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Los dos atentados terroristas del 17 y 18 de septiembre perpetrados por los sionistas en el Líbano han dejado más de 4000 personas heridas, medio millar de ellas graves y hasta el momento 32 asesinatos directos. La oleada de explosiones provocadas en dispositivos beepers y walkis talkis, de uso civil y cuyo objetivo ha sido población civil libanesa, constata que el sionismo es el terrorismo. Los terribles asesinatos en masa, premeditados y con desprecio absoluto a cualquier derecho humanitario o convención internacional no dan lugar a medias tintas ni interpretaciones: El ente colonial y criminal de Asia Occidental es terrorista, además de genocida.
La entidad sionista llamada Israel, nació de la mano del terrorismo desde los umbrales del S.XX, Irgun y Hagana son prueba de ello y algunos de sus primeros mandatarios fueron miembros activos de dichas organizaciones. A lo largo de más de 75 años de ocupación lo ha seguido desplegando. Sin tregua, impune y descaradamente, pues no en vano usurpó tierras palestinas con el beneplácito occidental. No es sólo parte de la historia porque en la actualidad bajo la denominación de partidos políticos como el Likud ( por citar uno, aunque ninguno se libra ) siguen desplegando el terror y, no sólo verbal, contra el pueblo palestino. Más de 40.000 asesinatos desde el 7 de octubre, 10.000 desaparecidos bajo los escombros, cerca de 100.000 heridos, dos millones de personas desplazadas, más de 10.000 detenidos arbitrariamente sólo en Cisjordania, torturas a las personas detenidas, infraestructuras arrasadas...la magnitud del horror planificado para exterminar al pueblo palestino sólo tiene una definición y es la de GENOCIDIO.
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- Escrito por Comité Ejecutivo del CC del PCPE
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“El Estado es un órgano de dominación de clases, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esa opresión, amortiguando la lucha de clases”. Karl Marx.
La aprobación en 2015 de la llamada “Ley Mordaza” fue la máxima expresión a nivel legal de las políticas represivas del gobierno de Mariano Rajoy contra el ciclo de luchas iniciadas con la crisis capitalista de 2008-2010. El objetivo era actualizar el marco legal para reprimir huelgas generales, multitud de luchas obreras, el movimiento 15-M, movimiento contra los desahucios y por una vivienda digna, defensa de servicios públicos, movimiento feminista y otras luchas. En aquel momento, toda la llamada “izquierda” se manifestó en contra de dicha ley. En concreto, el PSOE, en diciembre de 2016, defendió la derogación completa, impulsó un recurso ante el Tribunal Constitucional, se comprometió a derogarla llegado al poder.
Llegado Pedro Sánchez al poder se manifestó la tremenda falsedad de todas aquellas proclamas por la libertad. La “Ley Mordaza” sigue en vigor, aunque se anuncien pequeñas modificaciones, y la represión contra los movimientos sociales combativos sigue tan vigente como siempre. Por muy progres que quieran aparentar ser los gobiernos socialdemócratas, siguen siendo los hipócritas lacayos del sistema capitalista.
Ahora el gobierno “progresista” quiere desviar la atención hacia la derecha y extrema derecha judicial, hacia el llamado “lawfare”, con ejemplos como la imputación de la esposa de Pedro Sánchez. Pero contra activistas y luchadores de la clase obrera el gobierno es quien ampara y dirige la represión de forma sistemática. Según la plataforma “Defender a quien defiende” en los años 2022 y 2023 se han contabilizado 1.187 casos de vulneración de derechos en el contexto de protestas políticas, sindicales y sociales. Y ese dato es sólo la punta del iceberg, pues la gran mayoría de vulneraciones no son registradas por ningún organismo.
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- Escrito por Eloy Baro
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Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.
Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política. C. Marx 1859
Socialismo o desaparición. Sin más, esta es la disyuntiva del momento histórico.
Si en ese momento crítico, en el que se han formado las condiciones para la revolución social, ya se ha formado el sujeto político que tenga la capacidad de entender la coyuntura histórica, y actuar en consecuencia, bien. Si la formación de ese sujeto va rezagada en el tiempo, y nuestras capacidades colectivas no alcanzan a comprender estas coordenadas, mal, muy mal.
Alguien, incluso de buena fe, puede preguntar: ¿Pero de verdad es tan crítico el momento presente? Respuesta: Si.
