En el distrito obrero de Okmeydani en Estambul ha prendido la llama de la indignación, y las protestas se han extendido por las principales ciudades de Turquía. El motivo es la muerte del joven Berkin Elvan de tan solo 15 años, sexta víctima mortal de las protestas que se iniciaron en mayo del año pasado.

Durante estas protestas la plaza de Taksim, histórico centro de protesta del movimiento obrero, se convirtió en un símbolo de la lucha, y como no, la represión del Estado motivó violentos enfrentamientos que dejaron centenares de heridos y detenidos, así como 7 muertos, y en los que la policía también asaltó las sedes de organizaciones obreras.

En el caso de Berkin Elvan, el joven fue víctima de la violenta represión desatada por el gobierno de Erdogan contra las protestas populares sin ni siquiera participar en las mismas. Recibió el impacto de una lata de gas lacrimógeno lazado por la policía cuando iba a comprar el pan, y permaneció durante 9 meses en coma, hasta fallecer finalmente el martes pasado. La muerte de Berkin sigue estando en la impunidad, y las autoridades no han realizado ninguna investigación para aclarar lo sucedido. En agosto del año pasado, cuando Berkin ya se encontraba en coma en el hospital, su madre intentó leer un manifiesto en su memoria en la plaza de Taksim, pero fue expulsada violentamente por la policía.

Tras el fallecimiento de Berkin, en el hospital del distrito obrero de Okmeydani fueron congregándose progresivamente decenas de personas para acompañar el dolor de la familia del pequeño. Pero nuevamente la represión del Estado turco hizo acto de presencia, y poco después la policía cayó violentamente sobre los congregados. En una siniestra coincidencia, un hombre resultó herido por el impacto de una lata de gas lacrimógeno de la misma manera que le paso a Berkin Elvan meses atrás.

La indignación no se hizo esperar y en Okmeydani estallaron las protestas y se levantaron barricadas. Desde ese mismo día, durante toda la noche, y al día siguiente, en las principales ciudades de Turquía se han sucedido las manifestaciones y enfrentamientos con la policía. En Estambul, el funeral se convirtió en una manifestación popular contra la represión y contra el gobierno de Erdogan, y después del mismo organizaciones políticas y sindicales han convocado nuevas manifestaciones.

El pueblo trabajador turco desde la oleada de protestas del año pasado ha ido tomando conciencia del carácter clasista del aparato represivo del Estado. Aunque no se produzca ninguna sentencia judicial, la muerte de Berkin Elvan no quedará impune. En las calles de toda Turquía, la clase obrera y los sectores populares están demostrando que la represión se encontrará con la ira popular, y como señala el Partido Comunista de Turquía, el pueblo le pedirá cuentas a los asesinos.

Andrés Burbano, miembro del Área de Internacional

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