El Estado es un órgano de dominación de clases, un órgano de opresión de una clase por otra, es la creación del orden que legaliza y afianza esa opresión, amortiguando la lucha de clases”. Karl Marx.

La aprobación en 2015 de la llamada “Ley Mordaza” fue la máxima expresión a nivel legal de las políticas represivas del gobierno de Mariano Rajoy contra el ciclo de luchas iniciadas con la crisis capitalista de 2008-2010. El objetivo era actualizar el marco legal para reprimir huelgas generales, multitud de luchas obreras, el movimiento 15-M, movimiento contra los desahucios y por una vivienda digna, defensa de servicios públicos, movimiento feminista y otras luchas. En aquel momento, toda la llamada “izquierda” se manifestó en contra de dicha ley. En concreto, el PSOE, en diciembre de 2016, defendió la derogación completa, impulsó un recurso ante el Tribunal Constitucional, se comprometió a derogarla llegado al poder.

Llegado Pedro Sánchez al poder se manifestó la tremenda falsedad de todas aquellas proclamas por la libertad. La “Ley Mordaza” sigue en vigor, aunque se anuncien pequeñas modificaciones, y la represión contra los movimientos sociales combativos sigue tan vigente como siempre. Por muy progres que quieran aparentar ser los gobiernos socialdemócratas, siguen siendo los hipócritas lacayos del sistema capitalista.

Ahora el gobierno “progresista” quiere desviar la atención hacia la derecha y extrema derecha judicial, hacia el llamado “lawfare”, con ejemplos como la imputación de la esposa de Pedro Sánchez. Pero contra activistas y luchadores de la clase obrera el gobierno es quien ampara y dirige la represión de forma sistemática. Según la plataforma “Defender a quien defiende” en los años 2022 y 2023 se han contabilizado 1.187 casos de vulneración de derechos en el contexto de protestas políticas, sindicales y sociales. Y ese dato es sólo la punta del iceberg, pues la gran mayoría de vulneraciones no son registradas por ningún organismo.

Hay casos de sobra conocidos e indignantes para cualquier persona no ya revolucionaria sino simplemente demócrata en términos liberal-burgueses. Pablo Hasel aún sigue en prisión con condenas por sus letras, jóvenes de Altsasu siguen encarcelados por una delirante condena por terrorismo, 6 luchadoras de CNT Gijón condenadas a penas de cárcel por una protesta sindical frente a la Pastelería la Suiza, 6 jóvenes zaragozanos condenados a años de cárcel por una protesta antifascista con el testimonio policial como única prueba, la denuncia con petición de cuatro años de cárcel contra participantes en la huelga de Tubacex, la represión contra la huelga del metal en Cádiz, las continuas represión y violencia policial contra el movimiento por la vivienda … por no contar miles de casos de detenciones y multas arbitrarias por participar en piquetes, movilizaciones o acciones de propaganda, como el caso de los camaradas del PCPC.

Y encima debemos aguantar la retórica “antifascista” del gobierno. Ese “antifascismo” socialdemócrata es sólo propaganda electoralista para meter miedo ante la posible llegada al gobierno de la ultraderecha. Y mientras tanto continúan con toda su política capitalista e imperialista, que es el abono real del crecimiento del fascismo: máximo de beneficios para el IBEX mientras millones de familias sufren carestía o no pueden acceder a una vivienda, aumento de gastos militares, apoyo total a la OTAN en Ucrania, abandono del pueblo saharaui y no ruptura con Israel.

A nadie debería sorprender que el PSOE actúe así. Ahora que tanto hablan de “memoria histórica”, debemos recordar qué ha sido el PSOE desde la Transición: el partido que apoyó la impunidad de los represores franquistas, impulsó el terrorismo de Estado y el Plan Zona Especial Norte, que aprobó la llamada “Ley Corcuera”, que reprimió brutalmente la lucha obrera contra las reconversiones industriales (varios obreros asesinados incluidos), y atacó a los movimientos antimilitarista, antifascista y okupa. Quienes, desde posiciones pretendidamente de izquierda, defienden y apoyan a este gobierno sólo pueden ser tontos útiles o algo mucho peor, traidores a la lucha obrera a cambio de cargos y subvenciones.

Todo gobierno capitalista, da igual su color, será un instrumento de opresión e injusticia. Contra la represión, solo cabe la solidaridad. El PCPE seguiremos defendiendo los valores de solidaridad, unidad y la lucha de la clase obrera. Sólo el pueblo salva al pueblo y sólo la lucha nos hará libres.

Eloy Baro

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