El 7 de octubre del 2023, la resistencia palestina, en una acción audaz y sorpresiva, ataca en el interior de la entidad sionista de Israel toda una serie de instalaciones militares, cuarteles y sedes del Mossad, incautándose de documentación secreta de este último organismo.
Esta acción puso en evidencia la vulnerabilidad de la entidad sionista, mostrando que tras la fachada de fortaleza indestructible, Israel es un gigante con pies de barro.
A raíz de estos hechos, los medios de información oficiales, sumisos a los dictados del imperialismo norteamericano y su apéndice, la entidad sionista de Israel, nos están presentando una versión totalmente adulterada y tergiversada de lo que verdaderamente está aconteciendo.
Hay que tener en cuenta que estos medios no son neutrales, imparciales e independientes; son la voz de sus amos y sus amos son las grandes multinacionales, los monopolios, el gran capital; en definitiva, la oligarquía, la clase social dominante que detenta el poder económico y en consecuencia el poder político. Utilizan estos medios como instrumento para ejercer el poder ideológico, presentan una versión de los hechos y tratan de condicionar a la opinión pública, creando una corriente de opinión favorable a sus intereses de clase, con el fin de perpetuarse como clase social dominante. Puede decirse que estos medios están haciendo buena la frase del que fue ministro de propaganda de la Alemania nazi, Joseph Goebbels: “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
Estos medios ocultan conscientemente los actos de barbarie, matanzas, y en definitiva, el genocidio que el ejército de Israel está cometiendo contra el pueblo palestino, recurriendo a la acción del 7 de octubre y mintiendo descaradamente sobre lo verdaderamente acontecido dicho día, para justificar el posterior genocidio israelí.
Paralelo a estos medios, mencionados anteriormente, hay un plantel de periodistas y reporteros independientes, buena parte de ellos y ellas establecidos en los territorios de Gaza y Cisjordania, que tratan de dar a conocer a la opinión pública la verdad del régimen de terror y la catástrofe humanitaria de la que es portadora el sionismo y su ejército, en los territorios de Palestina.
La entidad sionista de Israel ha impuesto una censura total y absoluta, con el fin de impedir que se conozca el genocidio y limpieza étnica que está protagonizando Israel, persiguiendo y dando muerte de forma intencionada a todos aquellos/as reporteros/as y periodistas que tratan de dar a conocer al mundo lo que en realidad está aconteciendo.
Desde el inicio del conflicto se contabilizan ya más de 135 de estos periodistas vilmente asesinados, para impedir que se filtre al mundo la amplitud de la limpieza étnica puesta en marcha por la entidad sionista de Israel. A ello hay que unir cerca de 200 funcionarios/as de la ONU establecidos en Gaza, así como de la UNWRA, Cruz Roja y otros organismos internacionales, en actos flagrantes de crímenes de guerra. Todo esto ocurre con el silencio cómplice de la llamada comunidad internacional, como la Unión Europea, reducida a una colonia del imperialismo norteamericano, que es en última instancia el verdadero instigador de la barbarie ejercida por su gendarme en el Oriente Medio, la entidad sionista de Israel.
Nunca en un conflicto se había llegado a asesinar tal número de periodistas y reporteros, testigos presenciales de la barbarie israelí. Solo en los cuatro meses que median del 7 de octubre del 2023 a la actualidad han sido asesinados más que a lo largo de toda la Segunda Guerra Mundial.
En última instancia se termina imponiendo la verdad, y por mucho que se trate de ocultar, esta se termina conociendo.
Juan Manuel Hernández Legazcue