El pasado día 2 de enero, con la acción terrorista llevada a cabo por la entidad sionista de Israel, en la ciudad de Beirut, que tuvo como objetivo el asesinato del dirigente de Hamás Saleh Al-Arouri y dos de sus colaboradores, parece que se inicia una nueva fase de la violencia sionista, donde el terrorismo ocupa el lugar principal sustituyendo a los enfrentamientos armados protagonizados por un ejército que se decía “de los mejores del mundo”, y que hoy naufraga ante la heroicidad de la Resistencia palestina. La intervención en el Líbano fue una acción con uso de fuerza militar, con alta tecnología, en un país soberano, y con la finalidad de asesinar a un dirigente de una organización de otro país. Fue una invasión de la soberanía libanesa, en una acción terrorista protagonizada por la entidad sionista.

El día 3 de enero se produjo en la ciudad iraní de Kerman un doble atentado terrorista, contra civiles, en los actos de homenaje con motivo del aniversario de la muerte del General de la Fuerza Quds, Qasem Soleimani, que cuatro años antes perdió la vida en una acción terrorista de los EE UU en Irak. Esta nueva acción terrorista en Kerman dejó una cifra cercana al centenar de personas muertas, y muchas más heridas.

Al día siguiente, 4 enero, y en este caso asumido públicamente por los EE UU, se produce en Irak el asesinato de Abu Taqwa, Comandante de las Fuerzas de Movilización Popular. Un atentado terrorista con misiles, fuera de cualquier situación de combate, y recurriendo a avanzadas tecnologías de geolocalización.

Anteriormente, a esta serie continua de acciones terroristas, hay que añadir el día 25 de diciembre el asesinato de Razi Mousavi, Comandante del CGRI, en Damasco donde realizaba tareas de asesoría a las fuerzas gubernamentales sirias. La entidad sionista de Israel lanzó tres misiles contra la vivienda donde residía. Los mismos componentes y circunstancias que en el caso del Líbano.

Además, la entidad sionista de Israel sostiene una sistemática realización de “asesinatos selectivos” de periodistas, que valientemente se juegan la vida ejerciendo su trabajo para informar del genocidio palestino, y que suma ya más de un centenar de periodistas a quienes se les ha arrancado la vida de la forma más violenta. Los dos últimos este día 7 de enero de 2024, Hamza Wael Al-Dahdouh (29 años) y Mustafa Thuraya, en la zona de Al-Mawasi, al oeste de la ciudad de Khan Yunis. Toda la familia de Hamza ha sido asesinada por el sionismo en Gaza. Solo vive ya su padre, también periodista, quien pese al duro sufrimiento continúa en su tierra palestina desarrollando heroicamente su compromiso informativo.

Son muchos los aspectos a analizar en esta sucesión de hechos criminales, que se ejecutan en Palestina y en los países próximos de la zona, como una deriva desesperada y degradada del sionismo y de las potencias occidentales en general. Pero el objetivo de este texto es hacer una breve evaluación de cómo reacciona el gobierno de España a estos acontecimientos, y qué conclusiones se pueden establecer.

Una primera cuestión, estas acciones terroristas son realizadas directamente por los EE UU o por la entidad sionista de Israel, o por los dos al mismo tiempo. Incluso los de la ciudad de Kerman, reivindicado por el ISIS.

Una segunda cuestión, siendo los asesinatos selectivos y otras acciones terroristas prácticas cada vez más frecuentes y descaradas, tanto de yankis como de sionistas, en estas últimas fechas se encadena una acelerada continuidad de acciones terroristas que tienen un objetivo común, en buena medida apremiante para sus promotores, que no es otro que tratar de cambiar las catastróficas consecuencias que para el sionismo tiene la heroica lucha del Eje de la Resistencia Palestina en su enfrentamiento a la ocupación sionista. Hoy las fuerzas de la ocupación y sus padrinos cambian el genocidio y la guerra por el cobarde ejercicio directo del terrorismo.

Y una tercera cuestión, en lo que se refiere al objeto de este texto, en ninguno de los casos el Gobierno español, presidido en todo este tiempo por Pedro Sánchez, y en alianza con PODEMOS-Sumar, ha condenado ninguna de estas acciones terroristas. Ni una sola palabra ha salido de la boca de Pedro Sánchez, de su sicario JM Albares, o de sus socias de gobierno. En ningún caso se ha realizado la más mínima condena de estas acciones criminales, ilegítimas, terroristas.

Se viene a la memoria aquella famosa noticia-sorpresa, cuando se supo de la muerte de siete agentes del CNI en Irak, en el año 2003. Cuando la presencia del CNI en ese país era algo no reconocido por el Gobierno.

Ahora las cosas han evolucionado más, pero avanzando siempre en esa misma dirección de ocultamiento. Es decir, el proceso de integración de los Servicios Secretos occidentales ha llegado a una unidad total. Todo lo relativo al espionaje y las acciones secretas constituye hoy una sola estructura que se dirige desde territorio yanki, desde los cuarteles de la OTAN y desde otras agencias conexas.

Es decir, esta línea de acciones terroristas, encabezadas por el sionismo y por el imperialismo yanki, cuenta con la participación del CNI, con el uso de las bases logísticas que esas redes de espionaje y seguimiento tienen en nuestro territorio, y con la anuencia del Gobierno de turno, en este caso de Pedro Sánchez. CIA, MI6, Mossad, CNI, etc., son un solo equipo y juegan una sola partida. Y no es solo en este aspecto de la violencia imperialista que el Estado español está metido hasta el mismo cuello. Todas las infraestructuras civiles y militares del país están al servicio de las necesidades de los medios de guerra que amenazan al pueblo palestino, ya sean los puertos andaluces o canarios para el abastecimiento de los barcos de guerra yanquis, o todos los aeropuertos para el tránsito de la aviación de guerra y sus suministros. Todos esas infraestructuras chorrean sangre del genocidio contra el pueblo palestino.

Hoy cualquiera de las acciones terroristas mencionadas necesita de una gran cantidad de recursos que están todos integrados para obtener información, geolocalizar, y movilizar los mecanismos de guerra necesarios para ejecutar sus crímenes. En el Estado español son varias las estaciones repartidas por nuestra geografía.

Ni Pedro Sánchez ni Yolanda Díaz pueden condenar el trabajo que realiza el CNI. Eso es más que evidente, porque como Poder Ejecutivo tienen toda la responsabilidad en el funcionamiento de su personal.

Entonces todo es coherente. El CNI participa en las operaciones terroristas que se realizan de forma sistemática en Palestina y los países próximos, como parte de una estructura general. El gobierno de España no condena, patrocina.

Qué diferencia cuando Pedro Sánchez se vuelve tan verborreico, condenando con toda disciplina aquello que sus amos le ordenan ……. !

C. Suárez

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