En marzo ya se han cumplido 3 años del inicio de la guerra cruel que el imperialismo desató en 2011 contra el Estado de Siria, gobernado por el presidente Bashar Al Assad.
Desde esa fecha se han ido sucediendo los planes imperialistas conforme a los protocolos utilizados para tratar de ganar a la causa belicista y de intervención militar a la población de las potencias capitalistas, tanto en EE.UU. como en los países de la UE y la OTAN, principales, y no exclusivos, agentes de intervención en el conflicto sirio. Después de haber asesinado a Sadam Huseim en Irak, y a Muamar Gadafi en Libia, Siria se encontraba en la secuencia magnicida del imperialismo por ser la única república laica del Magreb y Oriente Próximo que todavía no había sucumbido al integrismo islamista, y, además, es el estado que contiene la expansión sionista de Israel y que sirve de tapón para tratar de ahogar a Irán.
Tres años de infernales confrontaciones caracterizados por el modelo de pánico y terror que sobre el pueblo sirio ha diseñado la máquina de matar del imperialismo de EE.UU y de la UE a través de agentes interpuestos: atentados terroristas, asesinatos a sangre fría de pobladores y combates permanentes con las Fuerzas Armadas, son las herramientas desestabilizadoras implementadas en esta región de Medio Oriente. Tres años que sirven, incluso, para que se difundan unos datos estremecedores. Recientemente, el Internacional Action Center (IAC), con sede en Nueva York, ha hecho público un informe sobre la intervención en Siria. Cuenta esta agencia que se han reclutado 250.000 mercenarios de 87 nacionalidades para combatir contra el Ejército de Siria. El reclutamiento se realizaba a través de la frontera con Turquía, cuyo ejército ha intervenido para proteger la zona norte siria controlada por estos mercenarios. Esta agencia estima que la intervención ha contado con el gasto de 34.000 millones de $, aportado principalmente por Qatar y Arabia Suadí.
Todo parecía indicar últimamente que las cosas no le iban bien al imperialismo y a las petromonarquías del Golfo. El silencio de los medios de comunicación facilitaba una lectura de la situación de la guerra que no favorecería los intereses perseguidos. Efectivamente, el 8 de mayo se informaba que en Homs –la ciudad emblemática de la revuelta yihadista– el Ejército sirio consentía la evacuación de escasos cientos de mercenarios que permanecían cercados desde hacía algunos meses, para poder liberar la ciudad y a la población retenida. Los avances del Ejército sirio son notables en todos los frentes, y ya sólo queda el reducto del norte del país donde los mercenarios continúan con el respaldo militar del Ejército de Turquía. El informe del IAC traslada también datos de la realidad mercenaria: de los 250.000 reclutados, 58.000 han perecido en los combates, 82.000 han abandonado, 12.000 se encuentran sin paradero conocido, y 96.000 continúan formando parte activa todavía, principalmente en el grupo del Frente Al- Nusra (vinculado directamente a Al Qaeda), y del Estado Islámico de Irak y el Levante.
Estamos, por tanto, en una situación donde los polos imperialistas de EE.UU, de la UE y de la reacción internacional están fracasando en el escenario bélico de Siria. Al avance en el terreno militar, se une la convocatoria de elecciones presidenciales para el próximo 3 de junio, donde el actual presidente Bashar Al Asad se presenta con el apoyo del Frente Nacional Progresista. Este terreno político también es combatido por las potencias imperialistas y hasta por cómplices de organismos internacionales. La Cancillería francesa del presidente “socialista” Hollande acaba de anunciar estos días que impedirá que los sirios residentes en Francia voten en los consulados de Siria en este país. Paralelamente, Ban-ki-Mon, Secretario General de la ONU, ha hecho pública su opinión contraria a la celebración de estas elecciones, trasgrediendo incluso el artículo 21 de la Carta Fundacional de este organismo.
La guerra, no obstante, no ha terminado. Las acciones terroristas se multiplicarán, como la que tuvo lugar el reciente 18 de mayo en Damasco, pero el imperialismo y la reacción internacional han perdido esta batalla. Hay que ganar la guerra a través de la construcción del Socialismo-Comunismo. Es la única sociedad que garantizará la paz entre los pueblos.
Víctor Lucas