Eso sí: la buena noticia es que está por debajo de la meta que el Gobierno se había marcado para el conjunto del año (94,21 % del PIB). Después de liquidar gastos superfluos como sanidad, educación, investigación, pensiones, liquidar salarios y subir impuestos para salvar a la banca y monopolios en general, el botín fruto del saqueo y ruina de la clase obrera arroja el saldo de "el mejor año" para los monopolios eléctricos y los beneficios de la banca, y junto con ellos el mayor nivel de endeudamiento en 100 años y más crecimiento del paro y la miseria. Pero para muchos que se creen aún clase media la culpa es de los coches oficiales, los sobres, las CCAA y cómo no, los sindicatos y la "clase política". Por un discurso como este que se reedita hoy, una y otra vez, Mussolini mereció el apoyo financiero precisamente de banqueros, industriales y terratenientes para colaborar en la tarea de asesinar comunistas y sindicalistas y convencer a los italianos de que el mejor sindicato era el corporativo, en que los obreros y la patronal actuaban juntos bajo el mando de esta última.

Y que la solución al problema de la Deuda es competir a la baja por las inversiones con Turquía y el este de Europa vuelve a plantear el mismo dilema de siempre: "¿Cómo pueden pedirnos que nos ajustemos el cinturón y al mismo tiempo que nos bajemos los pantalones? Es incongruente"

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