El Partido Comunista debe extraer conclusiones de los resultados electorales que ayuden a proseguir reagrupando a la clase obrera y a los sectores populares, en la perspectiva de organizar el contraataque por el poder obrero y popular y la ruptura con las alianzas imperialistas. 

 

El PCPE avanza, pero todavía de forma insuficiente.

A nadie se le escapa que las Elecciones Europeas se celebraron en un escenario difícil para el Partido Comunista. Al habitual ninguneo por parte de los monopolios mediáticos y a las constantes y muchas veces arbitrarias trabas impuestas desde las Juntas Electorales, se sumó en esta ocasión la ofensiva de las fuerzas oportunistas.

No obstante, el esfuerzo militante realizado en los últimos años permitió un incremento de 13.779 votos. Votos comunistas conquistados en una constante y dura lucha a través de la intervención de nuestras organizaciones en los conflictos a los que se han enfrentado los trabajadores y trabajadoras de nuestro país; empresa a empresa, barrio a barrio y pueblo a pueblo. Un incremento general en el que destacan los porcentajes en lugares en los que el PCPE ha estado a la vanguardia de luchas concretas, como ha sucedido en la comarca minera de Degaña (Asturias) en la que se alcanza un porcentaje de voto comunista del 4,26%; en comarcas con una tradicional implantación comunista, como Pruna (4,78%) o Aguilar de la Frontera (3,41%). Destaca también sobre la media el porcentaje alcanzado por nuestras organizaciones más activas, como ha sucedido en las comarcas canarias de Telde (0,52%) o Las Palmas (0,45 %), en Alicante (0,44% en la ciudad y 0,35 en la provincia, con un resultado en algunos pueblos obreros por encima del 1%), en el municipio asturiano de Carreño (0,79%) o en los gallegos de Ferrol (0,53%) o Mugardos (0,83%), por señalar algunos ejemplos.

A pesar de estos avances, los resultados obtenidos son aún muy insuficientes para alcanzar el grado de intensificación de la lucha que hubiese supuesto un mayor respaldo electoral al Partido Comunista.  

La elevada abstención y su significado.

A lo largo de esta campaña electoral nuestro Partido ha explicado en decenas y decenas de actos y mítines cuál es el verdadero carácter de la Unión Europea, una alianza interestatal imperialista al servicio de los monopolios. Y es precisamente ese carácter, percibido con uno u otro grado de conciencia por las inmensas masas populares, lo que explica el 54,16 % de abstención cosechada, que muestra un gran desapego popular hacia la Unión Europea.

Sin embargo, no conviene confundir desapego con rechazo popular consciente, pues los elevados porcentajes de abstención también ponen en evidencia la falta de conciencia, organización y capacidad de movilización que por ahora caracteriza al movimiento obrero, fragmentado y desorientado por décadas de predominio de las posiciones oportunistas.

Crece espectacularmente el descontento con el PP y el PSOE. 

Junto a los altos niveles de abstención, los resultados electorales han puesto en evidencia el grado de desgaste de los dos grandes partidos capitalistas. PSOE y PP pierden entre los dos 5.141.474 votos y 17 diputados, y bajan de un porcentaje en 2009 del 80,9% a un 49.03%. Estos resultados se han llevado por delante a la actual dirección del PSOE y a su Secretario General, dando lugar a la convocatoria de un Congreso Extraordinario de urgencia, y está aún por ver las consecuencias que puedan tener en las filas del Partido Popular.

No obstante, sería un grave error político concluir que el descontento popular con el PP y el PSOE supone automáticamente el fin del bipartidismo, o creer que su debilitamiento implica necesariamente un avance hacia políticas favorables a los intereses populares. Los resultados de estos partidos expresan hasta cierto punto un agotamiento de la institucionalidad salida de la transición, que afecta también a la Monarquía y a otras instituciones, pero esa realidad en ningún caso implica un avance hacia una salida a favor del pueblo trabajador y de la clase obrera. De hecho, no debe pasar inadvertida la reflexión realizada por Felipe González, en plena campaña electoral, sobre un posible pacto de gobierno entre PP y PSOE, en caso de que así lo necesite el capital monopolista para perpetuar su dominación.