Se puede afirmar que no hay ningún aspecto de la vida que hoy no se encuentre ante el riesgo de la quiebra de su continuidad existencial.
Sobreexplotación de la clase obrera internacional
Sobreexplotación: Situación en la que la cuantía del salario es inferior a aquella cantidad socialmente necesaria para la reproducción de la fuerza de trabajo.
En esas estamos.
La plusvalía es una sola a nivel mundial (Marx). El capitalismo acumula sujeto a esta lógica. Por ello el capital compra una parte de la fuerza de trabajo disponible por salarios miserables, de incluso un euro al día, que luego, en las cadenas de valor, terminan creando mercancías absolutamente inalcanzables para sus productores. Pero, con esta artimaña, en ese proceso mundializado los dueños de los medios de producción obtienen ingentes ganancias. Se lo apropian todo.
Una de las consecuencias más violentas de esta lógica antisocial es la existencia de numerosas poblaciones humanas, en las que se dan importantes crecimientos vegetativos producto del desarrollo histórico de las fuerzas productivas, pero que, privadas de cualquier posesión, viven en la indigencia y la miseria más absolutas.
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- Escrito por C. Suárez
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Este artículo estaba preparado para escribirse bajo el título de “El papel del gobierno en la recomposición del capitalismo español”. Sin embargo, una vez escrito, hemos optado por permutar la posición del gentilicio porque identifica mejor su contenido.
El avance de la economía española, siempre convulsa dentro del contexto europeo, se truncó abruptamente en 2008. Entre ese año y 2013, el PIB real se redujo una media de 1,8 puntos por año. España se vio afecta en mayor medida que otros capitalismos, precisamente por lo que se viene denominando, su “modelo productivo”, principalmente basado en el sector servicios, con una fuerte dependencia del turismo y la industria del ladrillo; así como una amplia composición de pymes y microempresas, estructuras poco competitivas, según la lógica de un sistema tendente a concentrar y centralizar capitales.
Después de este tiempo, todavía bajo los efectos de la Gran Recesión, el mundo intenta sacudirse de sus secuelas, cambiando para ello, de forma acelerada, la economía mundial, la configuración de la lucha de clases internacional y, en consecuencia, la geopolítica.
Desde entonces, ese “modelo productivo” español, algo ha evolucionado. Lógicamente, no en lo sustancial que obedece solo a los dictados de un mercado dominado por nuestra situación geoestratégica y subsidiaria, inclusa en lo que hoy se entiende por facción globalista del imperialismo y que sigue dictando la división internacional del trabajo.
Aprovechando la crisis de 2008 o como consecuencia de ella, el capital extranjero entró de forma masiva en España, filtrándose en sus mayores empresas y absorbiendo muchas con amplias cuotas de mercado, al margen de la bolsa.
En lo referente al Ibex 35, la inversión foránea presente en él, hoy es de récord con el 50,3 % del total del capital. Desde un tiempo a esta parte, se ha disparado la irrupción de grandes fondos de inversión.
Blackrock, con la compra de Global Infraestructure Partners, adquiere el 20 % de Naturgy. De esta forma, los estadounidenses se han convertido en el principal dueño de las energéticas españolas que ya contaban con importantes participaciones de Enagás, Redeia, Iberdrola, Solaria, Repsol... Por otro lado, BlackRock, junto a Vanguard y Norges Bank son los nuevos dueños de la banca española. Y en otros muchos sectores ha sucedido algo similar.
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- Escrito por Kike Parra
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No se tipifican ni penalizan, con los rigores éticos o jurídicos más obvios, los daños que produce la desinformación y que son siempre muy severos contra el tejido social todo, ocurran donde ocurran. No hay atenuantes. A estas alturas de la historia la agenda temática indispensable para cualquier sociedad no es un misterio ni un enigma indescifrable. No hay territorio en el planeta que no tenga urgencia de saber qué pasa (verdaderamente) con la economía, no como la trama de negociados procaces culpables de la miseria sino como la realidad cruda y dura del paradero de las riquezas producidas por los trabajadores. Y sobre eso reina la inanición informativa.
No hay territorio que no requiera saber, con nitidez escrupulosa, qué hacen los “políticos”, no por el entramado tóxico del tráfico de influencias, favores u odios entre ellos, sino por la calidad y la cantidad de los problemas sociales que deben atender bajo mandato democrático.
