El sionismo, como expresión de la barbarie extrema del sistema internacional de la dictadura del capital, está recurriendo a todo tipo de prácticas terroristas ante sus reiterados fracasos frente a la estrategia de guerra de todo el pueblo que protagoniza heroicamente la Resistencia palestina.

Este recurso al terrorismo tiene varias facetas que hay que ponderar en el análisis del desarrollo actual del proceso de liberación nacional en Palestina.

En primer lugar hay que dejar claro que todos los asesinatos realizados por el complejo imperialista anglosajón-sionista -porque todos los países de este eje están concertados en la ejecución de estas acciones-, son asesinatos que se corresponden con prácticas terroristas. El terrorismo se puede definir como una acción criminal individualizada (también colectiva, en otros casos) que se realiza al margen de acciones de guerra, y con la finalidad de conseguir objetivos políticos y/o objetivos militares que no se alcanzan en el campo de batalla. Cuando esas acciones se realizan en el contexto de la confrontación militar entonces estamos hablando de crímenes de guerra, pero no de terrorismo.

Los asesinatos de Soleimani, Al-Arouri, Sukr, Haniya, etc., son acciones terroristas. Sin otro calificativo posible porque ello sería exonerar al ejecutor de las responsabilidades de todo tipo que se derivan del ejercicio del terrorismo.

Esas acciones terroristas, además en este caso, están realizadas desde una entidad estatal, no desde una organización insurgente, del tipo de sea. Por tanto esa entidad estatal queda caracterizada como una entidad terrorista, sin más. Los crímenes del Moshad por todo el planeta son una práctica que viene desde muchos años atrás, pero hoy la entidad sionista ejerce sus acciones terroristas en el contexto de una heroica guerra popular de liberación nacional ante sus fracasos y su impotencia en el terreno militar. No existen paliativos a la calificación de la entidad sionista como una organización terrorista.

Las acciones terroristas del sionismo, en tanto que se ejecutan con intervenciones en otros países y con armas de guerra de la entidad estatal, son acciones que vulneran todo el derecho internacional establecido por NN UU y otras instancias reconocidas por sus competencias en esta materia. El terrorismo sionista en un terrorismo internacional practicado por una entidad estatal con armas de guerra.

Y, vista la cuestión desde otro ángulo, la llamada Comunidad Internacional es cómplice de esta estrategia terrorista de la entidad sionista. En ninguno de los casos más arriba mencionados, y tampoco en otros muchos perpetrados en estos años anteriores, las potencias occidentales, que se reivindican como guardianas de las esencias democráticas, han condenado las acciones terroristas del sionismo. Por destacar el último caso, el asesinato de Ismail Haniya en Irán. Una acción terrorista realizada con armas de guerra de la entidad estatal sionista, violando la soberanía de Irán, en un acto de toma de posesión de su nuevo Presidente, y teniendo como objetivo a la contraparte en el proceso de negociación de una tregua en Gaza. No caben más vulneraciones posibles, porque en este caso, y también siguiendo prácticas terroristas, el sionismo ya había asesinado a una parte importante de la familia de Haniya.

Pues bien, tampoco en este caso tan flagrante, nadie de esa autoproclamada Comunidad Internacional ha condenado la acción terrorista del sionismo contra Haniya. Por tanto, y sin concesiones posibles, toda esa Comunidad es cómplice de las acciones terroristas de la entidad sionista de Israel.

Y eso, a continuación, tiene una lectura de lo que significa para el próximo futuro en las relaciones internacionales. El terrorismo es asumido por las principales potencias del eje anglosajón como parte consustancial de su ejercicio de la violencia en la defensa de su dictadura de clase. Y eso vale para tanto para Biden como para Pedro Sánchez.

Situemos las cosas claras, esas son las coordenadas actuales de la lucha de clases. Y es necesario que desde la vanguardia revolucionaria se desarrolle una potente ofensiva ideológica situando la lucha por la revolución socialista en estos términos precisos. Si no se hace así le estamos dejando el campo libre al enemigo de clase, a los defensores de la democracia.

Pero la realidad es tozuda, la superioridad de la lucha popular derrotará de nuevo, después de Argelia, Vietnam, Nicaragua, Sudáfrica, etc., a las criminales estructuras de dominación de la dictadura del capital.

A Haniya le sigue Sinwar, y la lucha no termina hasta el día de la Victoria. Viva Palestina Libre !!!

Carmelo Suárez

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