DECLARACIÓN DEL COMITÉ CENTRAL DEL PCPE
La decisión de adelantar la convocatoria electoral por parte del Presidente de Gobierno, se ajusta plenamente a la necesidad de sostener la gobernabilidad del Estado burgués con el mayor grado de estabilidad institucional posible, propósito absolutamente imprescindible para la gestión de los intereses oligárquicos del gran capital que representan la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, en el contexto de la crisis general del capitalismo.
Cuando Alemania e Irlanda ya entran oficialmente en recesión y la senda económica a la que se encamina toda la UE será la misma en los próximos meses, es necesario adoptar todas las medidas que permitan implementar las medidas necesarias para tratar de salvaguardar la cuenta de resultados del gran capital financiero. Decisiones que, por su carácter de clase, van a concretarse en una creciente desvalorización de la fuerza de trabajo como consecuencia de ajustes en derechos laborales, salarios precarios, recortes sociales e incremento de tipos de interés que afecta al encarecimiento desmesurado de las hipotecas.
Un escenario en el que, inevitablemente, la pobreza, que ya afecta al 21% de la población, crecerá hasta límites desconocidos para todas la generaciones en activo y que, impactando especialmente en la juventud y en las mujeres trabajadoras, tiende a generalizarse en los barrios obreros, ocasionando una segregación social exponencial entre una mayoría pobre y una minoría privilegiada con acceso a una sanidad, educación y cultura progresivamente privatizada, llamada a ser sujeto político central de la formación social capitalista.
La formalidad democrática burguesa de la dictadura del capital, avanza hacia un modelo censitario de facto en el que amplios sectores de la población más explotada y empobrecida, con un progresivo menor protagonismo social, se ausentan de los procesos electorales y, como consecuencia de ello, la abstención electoral en los barrios más empobrecidos duplica la de los enriquecidos.
Condicionado por su crisis general de carácter estructural, el capitalismo ya no tiene margen para una gestión social de su realidad que contente a amplios sectores de la clase obrera y los sectores populares con las migajas de sus beneficios.
La crisis de la deuda, que en España según los datos más conservadores ya llega al 112.93% del PIB y le supone 32.245€ a cada habitante, ha quebrado la ficción económica del monetarismo. Ya no vale seguir incrementando la deuda para mantener activas empresas técnicamente quebradas.
Ahora, cuando ya está estallando la burbuja inmobiliaria, es el momento de devolver los préstamos de la deuda pública y privada a tipos de interés insoportables que convierten en un despropósito económico y social cada decisión del BCE..
Sumándole a ello la crisis energética y el pago de la guerra de la OTAN en Ucrania contra Rusia, que nos mete de lleno en lo que ya definimos como la III Guerra Mundial, queda muy claro que el Capital necesita gobiernos fuertes que apliquen sus medidas y traten de contener la respuesta social dentro de los límites políticos e ideológicos de su dominación.
Para esta tarea ya no le valen los actores políticos conformados a izquierda y derecha a raíz de la crisis de 2008. Ciudadanos y Podemos ya han cumplido su papel y el bipartidismo imperfecto PP/PSOE vuelve a protagonizar la escena política en el Estado español para asegurar la defensa de los intereses del Capital.
Imperfecto por la triple razón de que:
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guarda la baza del fascismo de VOX por si hubiera un repunte de la lucha obrera y popular.
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sostiene y alimenta una opción reformista como SUMAR absolutamente instrumental al PSOE sin más identidad y razón de existir que su legitimación institucional, que no necesita de ningún aparato organizativo para visualizarse presidencialistamente en los medios del sistema.
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tiene que convivir con organizaciones del nacionalismo burgués que defienden sus propios intereses de clase.
Pero sólido y firme porque, tras superar su crisis institucional, aglutina a más del 70% del voto electoral en este momento.
Un escenario en el que la clase obrera se enfrenta atada de las dos manos a la batalla electoral por el concurso a favor de la burguesía, como ha demostrado su gestión de gobierno, de sus teóricos representantes políticos. Partidos que en la práctica han dejado muy clara su actitud y aptitud para atender prioritaria y, casi exclusivamente, las imposiciones del Capital
Un gobierno de coalición que no solo ha realizado el Presupuesto General del Estado con mayor gasto militar, ha renovado las bases de Rota y Morón ampliando sus capacidades operativas y nos ha metido en la III Guerra Mundial. Es más, mucho más, es el Gobierno que no ha derogado las reformas laborales, mantiene la ley Mordaza, entrega los Fondos de Recuperación a las grandes empresas para que con la mentira del capitalismo verde destruyan el territorio y, sobre todo, ha generado un absoluto desapego de la clase obrera de la política. En definitiva, un gobierno claramente burgués enfrentado a los intereses y necesidades del pueblo trabajador.
La delegación del protagonismo popular a representantes institucionales de la nueva socialdemocracia y el reformismo, inmersos en debates absolutamente alejados de la realidad material e inquietudes de la mayoría social, le ha abierto la puerta al fascismo en los barrios obreros y populares de la mano de la paz social y la decadencia ideológica del postmodernismo, inequívoco agente operativo del imperialismo.
Por todo ello, ahora, en lo inmediato, en relación a esta convocatoria electoral sobrevenida, el reto es doble.
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Denunciar la instrumentalización que se hace de los tiempos electorales y de las necesidades políticas y sociales a favor del gran Capital y sus intentos de recomposición política.
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Acertar en la propuesta política que progresivamente arranque a la clase obrera de la lógica ideológica de su enemigo de clase y sea capaz de romper los consensos sociales sobre la que se construye.
Un propósito complejo en el que es necesario modular el discurso y su orientación, definiendo con claridad al destinatario. Por un lado la clase obrera en general, y, por otro, sus sectores más conscientes y organizados.
Es una batalla complicada en la que, a pesar de que nos marca el tiempo el Capital, el PCPE va a enfrentarla a la ofensiva, tratando de aglutinar el máximo de voluntades y compromisos en torno a la respuesta política que acordemos en nuestros órganos, teniendo en cuenta todas estas realidades y los recursos que, aquí y ahora, podemos destinar a este episodio de la lucha de clases.
A 3 de junio de 2022