Hace 20 años, La Casa de Bernarda Alba, última obra escrita por Federico García Lorca, y publicada póstumamente, apareció en el amplio repertorio del Ballet Español de Cuba (BEC) en 1997 bajo el título de La Casa Alba. De esa manera, se integraba a un conjunto de piezas emblemáticas que han matizado el quehacer de esta compañía fundacional, que está celebrando su aniversario 30, en el 1er. Festival Internacional de Danzas Españolas y Flamenco que se celebra en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso.

Como en otras de sus piezas, Eduardo Veitía acerca el drama lorquiano a las tablas vestido de flamenco, y pone en juego algunos temas que descuellan de la importante obra del poeta granadino: el autoritarismo de la despótica Bernarda, el deseo de libertad, el peso de la tradición, el fanatismo religioso, el papel de la mujer…, conjugándolos con simbolismos característicos expresados en La Casa… de Lorca.

Una lluvia de oro cae directamente en los bolsillos de los políticos burgueses, que forman una compenetrada banda internacional, la cual instiga a los pueblos a emular en el terreno de los armamentos y esquila a estos pueblos crédulos, bobalicones, torpes y dóciles igual que se esquila a las ovejas... Se gastan miles de millones de rublos en preparar la guerra: exclusivamente, por supuesto, en interés de la paz, en defensa de la cultura, en bien de la patria, de la civilización, etc...Los gobiernos son los intendentes de la clase capitalista. A los intendentes se les paga bien. Ellos mismos son accionistas. Y esquilan juntos a las ovejitas mientras pronuncian discursos acerca del “patriotismo”...

A los capitalistas no les gusta sincerarse cuando se trata de sus ganancias. El “secreto comercial” se observa estrictamente, y a los no iniciados les resulta muy difícil penetrar en el “misterio” de cómo se crean las riquezas. La propiedad privada es sagrada: nadie debe inmiscuirse en los asuntos del propietario. Por otra parte, la tendencia irreversible del capital a concentrarse y centralizarse más y más ha rebasado la preponderancia del capitalista individual y ha conducido a la formación de sociedades anónimas y, posteriormente, a descomunales monopolios.

La innovación a gran escala no acontece durante la onda larga de estancamiento relativo que precede a una revolución tecnológica porque las expectativas de ganancia son mediocres. Una verdadera revolución tecnológica implica una revisión radical de las técnicas básicas utilizadas en todas las esferas de la producción y de la distribución capitalista, incluyendo los transportes y las telecomunicaciones. Cuando se produce, ésta es ya de por sí de larga duración.

Una verdadera revolución tecnológica significa, al menos en su primera fase, grandes diferencias en los costes de producción entre aquellas empresas que ya aplican la técnica revolucionaria y aquéllas que no la aplican o la aplican sólo de forma marginal. En estas condiciones las rentas tecnológicas tienden a elevar la tasa media de ganancia y no se realizan a expensas de las empresas menos productivas.

El clima general expansionista atrae enormes olas migratorias de mano de obra subempleada y a pequeños productores de mercancías empobrecidos de la periferia del capitalismo industrial a los centros metropolitanos.

Comenzaremos estas líneas recordando un Poema de Bertolt Brecht titulado “Canción del comerciante”:

Río abajo hay arroz,

río arriba la gente necesita el arroz.

Si lo guardamos en los silos,

más caro les saldrá luego el arroz.

Los que arrastran las barcas recibirán aún menos.

Y tanto más barato será para mí.

Pero ¿qué es el arroz realmente?

¡Yo qué sé lo que es el arroz!

¡Yo qué sé quién lo sabrá!

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