SOLIDARIDAD CON PALESTINA

Tras un nuevo paso, esta vez en un barrio de Jerusalén, en la sistemática política para expulsar a la población palestina de su Tierra, la criminal entidad sionista (Israel) responde a la Resistencia con represión y bombardeos militares sobre población civil de Gaza. Decenas de personas asesinadas que solo son noticia durante unas horas y que se unen a la infinita lista de Mártires que riegan Palestina con su sangre desde hace más de 80 años. Una vergüenza normalizada que se asume como inevitable por la llamada Comunidad Internacional y que, en el colmo del cinismo, solo se atiende con un llamado a la “contención por las partes”. ¡Acaso es posible establecer un paralelismo entre el agresor y el agredido, entre el asesino y la víctima! En el caso de Palestina es así desde el fatídico año de 1948 en el que, con la vergonzosa cobertura internacional de Naciones Unidas, la ocupación sionista inició mediante el terror sistemático la expulsión de la población palestina y la ocupación programada de su tierra por parte de colonos extranjeros.

Entre el 18 de marzo y el 28 de mayo de 1871 se produce en París, tras movilizaciones populares de gran intensidad, la primera experiencia de la toma del Poder por la clase obrera. Aquellos acontecimientos ocurridos hace 150 años son de obligado estudio y análisis para los revolucionarios de hoy, para los que pretendemos llevar a la clase obrera a su victoria definitiva y cumplir con la sentencia científica marxista del protagonismo que les corresponde a los trabajadores en el desarrollo de la lucha de clases.

40 años no pasan en balde

La peculiar historia de España durante el siglo XX ha dejado poso. El llamado “fascismo sociológico” es una realidad y supone que amplias capas de la población encuentren “normales” afirmaciones que en otros lugares serían motivo de escándalo. En ese fango se mueve como pez en el agua el fascismo actual, con la organización con nombre de diccionario al frente.

No debe sorprendernos el resurgir del fascismo organizado, más allá de los grupúsculos, cuando la situación social y política se enrarece. El capital utiliza en cada momento la herramienta más adecuada a sus intereses: ahora toca darle de comer a los perros de presa, mañana quizá les quitan el bozal y suelten la correa. El caldo de cultivo para que arraigue está ahí, cocinado a fuego lento durante el franquismo.

 

Decía Stalin en 1931 en la revista Revolución Proletaria, con el título “Sobre algunas cuestiones de la historia del bolchevismo”: “algunos bolcheviques creen que el trotskismo es una fracción del comunismo, que, ciertamente, comete errores, hace muchas tonterías, a veces hasta es antisoviética, pero que, a pesar de todo, es una fracción del comunismo. De aquí nace cierto liberalismo para con los trotskistas y los que piensan como ellos. Huelga demostrar que tal opinión sobre el trotskismo es profundamente errónea y dañina. En realidad, el trotskismo hace ya mucho que dejó de ser una fracción del comunismo. En realidad, el trotskismo es el destacamento de vanguardia de la burguesía contrarrevolucionaria”.

El prestigioso matemático internacionalmente reconocido Víctor Glushkov es considerado como el padre fundador de la tecnología de la información y la cibernética en la Unión Soviética. Con sus contribuciones científicas, Glushkov, ha influenciado enormemente campos como los de la teoría de la programación y la inteligencia artificial, entre otros. Uno de los retos más nobles emprendido por este genio fue el de la creación del Sistema Nacional Automatizado de Computación y Procesamiento de la Información (OGAS, por sus siglas en ruso). OGAS consistía en una red de computadoras destinada a la gestión de la asignación de recursos e información entre distintas organizaciones de la economía soviética, lo que sin duda representaba una forma de planificación socialista mucho más elevada respecto del sistema de planificación centralizada entonces existente. Propuesto en 1962, OGAS, muy por delante de su tiempo (como el propio Glushkov), recibió la oposición de líderes del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) que sintieron amenazado el control del proceso económico por el partido. Así las cosas, OGAS quedó financieramente ahogado e inconcluso a comienzos de los años setenta.

Décadas de lucha obrera nos enseñan que si lo que se necesita es levantar una potente contraofensiva que enfrente las constantes agresiones de la patronal y sus gobiernos, no podemos olvidar nunca dos aprendizajes. Para nada son únicos, ni excluyentes, pero sí imprescindibles para empezar a darle la vuelta a la tortilla en función exclusiva de las necesidades e intereses de los trabajadores y trabajadoras.

Aprender de nuestra historia de lucha siempre será necesario para mantener en alto las banderas rojas de la clase obrera que dan continuidad al hilo rojo que nutre la lucha de clases, pero mucho más en momentos de reflujo y por eso estas líneas, que miran hacia atrás para reflexionar sobre cómo detener la espiral de pérdida de derechos en la que se encuentra inmerso el movimiento obrero. Unas notas para la acción y el debate colectivo con nuestra clase,

 

No nos engañemos, la Consejería de Educación de la Región de Murcia no se encontraba en buenas manos antes de este viraje repentino, pero entonces, ¿por qué tanto alboroto?

No es que la situación de la educación en Murcia brillase especialmente antes de la llegada de esta señora, más bien parpadeaba como una vela a punto de apagarse, al igual que en el resto del Estado Español. Llevamos sufriendo recortes en la Escuela Pública incontables años, los efectos de estos recortes se pudieron ver en mayor medida durante los primeros momentos de la pandemia, donde el alumnado más vulnerable quedó abandonado y sin recursos.

Pero la puesta al frente de la Consejería de Educación y Cultura de la renegada de VOX hizo temblar a toda la comunidad educativa, pues antes de asumir el cargo ya propugnaba amenazas de imponer lo defendido por su anterior partido en materia de educación. Unas propuestas que ni siquiera dentro del régimen oligárquico-burgués de este país se podrían consideran legales: el “pin parental” y los “bonos escolares”.

Esta es la historia de cómo los mismos accionistas son dueños de las diferentes vacunas compradas por la UE y EEUU, de cómo los gobiernos europeos pasaron de pagar 2,9 euros a 19,5 la dosis y cómo fueron esos mismos gobiernos los que financiaron con dinero público las investigaciones. Son los dueños del dinero del mundo y ahora también de la salud.

Las denominaciones de las vacunas que se están distribuyendo en Europa y Estados Unidos ya nos resultan familiares por el nombre de sus empresas fabricantes: AstraZeneca, Pfizer/Biotech, Moderna, Janssen (Johnson & Johnson). Sin embargo, no se habla tanto de cuáles son sus accionistas, o dicho de otra forma, quiénes son los dueños de las vacunas. Como era de suponer básicamente se trata de fondos de inversión. Lo curioso es que si los analizamos encontramos dos fondos comunes a todas ellas (incluso en otras vacunas que están pendiente de aprobarse, como la de Novavax): The Vanguard Group y BlackRock. Estos dos fondos de inversión administran 16 billones de dólares. Si fueran un bloque de naciones, serían la tercera potencia mundial, solo por debajo de Estados Unidos y China, de acuerdo con datos del Banco Mundial en 2019.

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