Manifestación a favor de la causa palestina

Palestina es la vanguardia de la lucha de los pueblos oprimidos por su liberación del yugo del occidente colectivo, es decir, el imperialismo anglo-yanki-sionista nucleado en torno a la OTAN. Esta alianza criminal supone la mayor amenaza a la supervivencia de la especie humana en estos momentos, debido a su belicismo desbocado, que le permite utilizar armas prohibidas por la Corte Penal Internacional, como el uranio empobrecido, las bombas de racimo o el fósforo blanco, con todos los daños que provocan a nivel humano y a nivel ecológico. Todas estas armas se están utilizando tanto contra el ejército de la Federación Rusa en el este de Europa como contra civiles palestinos, entre ellos, niñas y niños, mujeres embarazadas, personal sanitario y demás población indefensa y hambreada por la ocupación israelí.

Desde el 7 de octubre de 2023, el pueblo palestino, coordinando sus fuerzas políticomilitares, lanzó un ataque histórico contra la entidad sionista capaz de levantar una amplia red de resistencia, especialmente en Asia occidental , liderada por la República Islámica de Irán y apoyada, entre otros, por Hezbolá en Líbano y los Hutíes en Yemen, todos con una orientación chiíta y claramente opuesta a los intereses otanistas, proclamándose «eje de la resistencia».

La historia reciente de Yemen está marcada por el intervencionismo yanki y saudí, que no reconoce a los Hutíes como la principal fuerza política y militar del país. De hecho, aunque el gobierno reconocido por occidente es el Consejo de Liderazgo Presidencial, la mayoría de la población vive en territorio hutí, donde se recaudan impuestos propios y se imprime dinero de manera autónoma. Pero, sobre todo, son los Hutíes los que controlan gran parte de la costa de Yemen en el mar Rojo, lo que constituye el gran problema para los intereses occidentales: tras la agudización del colonialismo israelí, los Hutíes impiden el paso de barcos imperialistas por el Canal de Suez.

El Canal de Suez es el paso más rápido para llegar a Asia desde Europa, ya que tomando la vía del mar Rojo, desde Países Bajos hasta Taiwán solo hay que recorrer 18 520 kilómetros, frente a los 25 002 si se toma la vía del Cabo de Buena Esperanza. Esto implica una diferencia promedio de 9 días de viaje, con todos los perjuicios económicos que puede ocasionar el gasto de combustible, el mantenimiento y, por supuesto, la mayor dificultad de llevar y traer mercancías. Tras el 7 de octubre, el imperialismo anglo-yanki-sionista comenzó a enviar masivamente armas al Estado ilegítimo de Israel, lo que causó una reacción a nivel mundial de boicot a todas las empresas y productos que apoyaban económicamente al ente genocida.

Acostumbradas a la impunidad, las potencias imperialistas desafían al eje de la resistencia, pero esta vez, están teniendo que sufrir consecuencias. Así, por ejemplo, derribaron el barco británico Rubymar el 18 de febrero con un misil balístico antibuque. También atacaron en la madrugada del 13 de marzo el destructor estadounidense USS Lagoon con otro misil balístico, pero erraron el tiro. Tal y como anunció Hussein al Ezzi, viceministro de Exteriores, «Yemen seguirá hundiendo más barcos británicos» y que «cualquier repercusión u otros daños se añadirán a la factura del Reino Unido [como país] que ataca a Yemen y se asocia con Estados Unidos en el patrocinio de los crímenes contra los civiles en Gaza».

Mientras el imperialismo anglo-yanki-sionista se descompone, va surgiendo una nueva realidad multipolar que augura unas condiciones objetivamente más favorables para desarrollar la lucha de clases. Palestina, Irán, Yemen, Líbano, China, Rusia y, en general, los países nucleados en torno a los BRICS serán los sujetos que terminen con la hegemonía otanista del occidente colectivo.

Gabi

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