En el barrio del Mochuelo en la ciudad de Pamplona se crio Julia. Nacida en 1912, la tercera de una familia de ocho hermanos obtiene el título de secretaría que la llevaría a trabajar junto a Dolores Ibárruri durante la guerra civil.

Cuando el crecimiento económico fruto de la primera guerra mundial comienza a caer, la familia de Julia decide trasladarse a Francia en busca de mejores oportunidades. Allí viven hasta recibir la noticia de la declaración de la República el 14 de abril de 1931.

Cuando la familia decide regresar a España, Julia comienza su acercamiento a la política afiliándose a la Juventud Socialista de Pamplona, a la vez que es elegida miembro del Comité Ejecutivo de UGT encargada de Archivos y Estadística.

Desde este momento Julia dedicaría su vida entera a la militancia, desde tareas centrales hasta mítines durante las campañas electorales en Pamplona. No le faltaba el don de la palabra como demuestra en el artículo escrito para el diario “Tribuna Juvenil” perteneciente a UGT, respecto a las elecciones generales del 33 titulado ¡Mujer!:

“Mujer proletaria que una falsa tradición te ha tenido esclavizada siglos y siglos; mujer a la que la careta de la religión te ha mantenido en la ignorancia; mujer, que el sostenimiento del privilegio de unos pocos te ha servido para que en tu hogar reine la miseria y la desesperación; hoy frente a los que luchan porque este estado de cosas siga así, el Partido Socialista levanta su roja bandera y te invita a agruparte bajo sus pliegues si quieres liberarte de todos esos males – frutos de una sociedad vergonzante y corrompida – y destruyas para siempre las cadenas que te oprimen.”

Dos años más tarde, superaría su etapa en las filas de la juventud y se afiliaría al Partido Comunista, poco antes de que estallara la guerra civil.

Pronto empezó Julia a sufrir en su propia familia las consecuencias del conflicto. Sus dos hermanos Pedro y Manuel, con los que compartía organización, fueron secuestrados y asesinados tras realizar algunas charlas para los trabajadores de una fábrica de papel. Su hermano Javier que consiguió escapar, ese mismo día fue localizado y asesinado durante su huida.

Es en estos años de guerra en los que Julia pone al servicio del partido y de la causa sus capacidades y formación, trabajando codo a codo con Dolores Ibárruri. Ya avanzado el conflicto y embarazada de siete meses se traslada a Valencia donde les alcanza el final de conflicto.

Y así empiezan su huida entre campos de refugiados hasta que por fin, sin más alternativa, ella y su hermana se refugian en la casa de sus padres donde Julia da a luz.

Tras unos años en la sombra, bajo el mote de Matilda, pasa a formar parte de una célula del Partido Comunista en Pamplona, lo que la llevaría finalmente a la cárcel durante ocho años. Pero este tiempo de encierro no impidió que volviera a la militancia, que finalmente la llevó al exilió en Francia donde continuó a través de una agrupación de organizaciones antifranquistas.

Un ejemplo de compromiso, de una vida dedicada la lucha y la organización y de como la opresión no conseguirá quebrar los ánimos de aquellos que tienen el convencimiento de luchar por una sociedad realmente justa.

Inés

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