Grupo del Batallón Azov con su emblema y banderas de la OTAN y una esvástica
Mientras el imperialismo mantenga su dominio hegemónico, se puede permitir (al menos en los países centrales del capitalismo, como es la Unión Europea) dar una imagen de funcionamiento más o menos democrático, guardar ciertas apariencias. Pero en cuanto se le tuercen las cosas un poco más allá, se deshace de cualquier formalidad democrático-burguesa y saca su verdadero carácter de clase, como la dictadura burguesa que debemos tener claro que es.
Históricamente, la vertiente más brutal y más reaccionaria del capital ha sido y es el nazi-fascismo. Hoy observamos a las claras cómo esta bestia crece y se fortalece de nuevo. Lo hace con la protección de la propia UE (anticomunista hasta la médula desde su misma fundación), que le ha ido abonando el terreno de manera continuada. Una de sus maniobras más nítidas fue la resolución del Parlamento Europeo de septiembre 2019, donde bajo el pretexto de la "memoria histórica para el futuro de Europa", se trataba de equiparar nazismo y comunismo, calificando a ambas ideologías antagónicas de "regímenes totalitarios". Sencillamente, una manipulación histórica repugnante y burda, que no se sostiene... pero que le allana el camino al fascismo.
Ahora, cuando la UE juega un papel cada vez más secundario y más subordinado al imperialismo yanqui-OTANista (mientras éste pierde aceleradamente influencia económica a nivel mundial), es cuando a la institucionalidad burguesa ya se le caen todas las caretas. De este modo, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (o así se hace llamar) acaba de ratificar, de forma unánime y no apelable, la aberrante condena a Pablo Hásel por "enaltecimiento del terrorismo" e "injurias a la corona". A los jueces de la tan democrática Europa les parece "equilibrada, razonable y proporcionada" la condena impuesta por la Audiencia Nacional española, la sucesora directa del Tribunal de Orden Público franquista (sin que hubiera de por medio ni la más mínima depuración).
De manera similar, en el Parlamento Europeo tampoco se molestan en guardar ninguna apariencia democrática cuando impiden a uno de sus miembros electos salir a la tribuna con una 'kufiya' (pañuelo palestino). Por el contrario, ese Parlamento es un altavoz constante y hasta entusiasta del sionismo. Un sionismo que, como el nazi-fascismo, comete un genocidio (crímenes de guerra, bombardeos intencionados contra objetivos civiles como hospitales, uso de armas prohibidas como el fósforo blanco, etc.) contra Palestina y su legítima Resistencia, justificándose –también, como el propio nazismo– mediante planteamientos supremacistas. En este caso, el supremacismo de un ocupante sionista que se cree con el derecho de expulsar y aniquilar a la población autóctona palestina.
Otro ejemplo rotundo del apoyo entusiasta de la UE al nazismo lo tenemos en Ucrania. Allí, los gobiernos ilegítimos resultantes del golpe de Estado ultraderechista del Euromaidán de 2014, han estado (primero Poroshenko, ahora Zelensky) ilegalizando partidos y persiguiendo a la oposición, principalmente –pero no sólo– a la militancia comunista. Grupos ultraderechistas como 'Svoboda' y 'Pravy Sektor' ('Sector Derecho') fueron clave en la consolidación del Euromaidán y en crímenes tan brutales como el incendio de la Casa de los Sindicatos de Odessa, donde quemaron vivos y ahorcaron a militancia obrera antifascista, incluyendo mujeres embarazadas y jóvenes menores de edad. Así pues la UE, sus distintos gobiernos y el Parlamento Europeo (también con el reciente caso de Canadá) apoyan a una Ucrania que glorifica como héroes nacionales a Stepan Bandera y Roman Shujevych, líderes del ejército ucraniano colaboracionista con los nazis contra la Unión Soviética en la 2GM. En su guerra contra las milicias populares antifascistas del Donbass desde 2014, grupos paramilitares ultraderechistas –directamente nazis– como el Batallón Azov (también otros: Aidar, Dnipro, etc.) se han ido integrando en las Fuerzas Armadas ucranianas sin que a nadie en la UE le salte ninguna alarma… y no pueden alegar desconocimiento, desde luego. Exhiben abiertamente todo tipo de símbolos nazis: esvásticas, calaveras ‘Totenkopf’ de las SS, soles negros, 'Wolfsangels', etc. A esa calaña es a la que UE, OTAN y “nuestros” gobiernos envían toda clase de armamento de manera entusiasta, para “proteger los valores europeos”.
Fernando