Según los economistas, la UE ha entrado en recesión pues ha encadenado dos trimestres de contracción económica consecutivos, entre el último trimestre de 2022 y el primero de 2023. Ahora bien, lo es por muy poco -décimas-, o sea lo que los economistas llaman una recesión “técnica”. Así Ángel Talavera, de Oxford Economics, ya apuntaba en enero “Igual da para los titulares de prensa”, quitándole importancia a esa contracción.
Y ha sido así por el peso primordial que tiene la economía alemana, pues tanto dicho país (donde el instituto estadístico alemán Destatis ya hacía unas semanas que había aportado el dato) como Irlanda (país cuya oficina estadística anunció una caída de actividad del 4,6% el primer trimestre) son los que han sufrido una caída más acentuada.
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), afirmó hace poco que los efectos de la subida de tipos estaban empezando a llegar a la economía, como si la caída del consumo de los hogares en el último año se debiese tan solo a las restricciones monetarias que está imponiendo desde julio del año pasado el BCE, que encarecen el crédito. Pero cualquier persona común y corriente (no esos personajes que nos miran desde sus torres de marfil y no comparten la vida y las preocupaciones de la gente normal) podría haberle señalado que compran menos por la imparable subida de precios -sobre todo de los bienes de primera necesidad- y el estancamiento de sus salarios -esos sí que no suben-. Añádase el hecho de la contracción del gasto público (no en gastos militares ni de ayuda a sus grandes empresas y comerciantes, pero sí -y mucho- en las partidas dedicadas a hacer un poquito más llevadera la vida de las personas).
Tranquilos, la culpa es de la pérfida Rusia y de la guerra de Ucrania. Si suben los precios de los alimentos es por la guerra, que hace que el grano para alimentar animales de Ucrania no llegue. Si sube el precio de la energía es porque -al no comprar gas y petróleo a Rusia para castigarla- hay que comprarla más cara. ¡Y eso que, para hacer más llevadera la cruz a las empresas, se ha aumentado el gasto público y la inversión, para compensar la pérdida de empuje del consumo privado! ¡Al mismo tiempo que se nos dice que no hay dinero para ayudas sociales y la gente no quiere trabajar porque gana más cobrando el desempleo (habría que preguntarse qué sueldos son de los que nos hablan, cuando la miserable paguita que muchas familias reciben para sobrevivir es superior a dichos salarios).
La Comisión Europea alerta de que una recesión más profunda puede estar a las puertas de Europa y, para paliarla, el BCE ya ha emprendido ocho subidas consecutivas de tipos, con un aumento de 400 puntos básicos en el precio del dinero en un solo año. Joseph Little, estratega jefe global de HSBC, ha afirmado que la región “entrará en recesión en 2024, mientras que la de EE. UU. se verá en la recta final de 2023”. Sin embargo, el BCE afirmó que el viejo continente cerrará 2023 con un avance del 0,9%, rompiendo el retroceso instalado en marzo. Y Paul Krugman declaró que “soy bastante optimista sobre la posibilidad de controlar la inflación sin pagar un precio muy elevado”. La firma alemana Allianz señala que, aunque las previsiones generales son de una recesión moderada y poco profunda, el banco alega que “no estamos tan convencidos de este escenario”, pues hay diversos peligros que no se han tenido en cuenta, como la caída del mercado inmobiliario, tanto residencial como comercial, al finalizar un período de precios al alza, y una inflación que podría ser persistentemente elevada, con riesgos de estabilidad financiera a causa de la subida de tipos de interés, como apuntan las quiebras iniciadas en Estados Unidos con Silicon Valley Bank, First Republic y Signature Bank, y en Europa con la compra de Credit Suisse por parte de UBS para evitar su colapso. Como siempre, nuestros dignos próceres harán lo imposible para que -como siempre- la crisis la paguemos la clase trabajadora, los y las de abajo. ¡Y no duden de esto si no les paramos de una vez los pies!
Marcos M. Rodríguez Pestana