De sombras y maquillajes hay que hablar cada vez que este gobierno de tahúres “hace algo por la clase obrera”.
Las declaraciones de Yolanda Díaz son para enmarcar: «Yo lo que tengo que dar es buenas noticias a los trabajadores y trabajadoras de nuestro país y subir 50 euros el salario mínimo, es una cantidad muy importante…algo tan importante como que unos padres puedan dar pescado a su hijo, sus hijos o su familia”
Que sí, Sra. Díaz, que subir el SMI es importante, no veas, 1.184 € en 14 pagas que pone el SMI para 2025 en 15.876 €, por los que, a cambio, salvo correcciones de última hora, te va a obligar a tributar, porque se corrige el SMI pero no las tablas de IRPF.
Así que los 50 eurazos igual se quedan en menos 10, depende de las circunstancias familiares, pero es que, además, malditos filisteos, nos habéis subido la edad de jubilación. Vamos que hay que ahorrar para gastar más dinero en armas que Trump ha pedido llegar al 5% del PIB en gastos de defensa (perdón por el oxímoron de “defensa”).
Y en estas llegamos a los 72 años de jubilación que es lo que pedía la patronal, aunque esta misma patronal no te contrata en cuanto pasas de 50, pero esa es otra historia. El que no trabaja es porque no quiere, el pobre es pobre porque quiere… y todas esas fanfarrias que fascismo libertario está inculcando en las agendas de los gobierno vasallos de Europa.
Y mientras, los sindicatos callan, no todos, pero sí los mayoritarios, preocupados por las balanzas de pago y el PIB y no por las condiciones de vida de la clase obrera… y es que ellos ya no tienen conciencia de clase.
Sí, señora ministra, habéis subido el SMI tanto que presumís de haberlo subido un 61 % desde 2018, pero no dicen vuesas mercedes que la inflación subyacente (la de verdad, la que nos afecta a todos: alimentos, energía, transporte…) ha subido a un ritmo de dos dígitos anuales desde el año 2000. Así que nuestros salarios han bajado.
A efectos prácticos hay que establecer qué capacidad adquisitiva tiene la clase obrera hoy, en comparación con el año 2000. Famoso año de entrada en circulación del euro.
Imposible encontrar informes serios. BBVA dice que ha crecido, aunque hay estadísticas que dicen que solo desde 2020 la pérdida de poder adquisitivo ha sido de casi un 20%.
Hagamos un análisis:
Según el diario Expansión el salario medio en España en el año 2000 era de 17.319 €, brutos, mientras que el INE dice que era de 16.608 €. Se ve que la prensa más ultraneoliberal aumenta de forma exponencial los salarios medios, porque para el año 2023 (último año del que hay datos completos), Expansión dice que el salario es de 30.237 y el INE de 27.276.
Pecata minuta. Aquí dejamos un pequeño cuadro comparando, además, dos CCAA: Andalucía e Islas Baleares.
Con esto vemos las grandes diferencias de pérdida de poder adquisitivo que hay según el IPC. Un auténtico desastre en Andalucía, que parece limarse en Baleares.
Pero no todo lo que reluce es oro. Habría que ver ahora cuál es el coste real de la vida. Para eso dejamos un pequeño cuadro con algunos productos de los que afectan directamente a nuestro bolsillo, no como el IPC que incluye cosas “tan necesarias” como los diamantes o los yates.
Hala, resulta que el promedio de lo que podríamos llamar inflación real es aún peor y no solo eso, algunos precios están absolutamente desbocados en las Comunidades Autónomas más turísticas. Con ello tendríamos que ponderar el daño al bolsillo de la clase obrera. Y así, por ejemplo, en Baleares, donde el salario parece que no ha perdido apenas poder adquisitivo se enfrenta a una subida del precio del alquiler descomunal, que hace que un solo salario no sea suficiente para pagar un alquiler (sobre 17€/m2, piso de 100 m2=1.700 €), teniendo que recurrir a cosas tan maravillosas como el coliving, vamos, a compartir piso de toda la vida como si aún fueras un estudiante, aunque tengas 40 años y dos hijos.
Y ahora, con todos estos datos, ¿qué le decimos a doña sonrisas y humo? Que es mejor 50 € que nada, pero que no nos tomen más el pelo.
Solo el pueblo organizado salva al pueblo, la socialdemocracia gestiona el cabreo obrero para que no se levante, y esa es su función: tomarnos el pelo.
Juan Luis Corbacho