Sin duda una de las más importantes narradoras de los últimos treinta años en España es Belén Gopegui. No es una afirmación vacía, lo avala el papel preponderante en la narrativa desde los años 90. La escritora pone en cuestión los mitos y patrañas de la hegemonía ideológica de la burguesía triunfante en Españistán y su subordinación a la dominación económica, política y cultural al capital francoalemánnorteamericano hoy en total decadencia.
La noción de crisis sistémica la visionó con gran lucidez desde la última década del siglo XX Belén Gopegui, lo que la convierte en la principal escritora desde entonces hasta la actualidad. Los personajes de sus novelas representan un ruedo ibérico de lo que se vendía como una sociedad del éxito y un derrumbe social. Hoy en la narrativa predominante en Españistán, sus escritores o escritoras, salvo honrosas excepciones, vomitan una especie de mundos de Yuppy, personajes pequeñoburgueses que van de la autosuficiencia, la autocomplacencia a la insolencia y la resiliencia. Las grandes editoriales con sus premios y sus voceros mediáticos promueven narrativas un mundo aséptico que oculta los grandes problemas de la realidad a nivel social y colectivo restringiéndolo, en su caso, a lo meramente individualista. En cierta manera el establishment de las élites promueve una literatura que tiene bastante que ver con las narraciones de la autoayuda.
Belén Gopegui ha publicado un libro titulado El murmullo, cuyo subtítulo lo aclara meridianamente: La autoayuda como novela, un caso de confabulación. En el libro esgrime el autoengaño de quienes padecen la sumisión social a partir de la visión determinista del poder al limitarse a vivir de un modo confortable en el apego a la subordinación social. Los libros de autoayuda , ese talismán totémico, representan meras chucherías de los modelos psicológicos hegemónicos en el marco de la ideología individualista burguesa dominante. De ahí el permanente acoso y bombardeo de que los problemas y las soluciones dependen de uno mismo, donde la solidaridad desaparece como referencia. El murmullo representa un ejercicio extraordinario de desenmascarar el aparato de entontecimiento sistémico.
Miguel Ángel Rojas