Retirada de tropas francesas de Chad [Fuente: www.resumenlatinoamericano.org]

El pasado 8 de enero se produjo un asalto armado a la sede de la presidencia del gobierno en N’Djamena (la capital de Chad), que - según informaciones oficiales - se cobró al menos 18 muertos entre los atacantes, más uno de la seguridad gubernamental. En octubre de 2024 ya se había producido otro ataque terrorista - mínimo 40 personas muertas - en la población de Ngouboua, al oeste del país, cerca de las fronteras con Camerún, Níger y Nigeria.

Si bien parece claro que el atentado de octubre lo realizó Boko Haram; al escribir estas líneas, las fuentes expertas aún no tienen certeza total sobre la autoría del de enero. Porque además de la propia Boko Haram, en la zona existen más facciones terroristas: la llamada Provincia de África Occidental del Estado Islámico (ISWAP, por sus siglas en inglés) y otros grupos de menor tamaño.

En cualquier caso, son muy esclarecedores el momento de los ataques y el contexto en el que se produce este auge de terrorismo en la región. En los últimos meses, Chad había expulsado al embajador de Francia (ex potencia colonizadora) y había exigido a los ejércitos francés y estadounidense que abandonaran las bases militares en el país. Además, Chad viene estrechando relaciones con algunos de sus vecinos, que también han tomado un camino firme y decidido por la soberanía nacional - política, económica y militar: Burkina Faso, Mali y Níger en primer término (la recién creada Confederación del Sahel); además de Senegal, en una fase más preliminar.

Chad es un país que, desde su independencia formal en 1960, en lo militar venía jugando un papel de “gendarme” del Sahel, siempre subordinado a Francia. En lo económico, también había estado tutelado por el imperialismo francés, a través del control de la moneda (el franco CFA), y por las empresas monopolísticas del petróleo (ExxonMobil y Shell) - que, junto con el oro, son los dos principales recursos naturales del país.

Ubicación de Chad en África

 

Pero con la reorientación del gobierno chadiano hacia la Confederación del Sahel, se abren expectativas diferentes para los pueblos de la región. Níger ha elevado notablemente sus precios de venta del uranio, que eran ridículamente bajos, lo que facilitaba el expolio de esta materia prima tan estratégica para Francia, muy dependiente de la energía nuclear. Burkina Faso acelera en la industrialización del país: p.ej. la producción algodonera. Y en pie de igualdad, van avanzando las alianzas económicas y de cooperación militar con China, Rusia e incluso Irán.

Ante esto, el imperialismo francés y estadounidense trata por todos los medios de retener su dominio de la región. Entre esos medios, es evidente que están optando por fortalecer los grupos terroristas, para atacar a estos gobiernos no sumisos. El imperialismo, desesperado por unos recursos naturales vitales para tratar de remontar su tasa de ganancia, no tiene ninguna duda ni ningún reparo en desestabilizar las sociedades africanas, sembrar el caos y todas las matanzas que hagan falta.

Ejercitando el internacionalismo proletario que nos corresponde como comunistas, debemos organizarnos para combatir al imperialismo aquí. Y así, de paso, facilitar también el avance de estos procesos antiimperialistas en África.

Fernando

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