Que sí, que ya sabemos que la “Armada Invencible” se tomó la revancha contra los hijos de la Gran Bretaña y toda esa pamplina. Con franqueza, reconocemos que el titular es algo capcioso, sobre todo porque no vamos a hablar de fútbol, pero había que aprovechar la coyuntura. De eso ya se encargan los “mass media” que con su bombardeo diario atontan al más pintado. A ver si acabada la Euro, se nos bajan los humores españolazos tan casposos que nos regala el deporte rey y ganamos algo en sentido común, aunque sea de penalti y en último minuto.
Esto viene a colación porque mientras rueda el balón, nos olvidamos de todos los males reales, no virtuales ni impostados por los poderes tácticos e institucionales, sino aquellos que, de ser atajados o no, hacen posible nuestra felicidad o nos condenan a la miseria.
En este sentido, hace poco se publicó un Informe de Unicef donde situaba a España como el peor país de la Unión Europea en términos de pobreza infantil. No hace falta que Lamine Yamal o Nico Williams nos cuenten unas vivencias que se tornan románticas bajo los focos mediáticos del gol. Simplemente con asomarnos a las ventanas de las casas de nuestros barrios obreros podemos percibir, eso sí, si queremos, cómo la miseria gana adeptos entre la vecindad, mientras que la opulencia huye a unas periferias de “urbas” a lo “Melrose Place”.
Según este informe, la cronificación de la pobreza está relacionada con mayores problemas de aprendizaje en el futuro, de salud, emocionales o de comportamiento. España está entre los países que peor redistribuyen la renta.
Todo esto, podría hacernos comprender por qué España es también, según el Informe Anual de la OCDE, el peor país de la UE, en jóvenes que no tienen ni el Bachillerato ni la FP .
Si hablamos de desempleo, también sería para gritar con orgullo aquello de “Yo soy español, español, español...”mientras ondeamos la tarjeta del DARDE. La tasa de paro en España se sitúa, a pesar de la superbonza económica que nos narra el ejecutivoi, en el 11,7 %, casi el doble de la media alcanzada en el conjunto de los países del euro. De hecho, según datos obtenidos de la WEB de Statista, en enero de 2024, España encabezaba nuevamente la lista de países con la tasa de desempleo juvenil más elevada de toda la Unión Europea con un 28,7%.
Uniendo los datos de desempleo juvenil con los de falta de estudio podemos concluir que España también es campeona en “ninis”.
Ante esta situación, es fácil comprender por qué los problemas de salud aumentan: los físicos y los mentales.
España es campeón con Portugal en el ranking de peor salud mental. Uno de cada cinco españoles tiene una condición que afecta a su salud mental y no se trata de estar “locos por la Roja” precisamente. Lógicamente, esta situación afecta sobremanera a nuestra juventud y tiene un claro componente de clase.
Además, España también encabeza, junto con Grecia e Italia, los peores datos de sobrepeso y obesidad, con cifras cercanas al 40 %. El problema de la alimentación, tiene una relación directa con la cuestión salarial. Mientras que Europa ha registrado, según los últimos registros comunitarios, una subida salarial media del 4,7 %, en España nos quedamos en el 2,92 %.
Mientras jaleamos a la Roja ante las pantallas televisivas, la sanidad se va desmantelando por la puerta de atrás, empobreciendo aun más a la afición, que ante el colapso de la atención primaria y para intervenir, ahuyenta hacia la privada a aquellos sectores privilegiados que pueden permitírselo. Y son pocos, ya que según Eurostat, España está a la retaguardia en cuanto a tasas de ahorro dentro de la UE. Los españoles, solo ahorran el 7,6 % de sus ingresos frente al 12,7 % de la media europea.
Estos son alguno de los problemas que realmente debería de alarmarnos porque no parece que esta estructura socioeconómica en la que vivimos pueda darnos solución alguna. La productividad, fundamental para la marcha óptima del capitalismo es para España un escollo que le impide competir en “Champion League”. El Estado español registra la mayor caída de productividad de la OCDE desde 2018, con un descenso del 3,8% y ello, a pesar de que los Fondos New Generation, con 140.000 millones de euros, se han convertido en el mayor rescate de la historia. Esta hipoteca, cargada a espaldas del futuro de nuestra juventud, está demostrando que no cumplirá ninguno de los objetivos explicitados en su manifiesto expositivo, aunque sí están sirviendo para aliviar las bajas tasas de beneficio de algunas empresas del Ibex.
Sin embargo, este préstamo usurario, con sus contraprestaciones explícitas u ocultas, amenaza con destruir aquello que con nuestra lucha fuimos capaces de construir para las generaciones venideras. En este sentido, España ya es el peor país de la Unión Europea en seguridad y condiciones de jubilación. Así lo afirma el Índice Global de la Jubilación de 2023 (Global Retirement Index), que cada año elabora la entidad francesa Natixis Investment Managers. Y esto, solo anticipa la política de rapiña sobre el monto de las pensiones públicas y la obsesión por “capitalizar” un patrimonio que debiera ser de todas y todos los trabajadores y que debiéramos defender con “marcas férreas”, “al hombre” y nutriendo de centrales la retaguardia.
Está claro, España es campeona en muchas cosas, pero no es algo de lo que debamos sentir orgullo. Pero no pasa nada, que nadie se inquiete, que en breve volverá la Roja. Volveremos al ruedo competitivo parisino y bajo la bendición de Coubertin seremos los más “citus, altius, fortus”.
Kike Parra
i Según el Instituto Juan de Mariana (de ideología ultraliberal) España es el país UE con peores resultados económicos entre 2019-2023.