María Pérez Lacruz (Teruel, 1917) fue una mujer valiente que sufrió el escarnio, la represión y el robo de su bebé por el fascismo antes de ser fusilada en 1942 con tan solo 25 años.
La llamaban María “La Jabalina” porque su madre era natural de Javaloyes, en la Sierra de Albarracín y con 6 años, se trasladó con su familia a Sagunto en busca de mejores condiciones de vida donde empezó a trabajar desde niña por lo que conocía perfectamente las condiciones de la clase obrera lo que le llevó a ingresar en las Juventudes Libertarias cuando tenía 17 años. Durante la guerra fue enfermera de la Columna de Hierro, integrada por milicianos anarquistas, colaboró en la instalación de un hospital de campaña y resultó herida en una pierna en la batalla de Teruel.
Cuando se prescindió de las mujeres del frente por decisión del Gobierno republicano se ganó la vida en una fábrica de armas en Sagunto y en una fábrica de acero en Cieza, hasta que en 1939 fue arrestada por la Guardia Civil.
Con la cabeza afeitada, fue obligada a desfilar por las calles de Sagunto. Después del correspondiente interrogatorio, se la puso en libertad, pero al mantenerse firme y negarse a ratificar la declaración que el capitán juez militar le leyó, por la falsedad del contenido, el 18 de enero de 1940 ingresó en la prisión provisional del convento de Santa Clara, de la que pasó, en enero de 1942 a la Prisión Provincial de Mujeres de Valencia.
Había dado a luz a un bebé, el 9 de enero de 1940 en el Hospital Provincial, al que nunca vio y no supo más de su destino. Fue probablemente uno más de quienes en aquel periodo fueron apartados de sus familias y entregados en adopción a las familias adeptas a los vencedores y a su causa nacional-católica.
A María Pérez Lacruz se la acusó en el consejo de guerra celebrado el 28 de julio de 1942 de ayuda a la rebelión, de vivir amancebada, de tener un carácter libertino y exaltado, así como de su defensa de los valores republicanos y de su desprecio a las tropas sublevadas. Se la llegó a culpabilizar del asesinato del cónsul boliviano en Valencia, donde no había existido jamás ese consulado, así como de otros nueve crímenes (de ocho sacerdotes y un diputado) en las fechas en que María estuvo internada como consecuencia de su herida durante la guerra. El propio jefe de traumatología del Hospital certificó que estaba ingresada en las fechas señaladas pero de nada sirvió ni siquiera las declaraciones a su favor de falangistas, el Juzgado Militar condenó a María la Jabalina a pena de muerte, según sentencia dictada el 29 de julio de 1942 por el Juzgado Militar. No consta en la misma ningún crimen, solo unos delitos que generalmente no conllevaban la pena capital: "Adhesión a la rebelión y desafección al Movimiento"
María Pérez Lacruz fue la última mujer asesinada por la dictadura junto a otros seis presos varones, fue fusilada con sendas balas, en la cabeza y en el pecho, que acabaron con su vida en el paredón del campo de tiro de Paterna.
Los vencedores salva patrias, no solo enterraron sin nombre a las víctimas de sus crímenes en fosas y cunetas para preservar su impunidad, también arrancaron a criaturas de sus madres y familiares para lucrarse y desplegaron un tupido velo con el fin de hacernos olvidar y enterrar la verdad y la luz de estas existencias de luchadoras revolucionarias.
Desde aquí les decimos: Ni perdón Ni olvido
Tatiana Delgado