Es de plena evidencia que las militantes del Partido Popular  en León se toman muy malamente que se adjudiquen las plazas que ocupan a quienes  las ganan mediante oposición.

 

A Monserrat González, la mamá de Triana, le entró un colerín con el despido de la niña que armó la de San Quintín en el río Bernesga.

Cuando conocimos la noticia, no podíamos creer que estas mujercitas ricas tuvieran tan malísimas pulgas. Pero sí, sí, la madre, que es de armas tomar, le dijo a la niña “tú déjame a mí, tesoro mío,  que con mucha discreción y un poquito de  puntería yo te resuelvo la papeleta”.

Es cierto que el ser esposa de  un madero que se precie  facilita mucho las cosas porque nadie sabe imponer el orden como ellos,  así que la mujer pensó que  un tiro rápido en la rabadilla curaría a su hija de tanta tristeza y restablecería el natural orden de las cosas.

Monserrat preparó  el bolso y, junto a los clinex, la barra de labios, el carnet del PP, el móvil y una foto de María Auxiliadora metió la pistola para disparar sus particulares vehemencias contra la Presidenta de la Diputación de León (que en paz descanse, por si acaso).

En casa dejó  una  escueta notita para su esposo que rezaba: “me voy a cometer un vil asesinato. Si tardo, te queda embutido en la nevera y un kilito de marihuana. Muac”.

A las cinco de la tarde, por  la pasarela del Bernesga se encaminaba a la sede del PP la pobre víctima de tan atroz asesinato, sin saber que la madre de Triana había hecho suya la sentencia de Belen Esteban “Por mi hija maaaaaaaaaatooo” y ya saben  ustedes cuán injusta y lacia se vuelve  la humanidad con una pistola en la mano…  Monserrat  descargó las cuatro balas en  la Exelentísima Señora Isabel Carrasco, Presidenta de la Diputación de León y, como no había   botiquín medianamente surtido, se computó un asesinato. Esta es en síntesis  la triste verdad. Pasado este incidente, todo el mundo se preguntaba ¿dónde está la pistola ? ¿dónde está la pistola? Y sólo treinta horas después apareció  el arma en el coche de una policía local.  ¡Menos mal que estaba a buen recaudo! Hubiera sido terrible que la pistola hubiera sido arrastrada por el caudaloso río Bernesga. Nunca se sabe a qué manos puede ir a parar...

La ciudad de León tardó varios días en reintegrase a sus normales funciones, eran muchas las responsabilidades que ostentaba la fallecida  y la sufrida y atemorizada clase explotadora leonesa todavía se está  sobreponiendo de tan siniestra tragedia.

¡No hay derecho, señores del PP, no hay derecho! ¿A ustedes les parece bonito? ¡Aviados estamos si cada vez que se produce un despido hubiera que andar a puñaladas…!

Es totalmente indignante que entre compañeras se  resuelvan así las diferencias, ¡caramba!

¿Y ahora qué? ¿Han pensado ustedes en las vacantes que deja la difunta? ¿Creen ustedes que cualquiera va a aceptar el cargo sin temor a ser víctima de tan injusto agravio?

¡Hombre, por Dios! ¡Que una muerte no tiene vuelta de hoja!  Hágannos ustedes el favor de prohibir entre sus militantes el uso de pistolas que ya saben que las carga el diablo...

A nosotros nos duele que ocurran estas cosas y nos produce vértigo pensar en lo acontecido viendo cómo se las gastan ustedes porque una cosa es escupirse, morderse, pellizcarse, llamarse piojosa o partirse una vara en las costillas pero… ¡por Dios! por una liviandad malograr con cuatro tiros  la carrera de una mujer con un hermoso curriculum, con estudios, con empleos y con sus planes de vida.... no tiene perdón. Oye, una cosa es dar un susto por eso  de las legítimas defensas y otra mandar a la gente al cementerio.

Hemos sabido lo mal que les sienta a ustedes que se hagan comentarios sobre este  luctuoso suceso e incluso nos han llegado noticias de que el Ministro del Interior ha abierto  una cuenta en twitter disfrazado de pulpo para investigar a los que no hayan colocado un crespón negro en sus perfiles, pero sepa que  nosotros aunque no hayamos podido acompañar en el besamanos del duelo,  queremos proclamar a los cuatro vientos que   abominamos de Monserrat, desde luego, y si nos hubiera pedido consejo le hubiéramos quitado de la cabeza tan temerosa aventura, pero nos han dicho que a ella se le obnubilaron las entendederas y  se las tenía juradas

Sin tener en cuenta que nos dejaba el corazón partido en dos... ¿qué digo en dos? ¡En cinco! Entendemos  que estas breves palabras no devolverán el consuelo a tantas almas dolientes, pero queríamos dejar evidencia que desguazarse de esta manera entre compañeras de Partido es un gravísimo perjuicio para la democracia y ustedes saben lo mucho que nos afecta que se profane el santuario democrático de tolerancia y liberalismo del que somos tan fieles devotos.

Telva Mieres

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