa Pantoja, Secretaria de Antiimperialismo del Comité Central, nos han remitido dos fotos de su importante estancia de casi una semana en la RPDC.

Este viernes 13 de octubre de 2017 los Estados Unidos y el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) Luis Almagro impulsaran, en la sede de la OEA en Washington, las primeras acciones para la constitución de un gobierno venezolano paralelo.

El punto de partida es la aceptación de los nombramientos de los magistrados hechos por la Asamblea Nacional Venezolana (AN) y avalados por la ex fiscal general de Venezuela Luisa Ortega. Se juramentaran como directiva de un tribunal supremo de justicia que tiene como objetivos la anulación de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), el enjuiciamiento del presidente Nicolás Maduro y el nombramiento de un nuevo Consejo Nacional Electoral. De facto, un nuevo golpe de estado en Venezuela. Hay que destacar que la AN se encuentra en desacato y que la ex fiscal es una prófuga de la justicia.

En este mes de octubre se cumple el 50 Aniversario de la muerte del gran revolucionario comunista Ernesto “Che” Guevara, asesinado el 8 de octubre de 1967 en Higueras (Bolivia)por soldados del ejército boliviano asistidos por agentes de la CIA.

Haciendo ejercicio de nuestra memoria histórica destacar que la vida del CHE fue un combate a muerte contra el imperialismo, contra los opresores y explotadores, un combate de lucha constante y consciente por la construcción de una sociedad nueva y un hombre nuevo, por el Socialismo y el Comunismo.

El día 24 de este mes de septiembre ha partido para la República Popular Democrática de Corea una Delegación del Comité Central del Partido.

La Delegación está compuesta por el camarada Víctor Lucas, Secretario de Relaciones Internacionales del CC, y por la camarada Teresa Pantoja, Secretaria de Antiimperialismo del CC.

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