Hijo de una oveja descarriada perteneciente a una próspera familia de la burguesía catalana de posguerra, Francisco Bodegas pasa su niñez y parte de juventud acogido en casa de los Claramunt, un sólido entorno conservador, sosegado en las formas e implacable en los negocios que protege su conciencia con una espesa capa de nacionalismo y con la proyección social que proporcionan sus incontables obras de caridad cristiana.

Criada en ese ambiente, Montse, segunda y última hija de los Claramunt, se convierte en protagonista de un drama personal que la lleva desde la beatería pura y dura al compromiso, irreflexivo y desprovisto de cualquier capacidad de análisis, con los pobres, encarnados estos en la figura de un joven presidiario del que se irá enamorando progresivamente.

Entre "Últimas tardes con Teresa" y "Si te dicen que caí", que pueden ser leídas como retratos de dos extremos socialmente  irreconciliables, la burguesía y la clase obrera,

"La oscura historia de la prima Montse" supone en cierto modo una continuación de la primera y sobre todo una mirada despojada de simpatía y complicidad que asiste a los vaivenes existenciales de su narrador, ese "ahijado" fruto de los amores ilícitos de su madre con un don nadie que aún provisto de una notable perspicacia tan solo aspira a formar parte del universo de respetabilidad y solvencia económica que representa esa familia adoptiva a la que dice despreciar, aspiración que le sitúa en idéntico nivel de cinismo, aunque partiendo de condiciones materiales mucho más favorables, que el mostrado por el ex presidiario empeñado en salir de la pobreza. Al final, el narrador se refugia en el alcohol y en el clandestino romance con su otra prima años después de que el apuesto lumpen se venda por unas pocas monedas dando muestras de un sentido práctico por completo despojado de romanticismo.

Escrita en 1969, la novela aporta también una clara visión de la ideología del autor: su negativa a venderse como el inmaculado "escritor proletario" del tardofranquismo, su descreimiento de la supuesta nobleza de sacristía y su crítica implacable de un nacionalismo burgués y capitalista tan inocuo antes como ahora. 

Juan Mas

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