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Septiembre 2023

Cuando bajo la atenta mirada de la Comisión Europea y el conjunto de instituciones económicas, políticas y militares del Capitalismo, los representantes políticos de las diversas fracciones del capital autóctono, se debaten en torno a la forma de recomponer el bloque de poder, las organizaciones revolucionarias en particular, pero también las representantes de la clase obrera en su sentido más amplio, no podemos dejar de posicionarnos conforme corresponde realizarlo aquí y ahora en defensa exclusiva de los intereses y necesidades del pueblo trabajador. De no hacerlo, ninguna excusa justificaría tamaño error estratégico.

Posiciones que para el PCPE, en la coherencia de la praxis, debieran, además de corresponderse con los análisis previamente realizados, sustanciarse en práctica política de masas que trascienda nuestros propios marcos organizativos y tenga la capacidad de constituirse en espacios de organización y movilización obrera y popular.

Frente a la inevitable agenda de recortes sociales y medidas anti obreras que impondrán las instituciones financieras internacionales y de la UE, para empezar a pagar la factura de los multimillonarios créditos a discreción entregados a los monopolios –especialmente de la energía y teleco-, es necesario organizar la respuesta, nuestra propia agenda de clase para enfrentar todos y cada uno de los ataques que, en forma de recortes y limitaciones de derechos, ya se están anunciando..

Necesitamos desarrollar un progresivo proceso de acumulación de fuerzas sustanciado en el más diverso y complejo campo de alianzas, pero fundamentado en:

  • Rechazo a las políticas de conciliación de clase y el pacto social.

  • Absoluta prioridad de la defensa de los intereses de la clase trabajadora, por encima de cualquier otra consideración interclasista.

Así definimos la tarea y, con esa claridad, vamos al terreno de lo concreto en búsqueda del acuerdo político que permita avanzar y desarrollar esta posición.

Un propósito abierto a todas las compañeras y compañeros en disposición de compartir esta tarea orientada a encender la chispa del estallido social que abra puertas a la lucha revolucionaria.

Cualquier escenario diferente, ya se sabe el resultado: Pacto social, desmovilización y contante retroceso social sobre la base de la aceptación del mal menor.

Una labor compleja por tantas y diversas circunstancias que empujan en sentido contrario, pero, sobre todo, por cuatro factores fundamentales sobre los que es necesario intervenir de forma urgente:

  • Falta de experiencias concretas de participación en grandes movilizaciones de masas, con un grado considerable de conflicto político con el Estado.

  • Carencia de cuadros políticos y sindicales con la capacidad suficiente para ejercer una efectiva dirección de masas,

  • Junto a la ausencia de referentes ideológicos socialistas y de clase claros y la aceptación del postmodernismo como expresión máxima de radicalidad, se impone una subjetividad de derrota e individualista, fundamentada en la aceptación del status quo y en la identidad particular que desconoce los referentes colectivos de clase y/o comunitarios.

  • El insuficiente desarrollo político y organizativo de un Partido de Vanguardia comprometido con esta tarea. El ejemplo del proceloso proceso de construcción de la Vanguardia, desarrollado por el PCPE y la JCPE desde hace 40 años, debiera ser el mayor empeño y referente de toda la militancia comunista al margen de la sigla desde la que se realice. Solo el desarrollo de procesos colectivos concretos de unidad de acción fundamentados en acuerdos políticos puede llevar a buen puerto la unidad comunista.

En plena diáspora de “marxistas-leninistas” escapando de la absoluta degradación organizativa e ideológica del PCE, corresponde valorar en todo su alcance los 40 años de experiencia de construcción partidaria del PCPE y situarlo como un referente válido para quienes, más allá de individualidades y proyectos fraccionales tan comunes en la tradición eurocomunista, quieran formar parte de un Partido Comunista marxista – leninista.

En consecuencia, Partido y masas son las tareas. Partido y Frente Obrero y Popular por el Socialismo (FOPS), desarrollados conforme a los acuerdos congresuales y directrices del CC, en una dialéctica de retroalimentación constante en la que el Partido avanza con el desarrollo de las estructuras soberanas de base del FOPS y éstas se fortalecen con la creciente participación en ellas de la militancia comunista.

Otros debates y procesos políticos, ideológicos y organizativos diferentes a éste, está suficientemente demostrada su inviabilidad y falta de eficacia para empujar en el sentido favorable del Partido y/o las estructuras del FOPS.

Confiamos que la experiencia y la responsabilidad con el momento histórico crucial que vivimos, evite la repetición de viejos errores. Solo desde espacios colectivos articulados conforme a las necesidades reales de la lucha de clases, será posible construir la unidad de acción previa imprescindible a cualquier otro proceso de unidad comunista.

Independencia de clase

La evidente instrumentalización por parte de los sectores más avanzados de la oligarquía, de determinadas reivindicaciones vinculadas a la defensa de la Naturaleza, la libertad sexual y los derechos de las mujeres, requiere nuestra más enérgica denuncia y valoración desde posiciones revolucionarias para confrontarlas.

Un posicionamiento fundamentado en la convicción de la absoluta imposibilidad de que el capitalismo, en su fase de desarrollo imperialista, pueda sustraerse de ninguna de las leyes de su desarrollo y generar factor alguno de avance social o civilizatorio.

Una tarea complicada que, al nadar a contracorriente y enfrentarse a toda la propaganda de los medios del sistema, requiere un amplio esfuerzo de agitación y propaganda que permita su asimilación por las masas. En consecuencia, toda nuestra intervención y línea discursiva, tiene que regirse, al menos, por estos principios.

  • Debe hacerse con criterios científicos. Para ello la referencia de las instituciones científicas chinas y cubanas, siempre marcan criterios a considerar muy por encima de los desarrollados por la ciencia burguesa, siempre vinculada a intereses empresariales y sometida a la presión de los lobbys económicos.
  • Partir del hecho de que la diversidad de realidades económicas, culturales, comunitarias.. existentes en el conjunto de la Humanidad, son soberanas para marcar sus pautas de desarrollo social. Cualquier posicionamiento eurocéntrico que trate de imponerse a los valores internacionalistas de la unidad fraternal de los explotados de la Tierra, presuponiendo la superioridad de su criterio y/o cosmovisión, merece nuestra desconsideración.
  • Considerar la subjetividad actual de las diversas clases sociales y sectores de la población, para trazar un imprescindible proceso de transformación de sus conciencias, en paralelo a su progresiva asimilación práctica de la ideología revolucionaria.
  • Comprender la dialéctica del desarrollo social como un avance hacia el Comunismo, en el que, finalmente desaparecerá, no solo la sociedad dividida en clases, sino todos los factores de opresión e injusticia que a lo largo de la Historia se han generado, no permite ningún romanticismo respecto al pasado de las Civilizaciones.

Nunca podemos dejar de considerar que la Vanguardia, en su constante y necesario ejercicio de dirección política conducente a elevar el nivel de conciencia de las masas, no puede desconectarse de éstas que son el verdadero sujeto revolucionario.

La sabiduría política colectiva del Partido, que es la que debe propiciar la acción directa de las masas en defensa de sus intereses y necesidades, es incompatible con dinámicas que nos alejan innecesariamente de sus inquietudes y las entregan en brazos de la burguesía y sus perversos intereses.

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