La militancia de un comunista, de una comunista, en el seno de una organización sindical nunca ha sido fácil. Ni lo fué, ni lo es en la actualidad. Al menos para quienes no disocian lo que piensan, lo que dicen y lo que hacen. Ser consecuentemente comunista supone asumir una batalla constante contra el economicismo y el reformismo que suele ser mayoritariamente dominante en ellas y, en los casos de las organizaciones sindicales del pacto social y la claudicación de clase, enfrentar una contradicción añadida que acaba haciendo imposible continuar en ellas. Habitualmente la salida de esas organizaciones es colectivamente decidida, en este caso al coincidir con su jubilación, el camarada expresa individualmente el sentir de su sección sindical.

A continuación reproducimos el comunicado de baja del camarada.

Redacción UyL.


AL SECRETARIO GENERAL DEL SINDICAT INTERCOMARCAL D' INDUSTRIA COMARQUES CENTRALS DE CC.OO. DEL PV

AL SECRETARIO GENERAL DE LA UNIÓ INTERCOMARCAL DE COMARQUES CENTRALS DEL P.V.

Estimado compañero:

Tras muchos años, analizando la situación que sufrimos los trabajadores, y la clase obrera en particular, solo me cabe constatar la pérdida constante de los derechos conquistados a costa de tanta sangre y sacrificio, y la implementación continuada de la patronal y sus gobiernos, de medidas de mayor explotación, que con total impunidad imponen en los centros de trabajo.

Esta constante se ha venido construyendo y consolidando durante cuatro décadas de consenso del régimen del 78, junto a la incapacidad, pero también ante la falta de voluntad de ejercer una confrontación sindical que ante la contradicción capital-trabajo, primaran necesariamente los intereses de los trabajadores.

Durante 45 años que llevo militando en CC.OO., he sido testigo de la deriva de la confederación, por su paulatino abandono del papel por el que comenzó a andar en 1958.

Han sido numerosas las ocasiones en las que he intentado introducir esta visión en los debates congresuales, advirtiendo, denunciando y llamando a revertir esta deriva, con propuestas de clase, alejadas de los entramados del capital y sus instrumentos de dominio.

Soy consciente de que la tarea de un sindicato no es la de organizar la revolución; se limita a la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, pero sí incluye la justicia social.

Ya desde los pactos de la Moncloa y posteriores Pactos sociales acordados con la patronal y sus gobiernos, advertí y denuncié, las consecuencias negativas que el compromiso de “paz social” incluido en los acuerdos, tenía para los trabajadores, porque incapacitaba las respuestas sindicales ante los abusos patronales y ataques constantes a nuestros derechos sociolaborales.

A partir de la conferencia confederal de organización celebrada entre el 4º y 5º congreso confederal, con el argumento de ahorrar recursos económicos, se eliminaron las federaciones y uniones locales, se iniciaron las fusiones de territorios y federaciones y se establecía una centralización federal y territorial, que concentraba toda la capacidad de decisión, desde estructuras cada vez más alejadas de las bases, sumado a la desaparición de facto, del carácter asambleario fundacional. Si el afiliado no formaba parte de algún órgano de dirección, solo podía intervenir en los procesos congresuales cada cuatro años, durante 3 – 4 minutos (en cualquier caso, se podía intervenir en las convocatorias de delegados o miembros de comités de Empresa, pero no es el lugar para debatir asuntos internos y una gran parte ni siquiera está afiliada).

Han sido 4 décadas de lucha interna, para intentar recuperar el espíritu clasista original de aquellas CC.OO., pero el poder de las estructuras, ha conseguido anclar a la organización (congreso a congreso) en un instrumento útil para el régimen del 78 y el IBEX 35.

Hasta aquí hemos llegado, no siento rencor, aunque en algún momento he tenido que soportar discriminación por mis posturas enfrentadas a las de la dirección, sin una mínima disculpa.

Después de mucho tiempo meditando, he tomado la decisión de causar baja como afiliado.

Hace pocas semanas, terminé el mandato como miembro del comité de mi empresa, representando a CC.OO. y he estado esperando culminar el compromiso, pensando que era lo coherente y menos perjudicial para mis compañeros/as y para el propio sindicato.

Me siento al menos muy satisfecho de que hayamos conseguido los cuatro miembros del comité

Por mi parte, continuaré luchando igual que siempre; buscaré otras herramientas con las que intervenir, pero necesito liberarme del lastre de pertenecer y/o representar a una organización que desde hace demasiado tiempo dejó irreversiblemente la trinchera de la clase obrera.

Un saludo de clase.

Onofre Mirón, Ibi,

21 de febrero de 2023

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