Acaba la temporada de verano y las camareras de piso, a través de sus dos organizaciones: “Las Kellys” y “Kellys Unión”, vuelven a sus reivindicaciones.

En septiembre las hemos visto visitando el Parlamento de Canarias, donde exigen que en la ley autonómica del ramo se incluya la instalación de camas elevables en todas las instalaciones turísticas, lo que resolvería en parte los graves problemas musculoesqueléticos que les afectan. A los empresarios canarios, que van a conseguir este año un nuevo récord de turistas (se estima que alcanzaremos en 2024 la cifra de 17 millones nunca vista), les dicen que no es tan complicado, que en Baleares se ha podido incluir en su ley, años atrás. Además, con los fondos europeos, dicen ellas, les saldría casi gratis.

Es curioso ver en esta visita la beligerancia de los parlamentarios canarios del PSOE que acompañan y visibilizan esta lucha de las camareras de piso en el parlamento canario. Cuánto nos suena eso de que “cuando estuviste en el gobierno poco o nada hiciste y ahora en la oposición rápidamente te moviste”. Pues ahora nos dicen estos diputados que llevarán hasta sus últimas consecuencias las demandas de las kellys1.

A finales de septiembre, las kellys visitan nuevamente el Congreso de los Diputados. Vuelven a reclamar la jubilación a los 58 años sin penalización. Sus cuerpos, que la gran mayoría de las veces terminan la jornada y la vida laboral lesionados, con dolores para los que deben medicarse, no llegan a los 67 años.

Exigen que se considere su profesión como una profesión de riesgo como otras (bomberos entre otros) para que se les permita acceder a una jubilación anticipada.

Se enfrentan a una patronal que se cierra en banda a perder sus privilegios, a perder su actual grado de explotación. Esta patronal, que en el Estado español también va de récord en récord, sale retratada en la publicación reciente de un estudio2 que apunta a que la temporalidad en el sector reduce la productividad de las y los trabajadores.

El estudio, centrado en Canarias para el período 2010-2016, sitúa unas cifras de temporalidad del 40%, superior a la del conjunto de España (27,5%), a la de la Unión Europea (14,2%) y a la de los países de la OCDE, del 11,2%.

Los expertos dan varios posibles motivos para explicar esta bajada en la productividad: menor satisfacción laboral; menor salario y, por tanto, esfuerzo; menor formación en el puesto de trabajo; mayor inseguridad en el trabajo y problemas de salud; menor compromiso organizativo y menos incentivos a la innovación.

Los empresarios terminarían prefiriendo la temporalidad porque les permite la flexibilidad de contar con trabajadores temporales para hacer frente a las oscilaciones de la demanda. También evitarían, con la temporalidad, el conformismo y el poco esfuerzo en el que podrían caer los trabajadores y trabajadoras indefinidos y, finalmente, esta modalidad les sirve como forma de selección de personal (¿chantaje?) a los que sí quieren hacer indefinidos.

En el estudio se apunta a que este empeoramiento en la productividad se acentúa en los hoteles de alta calidad. Es en estos hoteles donde tenemos la paradoja de que muchos de sus trabajadores/as, con los salarios de miseria que reciben (en muchos casos apenas 1250 euros), nunca podrían alojarse. Un reciente libro así lo describe. La periodista Anna Pacheco lo cuenta en su último libro, Estuve aquí y me acordé de nosotras (Cuadernos Anagrama). Horas extras sin pagar, jornadas interminables, trabajadores comiendo sobras al final del servicio y durmiendo unas pocas horas en sillas para empatar con el siguiente turno. Esa es la realidad infernal que esconde el glamur de nuestros hoteles de lujo.

[1] https://rtvc.es/psoe-se-une-a-la-demanda-de-las-kellys-de-camas-elevables/

[2] https://www.eldiario.es/canariasahora/economia/estudio-canarias-confirma-secreto-voces-temporalidad-reduce-productividad-trabajadores_1_11599472.html

Javi Delgado

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