Cincuenta y un años después del golpe de Estado que derrocó al Presidente Allende, es preciso recuperar y tener presentes como guía de la acción política revolucionaria, al menos dos de las lecciones que nos ofrecieron aquellos dolorosos días que marcarán para siempre la lucha de clases a todos los niveles
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Cuando se cuestionan los intereses del capital y la clase obrera y sus aliados le disputan el poder, la violencia que despliega para defender su posición hegemónica no tiene límites. Ninguna formalidad democrática es óbice para implementar la totalidad de planes dirigidos a derrotar a quienes define como sus enemigos.
El terror, es una práctica generalizada en la historia de la lucha de clases, que la burguesía, como clase en el poder, ha llevado a sus máximos extremos.
Determinado por la crisis general que padece y por el progresivo debilitamiento de su hegemonía mundial, el imperialismo, en este momento histórico absolutamente crucial para la Humanidad, enfrenta su decadente realidad con los mismos planes genocidas que desarrolló en Chile.
En consecuencia, todos los procesos políticos antiimperialistas y/o socialistas que no organicen la defensa armada popular para hacer frente a la agresión imperialista, no solo están sentenciados a padecer la violencia del capital y a ser derrotados, sino que condenan a la represión y a la muerte al pueblo organizado que les apoya.
En este sentido el ejemplo que ofrece la Resistencia palestina es muestra de una acción coherente y responsable con la Victoria de los pueblos.
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El Socialismo, como periodo de transición del modelo de producción capitalista al comunismo, requiere medidas concretas que sitúen a la clase obrera y sus aliados en el poder.
Ni es suficiente ganar unas elecciones que te lleven al gobierno, ni sobra con anunciar medidas económicas y sociales que solo son socialistas en la palabra. Sin la realidad de un programa de gobierno que despoja a la burguesía de su posición privilegiada con medidas concretas, no hay Socialismo y cualquier paso adelante en defensa de los intereses populares estará condicionado al beneplácito coyuntural de quien realmente sigue ostentando el poder.
Sirvan estas reflexiones para debate en el espacio político plural que, desde posiciones antiimperialistas, enfrenta la hegemonía otanista y de la que los partidos comunistas debemos ser parte activa ayudando a desarrollar un amplio Frente Mundial Antiimperialista.
Al mismo tiempo, sirvan estas líneas para rendir Homenaje a todas las víctimas del golpe fascista de Pinochet.
Todas ellas forman parte de nuestros corazones y son semilla fecunda de la lucha revolucionaria.
Redacción UyL