No hay palmo de planeta que pueda confiar en su estructura social sin conocer la dinámica completa del avance de sus derechos y sus responsabilidades frente a la complejidad misma de su dialéctica histórica, en las ciencias, en las artes, en la conflictividad y principalmente en la evolución de sus luchas, todas y cada una, en el espectro complejo de las conductas en comunidad. Y eso es de lo que más se silencia y tergiversa. Desfigurar los hechos es también desinformar.
Hace mucho tiempo, en los métodos y los instrumentales científicos de la producción informativa, dejó de tener valor la excusa de la ignorancia. Lo que se publica -o lo que se silencia- tiene la marca de los grupos de “inteligencia”, públicos o privados, que operan dentro y fuera de los medios de información. Ahí se cuecen los datos, su extensión, su profundidad su calidad y su cantidad. Ahí se definen los temas y se define el “canon” informativo obligatorio que una sociedad requiere para su desempeño cotidiano. Pero, bajo el capitalismo, que ha convertido la información también en mercancía, secuestrada para tribulaciones políticas o mercenarias, el “canon” (el conjunto mínimo obligatorio de información) no obedece a la producción social de conocimiento colectivo sino a la lógica de la ignorancia de mercado.
Tal “canon” y su dialéctica histórica, son hoy una referencia ineludible para medir la calidad y cantidad de la producción, la distribución y la interlocución con la información ofertada. Hay perfiles etarios, de género, de oficio, de orientaciones políticas, estéticas o científicas. Hay datos poblaciones suficientes, relevamientos geográficos, climatológicos económicos, políticos y culturales abundantes, como para proveer a las sociedades enteras con informaciones pertinentes, oportunas, amplias y críticas. Sin excusas, sin pretextos y sin omisiones. Y, sobre todo, proveer al “canon” con verdad científica, diversa, rica, consensuada y enriquecida permanentemente. Hay métodos avanzados para garantizarlo a pesar de que la niebla de mediocridad y servilismo que cubre a la mayoría de los “medios” no permita que se conozca la fuerza de la ciencia al servicio de la información social cotidiana.
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- Escrito por Fernando Buen Abad Domínguez
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Cincuenta y un años después del golpe de Estado que derrocó al Presidente Allende, es preciso recuperar y tener presentes como guía de la acción política revolucionaria, al menos dos de las lecciones que nos ofrecieron aquellos dolorosos días que marcarán para siempre la lucha de clases a todos los niveles
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Cuando se cuestionan los intereses del capital y la clase obrera y sus aliados le disputan el poder, la violencia que despliega para defender su posición hegemónica no tiene límites. Ninguna formalidad democrática es óbice para implementar la totalidad de planes dirigidos a derrotar a quienes define como sus enemigos.
El terror, es una práctica generalizada en la historia de la lucha de clases, que la burguesía, como clase en el poder, ha llevado a sus máximos extremos.
Determinado por la crisis general que padece y por el progresivo debilitamiento de su hegemonía mundial, el imperialismo, en este momento histórico absolutamente crucial para la Humanidad, enfrenta su decadente realidad con los mismos planes genocidas que desarrolló en Chile.
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- Escrito por Redacción UyL
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La historia se repite y si procuramos analizar los hechos con perspectiva, siempre se pueden sacar lecciones de lo ocurrido para evitar, al menos, caer en los mismos errores.
Desde el fin de la dictadura franquista en el Estado español, a través de los llamados Pactos de la Moncloa entre el movimiento comunista, representado por el PCE, y el nacionalismo catalán, los cuales pactaron con la corona española las condiciones para mantener el statu quo franquista en el marco de la modernización capitalista, casi 50 años después, podemos comprobar, al menos, dos tendencias de los mencionados movimientos pactistas:
- El movimiento nacionalista catalán siempre ha sido liderado y dirigido por la facción o facciones de la burguesía catalana interesada en romper con la burguesía española en el marco capitalista.
- El movimiento comunista se ha descompuesto, debilitando hasta la mínima expresión, la existencia de un Partido Comunista que unifique las fuerzas de la clase obrera, desechando su necesidad y diluyéndose en movimientos socialdemócratas que solo persiguen mejoras reformistas en el marco capitalista.
Como consecuencia de ello, el Govern de la Generalitat de Catalunya se lo turnan las fuerzas nacionalistas, que aún pudiendo desarrollar políticas progresistas a través de ERC, optan por defender los intereses de la burguesía y, cuando éstas se agotan, pasan el turno a las fuerzas socialdemócratas con representación en el Estado español, vinculadas al PSOE o al ya desmantelado movimiento comunista, transformado hoy en día en las distintas fuerzas reformistas y oportunistas representadas por PODEMOS o SUMAR a nivel estatal y por COMUNS en Catalunya.
