La culpa siempre es del otro. La vieja solución populista, fascista hasta la médula, de echar la culpa de los males a los otros sigue cada vez más vigente.
El enemigo no es forzosamente el país vecino, el enemigo es de clase. Siempre lo ha sido. Mientras que los monarcas europeos se comían a besos, sus pobres se mataban en las trincheras europeas en la I Guerra Mundial. Mientras los burgueses hacían negocio con los jerarcas nazis y sus empresas, sus pobres morían a manos de los nazis, que a su vez, mandaban a sus pobres al frente del Este para cumplir con las órdenes de sus amos y derrotar a la URSS. Porque al final, la II Guerra Mundial también fue una faceta de la lucha de clases.
Y así siguieron durante todo el siglo XX, los pobres vietnamitas eran los enemigos, los pobres de Latinoamérica eran los enemigos que el gran Hollywood plantaba en las pantallas, después de acabar con todos los aborígenes de América (Abya Yala), después de enseñarnos que los cowboys eran los buenos y los pobres indios los malo malísimos.
Y siguen en el siglo XXI, y los malos de las películas son los latinos y sus mafias (mejicanos, dominicanos, jamaicanos…) o los rusos y sus mafias, o los chinos y sus mafias, o hasta los japoneses y sus mafias.
Y en Europa resulta que todas las mafias son ya albanesas o marroquíes, que la mafia calabresa son santos varones que apoyan a Meloni.
Y todos los buenos juntitos apoyan las leyes de inmigración, las de prohibir que los pobres entren.
Y así, Trump, el del flequillo salao, los prostíbulos y las estafas de todo tipo, dice que el problema son los chicanos y les pone un muro en Nuevo México, que era México hasta que ellos lo conquistaron (lo robaron a sangre y fuego, matando a los pobres malos mejicanos). Y mientras que los latinos que se concentran frente a su muro, son los mismos que las mafias (suponemos que deben ser mafias latinas porque mafias norteamericanas no hay) introducen ilegalmente en el país, e ilegalmente hacen el trabajo que nadie quiere e ilegalmente sobreviven, con obligaciones pero sin derechos, y generan impuestos y ganancias para el capital, que a los dueños de las empresas no se les detiene… ¡que no! ¡que la culpa es como siempre de los pobres!. Los ricos entran en aviones privados, no a través de una verja que divide a México en dos.
Y en Europa más de lo mismo, después de vaciar de riquezas África, de esquilmarlos, de esclavizarlos, de explotarlos. Después de hacer todo ese trasvase desde África a Europa, con el sacrificio que les costaría a nuestros pobres reyes y emperadores y empresarios honestos, que es que estos negros no quieren trabajar, pues ahora no vamos a dejar que vengan aquí a disfrutar de lo que les hemos robado… habráse visto….
Pero el sátrapa de Marruecos vive a cuerpo rey en el París nocturno y los sátrapas de África se compran lujosas mansiones mientras compran armas a España, Francia o Alemania, que ni los suecos se salvan, que también hicieron de las suyas en el Congo.
Pero pongamos muros de agua, y la fascista italiana de turno aplaude que se ahoguen en el mar los pobres a los que últimamente destrozamos hasta su último país (porque Libia era una dictadura terrible donde la gente vivía bien y cómo iba a permitirse eso, con la cantidad de petróleo y uranio que tenía). Y sigue siendo odio de clase, rabia de que los pobres se levanten.
Y los ricos se besan en las mejillas y en las manos, mientras sean manos limpias y mejillas perfumadas, no sudadas y quemadas por el sol y la sal de los cayucos que los traen al continente. Y el sátrapa de Marruecos en connivencia con la monarquía feudal española presiona a gobiernos enviándoles a pobres en pateras y los polacos rechazan a los ucranianos que llegan a través de las fronteras y los griegos a los que vienen desde Turquía. Que van a convertir el jardín europeo en una jungla, como diría el putrefacto Borrell.
Eso sí, hasta 2023 se contabilizaban casi 28.000 ahogados en el Mediterráneo de un total de casi 58.000 muertes en trayectos migratorios desde 2014. Frente a esto el muro de Trump parece un juego.
Y parece que con la marea fascista que recorre Europa, alimentada por el gran capital desde sus medios de desinformación y por sus partidos acólitos y colaboradores, ya no se habla casi de los pobres que se ahogan en el Mediterráneo. La maravillosa UE creó Frontex, porque no hay mejor manera de solucionar un problema que esconderlo bajo la alfombra, y así se crea un organismo que con sede en Polonia, una mijita lejos del Mediterráneo, no sea que le lleguen los gritos de los que se ahogan, vigilan y expulsan a los migrantes pobres. Que como siempre, los malos, son las mafias africanas y árabes que traen a los migrantes desde sus países, bombardeados y robados y expoliados por los maravillosos capitales europeos, a nuestra maravillosa Europa que vive de espaldas a la realidad.
Ahí está todo el arco parlamentario y algunos que aún no lo están, como el Frente Obrero, que retuerce torticeramente las ideas para decir que con ello defiende a los trabajadores “españoles”, y que cuando uno los oye no es capaz de distinguirlos de los fascistas alemanes, daneses, italianos o españoles y muy españoles.
En Francia, la lucha contra el fascismo de Le Pen y sus colaboradores, la encabezan los migrantes, principalmente argelinos. A ver si es por esto que no quieren nuestros maravillosos próceres patrios que vengan inmigrantes, no vaya a ser que estos pobres, sucios, delincuentes, tengan las ideas más claras y tengan más bemoles que las taimadas sociedades europeas, que se defienden de sus hermanos de clase porque ellos son blanquitos y europeos y mucho europeo que son. Que como decían las chirigotas de Cádiz: “que no queremo ser europeo, porque si le quita el euro, queda un sonido mu feo”
Mientras esto sucede, los gobiernos españoles, han concedido asilo político a más de 400 mil venezolanos (ricos), unos 200 mil ucranianos (ricos) y a algún otro descarriado de Cuba (más de 175 mil), y otros países, pero me temo que no hay muchos senegaleses, o libios, o somalíes, etc. Porque éstos no constan como refugiados, aunque el total de inmigrantes africanos varía de una estadística a otra y se fijan entre 700 mil y un millón 300 mil.
Y las ratas de Vox (una cubana, un camerunés y una argentina entre sus principales) claman contra la inmigración, porque sólo vienen pobres, no como con Rajoy que elaboró una ley por la que todo rico que comprara una vivienda en España de al menos 500 mil euros tendría permiso de residencia por dos años (renovable). Además este tipo de residencia por compra inmobiliaria conlleva un expediente de resolución muy rápida, no como al resto de migrantes para los que obtener un permiso de residencia es un sinvivir de problemas.
Podríamos seguir, hasta habría algún imbécil, que diría que es bueno que traigan dinero a España, sin acordarse de lo que está subiendo el precio de la vivienda y como quienes tienen salarios españoles y muy españoles no pueden acceder a la vivienda (pero eso será objeto de otro artículo).
Solo hay una máxima defendible, misma clase obrera, española o extranjera, con los mismos derechos y así se acabaría con la explotación laboral y posiblemente con alguna mafia europea y muy europea. Y como muestra, los trabajadores subcontratados en las obras del Camp Nou, que, además, también eran europeos, pero pobres, rumanos pobres, que cobraban una miseria, saltándose toda la legislación laboral y que se les “ha premiado” con la expulsión del país. ¿A quién se le ocurre ser explotado y ser descubierto a la vez...? ¿A quién se le ocurre ser pobre?
La máxima de siempre: solo el pueblo organizado salva al pueblo.
Juan Luis Corbacho