DESTACADO

Hay quien afirma que toda la riqueza argéntea extraída del Potosí hubiese bastado para fabricar un puente desde el continente americano al europeo. De ser esto cierto y habiéndose sacado algún fantástico mago del alquímico magín un ingenio por el cual las mentiras e imprecisiones se transfiguraran en plata, no cabe duda de que las de los reformistas podrían tender uno hasta los anillos de Saturno.

El número Nº 269 de la edición impresa de Mundo Obrero, la publicación mensual del PCE, nos ofrece un artículo titulado “Colaboradores necesarios”, en el cual García Hémonnet critica ciertos melindres de Pérez Rubalcaba que a él, en efecto, le saben a cuerno quemado. Con la venia del articulista o sin ella, saco algunas de sus principales contradicciones:

«Ya vale de sacar la bandera de los desfavorecidos cuando en las contadas ocasiones en las que el PSOE ha hecho 'autocrítica', no se ha citado, ni por asomo, el golpe de Estado (así, tal cual) que supuso la reforma del artículo 135 de la Constitución Española [sic]».

Aunque no percibo errores tipográficos, morfológicos ni gramaticales, me he permitido apostillar el texto con sic entre corchetes para señalar las inconveniencias formuladas en el citado párrafo. ¡Tate, que se atreve a comparar la enmienda del artículo 135 de la Constitución burguesa del 78 con un putsch! En fin, una hipérbole cotidiana que utiliza la aterrada pequeña burguesía ante su proceso a corto plazo de proletarización y que está muy en conformidad con la línea editorial de Mundo Obrero.

Tal vez la metedura de pata ideológica radique en el total desconocimiento del pasado reciente de España que mantiene el PCE desde el putsch del carrillismo en sus filas, causante del desprecio natural que siente esta organización hacia el marxismo, y, por consiguiente, en la ausencia de criterio basado en el puro análisis materialista de la historia para entender las contradicciones sociales y el pensamiento humano que emanan de ella, lo cual se sintetiza en el romanticismo con que este partido de clara tendencia oportunista de derecha envuelve el concepto abstracto de democracia; sin excluir desde luego las sobredoradas y persistentes teorías, a cada cual más extravagante y maliciosa, que las sesudas e intocables mentes de su camarilla ejecutiva sacan sobre el Estado, el tránsito hacia el socialismo y la necesidad de permanecer en la Unión Europea.

Una de dos, o el tal Hémonnet se ha quedado en la luna de Valencia o éste supera en malignidad a la persona que hogaño ocupa la Secretaría General del PSOE, centro físico al que van dirigidos los alfileritos verbales de su meliflua retórica reformista, por haber tenido la poca discreción de manifestar públicamente en Murcia y con aire melancólico que lo peor de la crisis está aún por llegar.

¡Habrase visto mayor desvergüenza y falta de coherencia después de haber aplicado medidas antipopulares con el anterior Gobierno y con el beneplácito del PP!; ¿a qué vienen, pues, estas lágrimas de cocodrilo? -expresa por su tono el periodista afín al PCE en la catilinaria que le endilga a don Alfredo-. Y es que, en el fondo, Hémonnet expulsa toda la bilis por un quítame allá esas pajas, sobre todo advirtiendo que en Andalucía se reparten a pachas el pesebre burocrático de la Junta, la socialdemocracia, de la que él es uno de los paladines más destacados, y el social-liberalismo, a cambio de aplicar idénticas reformas contra los intereses de la mayoría, de la clase obrera.

Alude a la necesidad de tirar de hemeroteca para comprender que el PSOE es un burdo mecanismo de la Troika, sin variar un ápice el guión del PIE y la jerga o mixtura ciudadana que tiene a gala el PCE, verbigracia el uso reiterado de términos acientíficos que buscan desfigurar intencionadamente el mundo real y travestir la barbarie del sistema capitalista en su fase imperialista con aureola humanitaria de libertad y progreso.

Le encarezco al señor Hémonnet que abandone pronto estas pesquisas de hurón de letras de molde si acaso no quiere llevarse un truculento desengaño que le haga recurrir al uso desenfrenado de antiespasmódicos neokeynesianos. Bueno, como me gustaría verle rabiar un poquito por su ignorante jactancia y gazmoñería, le adelanto un poco de faena con un titular pescado hace un par de años del diario Público: “Cayo Lara considera que el triunfo de Hollande abre una puerta de esperanza”.

Puesto que se obstina en ser tan quisquilloso con los que llama social-liberales, recordará también que Rubalcaba declaró en aquella ocasión: “El triunfo de Hollande abre una gran esperanza para Europa”. Vaya, se ve que a la hora de la verdad no existe tanta diferencia entre los dos rabadanes y partidos, y de seguro que un buen jurado se encontraría en serio apuro si tuviera que declarar un vencedor en esta floralía de cumplidos lanzados al belicista del Eliseo que gestiona en sus manos el poder de la oligarquía francesa.

La causa de la pauperización en los colectivos más vapuleados -dándoselas de tan leído Hémonnet, declaro que si de veras fuera con buenas intenciones me resulta ciertamente incomprensible ver la preferencia que tiene por utilizar expresiones acarameladas que dicen únicamente medias verdades o medias mentiras y que ocultan el trasfondo existente de la dictadura del capital y del antagonismo surgido del modo de producción capitalista entre la burguesía y el proletariado- es intrínseca al sistema capitalista. La modificación del artículo 135 responde simplemente a unas necesidades concretas del capital financiero y se efectúa rigurosamente dentro de la legalidad democrático-burguesa en un momento de crisis estructural del capitalismo, y, por lo tanto, no concuerda en absoluto con la teoría golpista. Esto recuerda mucho al cuento del vesánico que escupía dicterios contra su propia sombra. El fetichismo de poder, el arribismo y el afán de votos conducen al PCE irremediablemente a esta desesperada búsqueda de clientela electoral.

Hémmonet debería aplicarse el cuento de la autocrítica que le manda a sus vecinos de hemiciclo y medir por el mismo rasero a los que son de su mismo pelaje. Lo único que merece la pena de su escrito es el encabezamiento, ya que colaboradores necesarios del sistema son también los hombres públicos que patrocina. Vaya, buen camino tomaríamos si la política sólo fuera un privilegio de los señoritos y las señoritas de IU y del PCE que pretenden ocupar las cómodas poltronas burguesas de los gobiernos del capital desde la aldea más recóndita del Estado español hasta el edificio que hay a unas manzanas del Manneken Pis en la capital de los gofres.

La política debe ser una herramienta para el uso particular del pueblo trabajador, pues no está hecha la señora para que la mancillen los gandules que, bajo la mascarada del ¡rebélate! y el toque a rebato del ¡trabajamos por ti!, disfrazan groseramente de buenas intenciones la representación y gestión de la explotación del hombre por el hombre y las guerras de los monopolios.

Santiago Ibero

uyl_logo40a.png