En la actualidad, una propaganda de la paz que no vaya acompañada del llamamiento a la acción revolucionaria de las masas sólo puede sembrar ilusiones, corromper al proletariado, infundiéndole confianza en el humanismo de la burguesía, y hacer de él un juguete en manos de la diplomacia secreta de los países beligerantes. Es profundamente errónea, en particular, la idea sobre la posibilidad de la llamada paz democrática sin una serie de revoluciones.

El pacifismo y la consigna de Paz. Resolución POSDR 1915

Así  se pronunciaba el POSDR en 1915 recién iniciada la I Guerra Mundial  mostrando  certeramente al proletariado ruso y mundial el camino revolucionario. Se cumple ahora  el centenario  de esa fatídica fecha en la que los partidos socialdemócratas de Francia y Alemania votaron los presupuestos de guerra de sus respectivas burguesías nacionales y,  pese a contar con la  trágica experiencia acumulada en  todo este tiempo, la socialdemocracia y el oportunismo siguen ahondando en el error que tanto sufrimiento, muertes y destrucción ha  generado a lo largo de estos años.  Trágico camino de chouvinismo en el que el proletariado, actuando bajo el pabellón ajeno de sus respectivas oligarquías, no sólo se ha desangrado entre sí en una lucha fratricida, sino que ha empujado la Historia en sentido contrario a sus intereses.

Es de esta experiencia  trascendental para el futuro de la humanidad de lo que hablaremos tratando de sacar unas conclusiones prácticas que ayuden a posicionarse a los lectores y lectoras de UyL respecto a la autodenominada Revolución por la Paz que nos propone el programa de IU. 

Constatando que se  hace muy difícil realizar una crítica puntual  desde el campo revolucionario al programa de una organización que, como IU, hace bandera de su reformismo e interclasismo, nos limitaremos a situar los elementos centrales de crítica a una “Revolución” que muy lejos de revolucionar nada, se limita a trazar llamados de convivencia  y fraternidad internacional al margen de la realidad del imperialismo y la reacción de los pueblos a la misma.

La consigna de  un “gobierno democrático del mundo, con unas Naciones Unidas rediseñadas, reformuladas, que sean la auténtica expresión democrática del mundo del Siglo XXI” es el eje político central de una declaración política ajena a la lucha de clases  y sustentada en pretendidos valores universales de Paz y Democracia que para ellos se concretan en poco más que el avance en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.   Una loable declaración, vacía de medidas materiales concretas para su cumplimiento y que pese a encontrarse  con “importantes retrasos en su cumplimiento”  por culpa de la “dramática crisis que vive la Humanidad (alimentaria, energética y financiera)  consecuencia del sistema capitalista” , no coloca a los autores de las 7 Revoluciones en la necesidad de levantar una amplio frente de lucha antiimperialista que actúe de forma unificada contra los monopolios y las  estructuras económicas, políticas y militares internacionales  que se encuentran detrás de “esa dramática crisis que vive la Humanidad” para derrotarlos, sino simplemente en la realización de un llamado a “acordar agendas comunes de actuación alternativa con las organizaciones anticapitalistas de todos los continentes”.  En resumen:   los Foros –muchos de ellos financiados por las propias instituciones que dicen denunciar – como alternativa desde la que construir la  Paz necesaria  para la Humanidad.  Indiscutible llamamiento a situar como prioritaria la intervención  en estas  estructuras políticas interclasistas plenamente  hegemonizadas por la socialdemocracia y  en las  que el empeño de IU es que “El Partido de la Izquierda Europea juegue un papel importante a la hora de trazar agendas y alianzas  con la izquierda de todos los continentes, en pos del desarrollo de un nuevo internacionalismo”.  Es lógico  por ello que “en pos del desarrollo de un nuevo internacionalismo”  el PIE, junto a IU y el PCE, realizaran hace unos pocos meses un Homenaje  a las Brigadas Internacionales presidido  por la bandera de la Unión Europea que significó un insulto a la memoria y al legado heroico de esas personas que, combatiendo contra el fascismo, dieron su vida luchando por la Paz y el Socialismo.  Una nueva forma de entender el internacionalismo acorde a la consideración de la UE, que hace esta formación que “se compromete a cambiar sustancialmente la actual Política Exterior y de Vecindad de la UE” y “basarla en la paz, el desarme, la cooperación y las relaciones internacionales democráticas”. 

No abordaremos nuevamente la mentira de la gestión social de la UE y la posibilidad de una UE diferente al servicio de los pueblos de Europa; no se trata en estas líneas de demostrar la trampa de quien denuncia “la actual UE,  la diseñada por y para los mercaderes, desde el Tratado de Maastricht”  como una desviación del propósito real de la misma por culpa del neoliberalismo como si éste fuera algo ajeno y diferente a las necesidad del capitalismo monopolista.  No, nos limitaremos a denunciar la falacia de unos argumentos que, proclamando la necesidad de avanzar en políticas de paz,  al mismo tiempo  participan orgánicamente de uno de los bloque imperialistas y, lejos de organizar la lucha  en cada estado por la salida de la UE, alcanzan altas dosis de complicidad con sus decisiones estratégicas y llegan a apoyar determinadas misiones imperialistas como la desarrollada en Líbano, votando a favor del envío de tropas españolas a ese país.  Las palabras del diputado Llamazares,  que copiamos a continuación, son muy significativas del alcance del compromiso de IU con la UE  y de las expectativas que genera en ella la posibilidad de convertir a este actor imperialista en un factor real de paz a nivel internacional “Por eso consideramos que merece la pena apoyar con condiciones esta resolución, para que no solamente cree estabilidad en la zona sino que además esté acompañada de una iniciativa política clara por parte de las organizaciones internacionales, por parte de la Unión Europea y por parte también de Naciones Unidas”. Sobran las palabras, nadie lo podría explicar mejor que el propio Llamazares.

¿Qué quedó del  OTAN NO?

Pareciera que estuviéramos hablando del OTAN de entrada NO del PSOE que acabó en un militante SÍ y en Solana como genocida secretario general de la misma, pero no; hablamos de IU.  En su programa IU abandona el OTAN NO, BASES FUERA que se constituyera en consigna unitaria del movimiento por la paz y el desarme y del conjunto de las organizaciones obreras y populares, por una “exigencia de la disolución de la OTAN y el cierre de todas las bases estadounidenses en el mundo” en pro de “la democratización de las instituciones internacionales”.   Un cambio que va mucho más allá de una mera cuestión de términos y que esconde, en aras de no se sabe qué cambio de intereses, un llamamiento a que sea en ámbitos de decisión diferentes al que nos es propio, donde se decida disolver la OTAN y cerrar la totalidad de las bases yanquis en el orbe.  Curiosa actitud militante de quien renuncia a dar el combate por la Paz en su territorio, vinculándolo al desarrollo de la lucha de clases, y lo fía todo la decisión de terceros en el marco de las propias instituciones que dice combatir.

En definitiva, un programa que es una suma de buenas intenciones realizadas sin ninguna propuesta real de alteración de la realidad material que está detrás de la guerra generalizada del imperialismo contra los pueblos del mundo y que, en la práctica, se convierte en una falacia tan grande como la pretensión de denominar “revolución” a lo que no es más que un recetario de medidas encaminadas a confundir  sobre el carácter de clase que  tiene la lucha por la Paz y la Solidaridad Internacionalista.

Julio Díaz

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