El 1º de Mayo, sin duda es, y debe ser, una fecha clave, central para el conjunto de la clase obrera, pues por mucho que se quiera edulcorar y vaciar de contenido esta fecha, los ecos de las luchas pasadas todavía resuenan cuando se sale a la calle en este día.

Como todo en la vida de la clase obrera, ésta se basa en la lucha constante -y en no pocas ocasiones intestina- para arrancar derechos a un sistema capitalista inhumano que pasa por encima de la vida de las personas. Todo para que la burguesía pueda seguir manteniendo sus privilegios y ganancias. El origen pues del primero de mayo fueron las luchas de los obreros y obreras de Chicago en 1886, donde éstos reivindicaban la jornada de 8 horas en tiempos en los que la burguesía disponía de barra libre de explotación para extraer el máximo beneficio de cada obrero y obrera. La fuerte lucha y sangrienta represión quedaron impresas en la piel de la clase obrera internacional, que acabaría fijando el 1 de mayo como el día internacional de la clase obrera.

Toda una serie de acontecimientos han contribuido sobremanera al edulcoramiento de un día reivindicativo tan importante. La pérdida del polo de referencia de la clase obrera mundial que fue la URSS y demás países socialistas (valiosa experiencia para la clase obrera internacional). La institucionalización e instrumentalización de las grandes centrales sindicales, que en décadas de Pacto Social apagafuegos y conversión en sindicalismo de servicios no ha hecho sino alejar a la clase obrera de su primera base organizativa. El propio sistema capitalista, la burguesía también aprovecha toda su maquinaria propagandística para descafeinar y vaciar de contenido esta fecha (como con otras fechas reivindicativas) llamándolo “día del trabajo”, por poner un ejemplo. La socialdemocracia (en sus nuevas y viejas formas) ha convertido un día de reivindicación obrera y popular en un mero día “folklorista” en el que por inercia se sale a la calle de procesión; manejar un día como el 1 de mayo de esta manera en la práctica evita la elevación de conciencia de las masas obreras y permite canalizar el posible descontento a las sendas institucionalistas para gozo de una burguesía cada vez más impune.

El Primero de Mayo ha de ser una fecha para recordar, reivindicar, denunciar y solidarizarse. Recordar el origen y todas las potentes luchas en las que la clase obrera ha marchado hacia delante -pagando siempre con sangre- para decir basta a una burguesía que tiene todo un sistema propio montado para ganar siempre y para la que jamás es suficiente. Reivindicar nuestros derechos cada día más cercenados por una patronal envalentonada en ausencia de oposición, por eso hay que reivindicar más fuerte que nunca la unidad de la clase obrera, para golpear como puño y resistir la ofensiva reaccionaria de la burguesía. Denunciar la miseria a la que nos están llevando y denunciar bien alto el camino que están construyendo hacia la guerra total, los muertos, como en la primera gran guerra imperialista de 1914, los pone siempre la clase obrera. Solidaridad con las luchas obreras que actualmente se están sucediendo tanto aquí como en el resto del mundo. 

Mas los comunistas debemos tomar partido y doblegar esfuerzos para hacer calar el significado del 1 de Mayo entre las masas obreras, llamar a la organización obrera y a la lucha en nuestros centros de trabajo, barrios obreros, etc. El vacío de contenido de esta fecha solo supone otro triunfo más del Capitalismo en el proceso de borrado de la memoria obrera colectiva para continuar alargando la agonía de este sistema en progresiva putrefacción. 

Arturo

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