Hacia una reorganización del escenario político burgués.

Los resultados electorales han confirmado los análisis que venimos adelantando desde las páginas de Unidad y Lucha. El poder de los monopolios, consciente del desgaste y de la pérdida de legitimidad de su representación política, tras casi siete años de brutal crisis capitalista y de guerra contra la clase obrera, actúa con una tremenda flexibilidad preparando una reorganización del escenario político. 

Aún es pronto para predecir la forma exacta de esa reorganización, pues en gran medida dependerá del propio desarrollo de la crisis capitalista y del nivel que llegue a alcanzar la lucha de clases, pero el proceso está en marcha. Cabe la opción de que el PP y el PSOE mantengan cierta posición dominante, pero necesitando para gobernar el auxilio de otras fuerzas políticas, que el caso del PP serían UPyD o Ciudadanos y en el caso del PSOE serían Izquierda Unida (que de hecho ya lo es, por ejemplo en Andalucía) y PODEMOS, expresión de la nueva socialdemocracia que se va gestando en el seno de la UE siguiendo el ejemplo griego de SYRIZA. Llegado el caso de una verdadera quiebra del PSOE, esa nueva socialdemocracia, con un discurso renovado en las formas pero igual de insertado en el sistema, se va preparando para tomar el relevo y cubrir, arrojando arena a los ojos de la clase obrera, el flanco izquierdo del capitalismo español.  

La UE y el fascismo.

El preocupante avance del fascismo (Frente Nacional en Francia 25%, Partido Popular Danés 23,1%, Partido Liberal FPÖ Austria 20,1%, Amanecer Dorado Grecia 9,34%) está relacionado con el carácter imperialista de la UE y con la gestión de la crisis capitalista. Nadie debe olvidar que el nazi – fascismo se gestó en el corazón de Europa como respuesta de los círculos más reaccionarios del capital financiero a la intensificación de las lucha de clases y al triunfo de la Revolución de Octubre, y a su necesidad de disputa permanente con otras potencias por nuevos repartos del mundo. 

Las fuerzas fascistas sirven a los intereses de distintas fracciones capitalistas en las nuevas disputas interimperialistas, que se están intensificando, y también como fuerza de choque al servicio de ciertos sectores de las clases dominantes que ven amenazada su posición en el incesante proceso de concentración y centralización del capital en marcha, arrastrando tras de sí a sectores populares con un débil nivel de conciencia; lo que supone una amenaza directa para el movimiento obrero y popular. 

La UE es cómplice del avance del fascismo, al que presta un apoyo directo en los casos en que así lo necesitan los monopolios, como ha sucedido con el reciente golpe de estado en Ucrania. Una UE que trata de igualar cínicamente al nazi – fascismo con el comunismo, al mismo tiempo que atiza a la bestia e incuba de nuevo el huevo de la serpiente. 

Proseguir la ofensiva levantando el Frente Obrero y Popular.

Los resultados electorales vienen a confirmar los análisis del Partido respecto a la necesidad de cohesionar política e ideológicamente al movimiento comunista internacional, como requisito apremiante para levantar la lucha internacionalista contra las uniones imperialistas. Al mismo tiempo, ponen en evidencia la necesidad de intensificar los esfuerzos por reagrupar al movimiento obrero y a los sectores populares enfrentados a los monopolios en un Frente Obrero y Popular dispuesto a disputar el poder y a derrotar al bloque dominante oligárquico burgués. Para ello será necesario desarrollar la táctica de intervención en toda una serie de frentes, el combate obrero y popular al mismo tiempo que se libra una lucha sin cuartel contra el oportunismo y sus organizaciones, llámense como se llamen. 

R.M.T.

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