Ayuso y su gobierno siguen haciendo de las suyas y nunca deja de sorprender. Es difícil ser tan casposa, pero increíblemente cada día se supera. Siempre cabe un poco más de estulticia en el universo negacionista donde habitan esa serie de seres movidos a golpe de link y capitaneados por figuras políticas cuyo dudoso mérito es llenar de tonterías y provocación nuestras pantallas.

Recientemente anunciaba, llena de orgullo y satisfacción, la creación en la Comunidad de Madrid de un “Centro de Atención Integral Especializado” para hombres víctimas de violencia sexual. Obviamente, las mentes perversas y retrógradas de sus seguidores y de las personas que han sucumbido a la propaganda reaccionaria en materia de derechos de las mujeres y al antifeminismo, habrán pensado que “ya era hora”, que “el hombre está desprotegido y que si existen centros de esta naturaleza para mujeres, por qué no los iba a haber para hombres”.

Pues bien, yo no sé el resto de lectoras y lectores, pero quien esto suscribe y la militancia feminista y comunista del PCPE estamos muy hartas de explicar, una y otra vez, por qué la mujer víctima necesita una especial atención con respecto a los hombres víctimas y por supuesto, si un hombre sufre algún tipo de delito, de la naturaleza que sea, está protegido por el ordenamiento jurídico y no queda desvalido, que para eso se encarga la legislación y la judicatura patriarcal, por no destinarse especiales recursos públicos a su protección. ¿A estas alturas hay que explicar las razones de no ser esa ausencia una causa de discriminación? 

Pese a todo, lo volvemos a hacer. Volvemos a explicarlo. Ya se sabe que las mujeres tienen que ser pacientes y no dejarse llevar por las emociones. Vamos a ello.

En primer lugar, el 87 % de las víctimas de delitos sexuales son mujeres (según datos del Ministerio del Interior). Es decir, es la principal agredida por este tipo de delitos y es un problema social. En las sociedades capitalistas y patriarcales, las mujeres somos identificadas como objetos sexuales, para ser poseídas cuando y como a uno le apetece. Es decir, no son agresiones aisladas, sino provocadas por una sociedad profundamente misógina y machista, reforzada día a día desde el nacional-catolicismo de la ideología dominante y cuyo mandato para las mujeres es el de “ser calladas y sumisas” a los deseos del varón o del patrón... De ahí esa reacción furibunda de quienes ven sus privilegios cuestionados y sí, es necesaria una especial atención a las mujeres víctimas de violencia, porque esta es estructural y  es sistémica.

En segundo lugar, fruto también de este sistema despiadado, la capacidad económica de la mujer está muy por debajo que la del hombre. Ya hemos hablado en numerosas ocasiones de que la pobreza tiene nombre de mujer. Eso afecta directamente a la protección de las víctimas. Por supuesto, una mujer con gran capacidad económica también tiene posibilidad de ser víctima de delitos sexuales, pero tiene medios propios para su autoprotección. Sin embargo, sus posibilidades de defenderse, de procurarse una vida fuera de la violencia, etc. son mucho mayores. Es por tanto necesaria esa doble protección a las mujeres víctimas, porque por ellas mismas lo tienen muy difícil romper con ese círculo aterrador.

 

¿Con ello queremos decir que los hombres agredidos, sea de la forma que sea, no deben estar protegidos? Por supuesto que no. Están protegidos por el ordenamiento jurídico, pero no es necesaria esa doble protección. Un hombre agredido podrá acudir a la policía, denunciar; podrá acudir al centro sanitario para ser atendido; podrá acudir al juzgado; podrá ser atendido por abogados o abogadas de oficio; podrá seguir todo un procedimiento penal o de la naturaleza que sea contra la persona que le haya agredido, por supuesto. Sin embargo, no requiere esa doble protección como lo requiere la mujer. Porque no es un sexo ni un género que esté generalmente maltratado, porque no es un problema sistémico y porque no por el mero hecho de ser hombre contará con menos medios.

Nuestras vidas como mujeres estarán libres de violencias cuando podamos vivir en una sociedad nueva, mientras lo logramos seguimos luchando para  derrotar al patriarcado para no morir y por echar al basurero de la historia al capitalismo  para vivir.

ALBA AK

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