Este es el juego de las instituciones del Estado burgués en las últimas décadas, que, aprovechando el miedo que dejó la dictadura a unas generaciones y la derrota ideológica que la derrota temporal del socialismo en el este de Europa provocó en las siguientes, mantiene huérfana a la clase obrera de conciencia y organización para la lucha de clases.
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- Escrito por Glòria Marrugat
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En el segundo trimestre de 2024, España creció un 0,8 % del PIB, lo que supone un incremento del 2,9 % del indicador interanual. Estos datos muestran una marcha de la economía española por encima de lo previsto y muy superior a la media europea. Si a esto le añadimos que el IPC adelantado de julio mostró una variación del 2,8 %, cerca ya del objetivo marcado por el Banco Central Europeo del 2 %, que algunos sectores económicos, como el turismo, reflejan récord de cifras, pareciera que todo fuera “miel sobre hojuelas”. Nada más lejos de la realidad, al menos, para las y los trabajadores.
Para reducir la pobreza, según el Banco Mundial y el sentido común, no solo es importante el crecimiento económico, que al fin y a la postre, repercute en unos más que en otros; sino que es fundamental la voluntad, el esfuerzo y los recursos destinados para ello. En este sentido, a finales de 2023, Unicef publicó un informe en el que situaba a España con los mayores índices de la Unión Europea en pobreza infantil. No parece que esto quite el sueño a un gobierno más preocupado en seguir los dictados del imperialismo globalista que mejorar las condiciones materiales de la mayoría social, a pesar de la convergencia en el tiempo de dos factores que podrían haber dado un giro a esta situación.
En primer lugar, la consideración de los dos últimos gobiernos de coalición: PSOE con Unidas Podemos y con SUMAR después, autoproclamados como “los más progresistas de la historia”; y en segundo, la llegada de los Fondos Next Generation UE, de los que España tiene asignados 140.000 millones de euros. Estos dos elementos unidos generaron cierta ilusión y esperanza, entre algunos sectores de la clase trabajadora, en que los tiempos de retroceso de nuestras condiciones de vida, marcados por la crisis de 2008, habían acabado. Se pensó que una suerte de política keynesiana alejaría la austeridad y las estrecheces y que un ciclo de bienestar se abriría camino entre las capas populares. Así, con vehemencia y orgullo lo declaró el presidente Pedro Sánchez, marcando distancia con los anteriores ejecutivos de los hombres de negro.
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- Escrito por Kike Parra
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Han desarrollado juntos su hegemonía; ambos – Capitalismo y el dominio occidental del Planeta-, en perfecta armonía económica, política e ideológica, son responsables durante más de 500 años, de la destrucción genocida de millones de vidas humanas (miles de millones quizás), aniquilamiento de culturas, lenguas, hábitats… y, lo más grave, de una concepción de la Vida en la que el “diferente”, absolutamente cosificado y deshumanizado, solo tiene derecho a existir, mientras es útil, mientras puede ser explotado y sometido a la Ley del Valor1.
Como expresión de su perfecta simbiosis, el faro de su criminal avance histórico, constantemente camuflado bajo cruces, banderas y supremacías culturales y raciales, siempre ha sido el mismo: la ganancia y la acumulación de riqueza y poder mediante la reproducción ampliada del Capital.
Proceso que en su fase de acumulación originaria, mediante el saqueo de América, la esclavitud y la desposesión del campesinado europeo, nació chorreando sangre, como ya nos advirtiera Marx, pero que como bien ha demostrado la historia, no ha parado jamás de hacerlo.
Hoy, en 2024, los hechos no demuestran lo contrario. En medio de una evidente crisis general de claro carácter estructural, el capitalismo que conocemos, el único posible, desata su violencia por doquier. En su propósito de frenar el irremediable derrumbe económico y de hegemonía al que se ve abocado, nos conduce precipitadamente a una nueva guerra mundial de consecuencias incalculables por su posible carácter nuclear.
Una vez más, la guerra, el instrumento que para el capitalismo, “lejos de ser una amenaza…es un medio para prolongar su existencia” 2 y al que nunca renunciará está en el centro de la palestra. ¡Tomemos nota y saquemos conclusiones!
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- Escrito por Julio Díaz
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